Viena, qué hacer y ver en el corazón verde de Europa
La capital austriaca no ha perdido ni un ápice de su antiguo esplendor, a la vez que se ha convertido en uno de los destinos más limpios gracias a sus museos verdes, tiendas de segunda mano, viñedos y huertos urbanos
Viena está más viva que nunca. A la elegancia innata de la capital austriaca se suma desde hace ya varios años una corriente alternativa, impulsada por emprendedores e intelectuales que luchan por conferirle un aire más moderno a una de las urbes más bellas de Europa. La mayoría de ellos se han instalado en barrios como el distrito 4, el distrito 7 o el Karmeliterviertel (el barrio judío). En estas zonas alternativas lo habitual es encontrar huertos urbanos enfrente de las casas, pequeños supermercados que se autoabastecen con productos de sus propias granjas, edificios inteligentes e infinidad de tiendas de segunda mano.
Más allá de estas áreas cool, todos los vieneses están comprometidos con el respeto absoluto por el medio ambiente y luchan juntos para que la capital del vals siga siendo un referente en el cumplimiento de los 17 objetivos de desarrollo sostenible establecidos por la Agenda 2030 aprobada por la ONU en septiembre de 2015. Gustav Klimt y el Club de los Siete ya se atrevieron a soñar con una urbe más vanguardista y menos conservadora. Más de un siglo después, no ha perdido ni un ápice de su antiguo esplendor, y se ha convertido en uno de los destinos más armoniosos, verdes, relajados y ecológicos.
En 2023, la consultora internacional Mercer volvió a elegir a Viena como la mejor ciudad del mundo para vivir. Y en 2024, The Economist Intelligence Unit le otorgó el mismo título por tercera vez consecutiva. Aquí suceden cosas increíbles: viñedos cultivados en el mismísimo centro de la ciudad; abejas que construyen sus colmenas en las cúpulas de edificios históricos como la Ópera de Viena o el Kunsthistorisches Museum (Museo de Historia del Arte); o frondosos jardines en las fachadas de los edificios. Sus dimensiones razonables, dos millones de habitantes, la convierten en una urbe ideal para recorrerla con pausa, ya sea a pie, en bici o en transporte público. Sorprende contemplar que más del 50% de su territorio son parques y áreas verdes, y que es un auténtico paraíso para los peatones.
Los museos verdes de Viena
Probablemente, la antigua capital del imperio austrohúngaro sea una de las metrópolis con mayor número de museos verdes del planeta: por el momento, cuenta con un total de 17. El respeto por el medio ambiente y la eficiencia energética son algunos de los criterios imprescindibles para conseguir la etiqueta ecológica austriaca, que se otorga desde 2018. Si algo caracteriza a la cuna del vals es su devoción por los museos y centros de exposiciones. Los hay de todos los tipos y para todos los gustos: desde museos de renombre internacional hasta salas tan específicas como el Museo del Globo Terráqueo, el Museo de las Máquinas de Escribir y Calcular o el de Carruajes Imperiales. Todos ellos promueven un disfrute de la cultura de manera sostenible.
Destaca el recién renovado y ampliado Wien Museum, que narra la fascinante historia de la ciudad y presenta una apuesta por la energía geotérmica y una gran instalación fotovoltaica en su tejado ajardinado. Desde su espectacular terraza, las vistas sobre Karlsplatz y sus alrededores son imperdibles. Y el Kunst Haus Wien, popularmente conocido como Hundertwasser Museum, es el protagonista indiscutible en el elenco de museos verdes vieneses. Inaugurado en 1991, ostenta el honor de ser uno de los primeros museos verdes del mundo, así como el primero en recibir la certificación del Sello Ecológico Austriaco en 2018.
