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Muere a los 71 años Hundertwasser, artista del individualismo ecológico El pintor austriaco falleció durante su viaje de regreso a Europa desde Nueva Zelanda

El pintor austriaco Freidrich Hundertwasser falleció el sábado de un ataque al corazón mientras viajaba a bordo del crucero Queen Elisabeth II por el océano Pacífico, según informó ayer su agente, Joram Harel. El artista, pionero del ecologismo e incansable desfensor del individualismo en la arquitectura, se encontraba de regreso a Europa tras una estancia en Nueva Zelanda, lugar donde residía parte del año. Tenía 71 años.

Además de visitar el Palacio Imperial y la Cripta de los Capuchinos, los turistas que llegan a Viena acuden en masa a conocer el Museo KunsthausWien y el Edificio Hundertwasser, dos construcciones de fachadas irregulares y multicolores, techos llenos de plantas y suelos ondulados, que Freidrich Hundertwasser mandó construir entre 1983 y 1991. Al principio tuvo que combatir las limitaciones burocráticas para imponer sus gustos, pero no tardó luego en ser aceptado y respetado como artista establecido, y sus obras empezaron a esparcirse por todos los rincones del país.

Hundertwasser decoró la alta chimenea de una central de energía térmica en Viena, diseñó paradores de autopistas y exportó a Alemania, Suiza y otros países sus obras, que parecen juguetes de fantasía. Todas sus construcciones llevan su inconfundible marca: no existe la simetría ni el ritmo monótono, y siempre ostentan o esconden una espiral, su forma favorita.

El artista pintó su primera espiral en 1953. Había nacido en 1928 bajo el nombre de Stowasser. A pesar del entorno adverso, sobrevivió con su madre judía la época nazi. Incondicional contra las convenciones, redactó en 1959 un manifesto contra el racionalismo en la arquitectura. Sus ataques se dirigieron en primer lugar contra la línea recta, en la que veía un "un instrumento diabólico". El manifiesto publicado ese año tenía el título de Manifiesto del moho.

Contra la línea recta opuso la espiral. En 1959 abandonó un cargo de docente en Hamburgo cuando las autoridades le impidieron seguir pintando una Espiral infinita que salía de las paredes del aula de la Escuela de Bellas Artes.

Escándalos

Contra la monotonía, vestía calcetines de distintos colores y provocaba escándalos al quitarse la ropa en público. Pronunció su primer discurso desnudo en 1967, cuando reivindicó el "derecho a una tercera piel". También en 1968, cuando instó a liberarse de la corriente arquitectónica iniciada por el austriaco Adolf Loos.

Contra la imposición de la autoridad del arquitecto, reivindicaba el derecho de cada individuo a participar en el diseño de la propia vivienda, incluso en la fachada de edificios de apartamentos. Fue un ecologista de primera línea. En 1980 se le ocurrió plantar 100 árboles en Washignton y proclamar el "Hundertwasser day". Su idea de "embellecer y mejorar el mundo" no encontró muchas simpatías entre la élite de artistas en Austria. Se le criticó por ser poco profundo y ornamentalista, además de comercial. Austria vivió una inflación de Hundertwasser.

En 1985 fue nombrado oficial de las Artes y las Letras de Francia por el entonces ministro de Cultura francés Jack Lang