El artista y arquitecto Friedensreich Hundertwasser fue un pionero de la sostenibilidad y la defensa de los valores ecológicos, así que tampoco es casualidad que el logo de la etiqueta ecológica austriaca sea de su puño y letra. En los años cincuenta y sesenta del siglo pasado empezó a desarrollar y promover sus teorías en defensa de una arquitectura humana en armonía con la naturaleza. En sus propias palabras: “El arte debe respetar la naturaleza y sus leyes”. Su defensa acérrima de las espirales, la creatividad y los colores constituye el sello de todas sus pinturas y edificios. Completamente renovado en 2023 y 2024, el Hundertwasser Museum es en sí mismo un ejemplo de la visión de sostenibilidad de este genial artista, además de exponer sus obras pictóricas. Otra de las grandes peculiaridades de este lugar son los 10 árboles que crecen en sus ventanas y representan los valores medioambientales defendidos por el arquitecto y artista.
El vino vienés, cultivo centenario
Viena es un pozo de gratas sorpresas. Pasear por el centro de la ciudad y toparse con un viñedo urbano no es ciencia ficción ni un truco de magia. Esta es la única ciudad del globo que cultiva explotaciones vinícolas en el interior de los límites de la metrópolis (un total de 600 hectáreas). La calidad del agua de los Alpes, la fertilidad del suelo, la limpieza del aire y otros muchos factores hacen posible esta insólita circunstancia, aunque la tradición vitivinícola vienesa se remonta muchos siglos atrás.
Otro ejemplo de la sostenibilidad elevada a su máxima expresión es que, tal y como explica Rainer Christ, enólogo y propietario de la bodega Christ, en Viena hay zonas de cultivo que mezclan las vides con otros productos para aprovechar los recursos del suelo. Ello propicia que la tierra tenga más agua, entre otros muchos beneficios medioambientales. La uva típica de Austria es la grüner veltliner y el vino más característico, el Gemischter Satz: una especialidad vienesa que mezcla diferentes tipos de uvas en el propio suelo, contribuyendo así a crear un vino que se adapta a las prácticas sostenibles. En palabras de Christ: “Esta es la forma más ecológica de que crezcan diferentes vinos juntos, utilizando menos agua y menos fertilizantes”. Otro aspecto remarcable es que en esta ciudad el 42% del vino que se produce es bio, frente al 1,5% de la producción bio mundial. Los aficionados a los caprichos del dios Baco no pueden irse sin visitar alguno de sus legendarios heurige: tabernas populares en las afueras donde se sirve solo vino selecto vienés en un ambiente divertido y familiar. Se reconocen por las ramas de pino silvestre colgantes y la inscripción “Ausg’steckt”, que indica que está abierto.
Compras sostenibles
Mucho antes de que la palabra sostenibilidad invadiera nuestras conciencias para alertarnos de la necesidad de luchar por la preservación de nuestro entorno, en el Freihausviertel de Viena, muy cerca de Karlsplatz, ya existían iniciativas de compras sostenibles y responsables. Este barrio del distrito 4 siempre ha sido una zona experimental, un laboratorio de tendencias donde la moda vintage, los productos de segunda mano, las galerías de arte, los mercados de productos ecológicos y proyectos superalternativos han marcado la diferencia.
En el número 6 de la calle Schleifmühlgasse espera una de las sorpresas más revolucionarias y rompedoras. Gabarage es un proyecto de upcycling donde se da una nueva vida a productos y materiales obtenidos de forma gratuita para convertirlos en piezas de diseño únicas. Una forma original de alargar la vida de materiales supuestamente desechables y cubrir nuevas necesidades diseñando objetos atestados de estilo. Sumergirse en este universo es asumir que existen mentes profundamente implicadas en la transformación del mundo tal y como lo entendemos hoy. ¿Imagina sillones reclinables diseñados con anillas de antiguas carpetas, lámparas creadas con semáforos en desuso o mesas elaboradas con libros viejos? Una bendita locura que desarrolla, además, una labor social: el equipo profesional de este proyecto está integrado por personas con dificultades para acceder al mercado laboral. Unos metros más abajo espera la tienda de moda vintage más antigua de Viena. Se llama FLO Vintage – Nostalgische Mode (Schleifmühlgasse, 15A), existe desde los años setenta y en ella es posible adquirir incluso prendas de finales del siglo XIX.
Probablemente, el viajero haya desarrollado ya una suerte de síndrome de Stendhal con los valores que ensalza la sostenibilidad e irremediablemente sus pasos se encaminen después hacia Vollpension (Schleifmühlgasse, 16), uno de los proyectos sociales más hermosos y con mayor encanto de Viena: un café vintage de cuento donde un grupo de jubilados hornean y sirven deliciosos pasteles. Se trata de una iniciativa impulsada hace 12 años con una doble intención: combatir la pobreza entre las personas mayores y evitar esa soledad tan presente en las grandes ciudades. La visión del equipo fundador (Mike Lanner, Moriz Piffl , Julia Krenmayr y David Haller) es crear un mundo en el que los jóvenes y los mayores se relacionen de igual a igual, puedan aprender los unos de los otros, vivan juntos y se ayuden mutuamente. Los fines de semana se sirven deliciosos brunch donde no faltan las tartas, los strudel y toda suerte de repostería local. Es imprescindible reservar porque siempre está a rebosar.
Agricultura ecológica
Podría decirse que Viena es en sí una marca sostenible y ecológica. Casi 2.200 hectáreas de la superficie de la ciudad están destinadas a la agricultura y a la viticultura. La conciencia y la preocupación por el medio ambiente es tan elevada que la mayoría de los productos que se consumen en sus hogares y restaurantes proceden de granjas locales ecológicas. Las opciones de gastronomía vegana de alta calidad están presentes en la urbe desde finales del siglo XIX, con opciones tan originales como el Tian Bistro am Spittelberg (Schrankgasse, 4). Se trata de un innovador enfoque de la cocina vegetariana liderado por el chef Paul Ivić (una estrella Michelin). Cada vez es más habitual hacer la compra en los denominados greissler, pequeñas superficies donde se pueden adquirir todo tipo de productos frescos, sobre todo alimentos ecológicos. Una versión renovada de las antiguas tiendas de comestibles de barrio, que incluso producen sus propios vinos.
Los mercados locales están también muy enfocados al comercio ecológico y la sostenibilidad. En Karmeliterviertel destaca Karmelitermarkt: desde mayo es el único mercado europeo autosuficiente energéticamente. Y en el distrito 4, cada viernes y sábado tiene lugar el mercado agrícola del Naschmarkt, uno de los más famosos y antiguos de la ciudad (data del siglo XVI).
El maestro Gustav Klimt afirmó: “La belleza está en todas partes, solo tenemos que tener los ojos abiertos para verla”. Quizás soñaba con una ciudad muy parecida a la Viena actual. Una metrópolis verde con una excelente red de transporte público que conecta todos los rincones y que se autoabastece con energías renovables y apuesta por iniciativas éticas, ecológicas y sostenibles. Los vieneses, apasionados y conscientes de la belleza que atesora la joya del Danubio, comprendieron hace muchas décadas lo que dejó dicho el poeta y ensayista Gary Snyder: “La naturaleza no es un lugar para visitar, es nuestro hogar”.
La ciudad de las abejas
Más de 6.000 poblaciones de abejas han puesto sus colmenas en lugares tan insólitos como el tejado del Kunsthistorisches Museum o el Rathauspark. No es de extrañar si se tiene en cuenta que Viena está atestada de zonas verdes, siendo un hábitat ideal para estos insectos. La miel de la ciudad es famosa en el mundo por su exquisita calidad. Otros edificios con colmenas en el tejado son la Ópera Nacional de Viena, el pabellón de la Secesión, el Ayuntamiento y la Fábrica Nacional de Moneda.
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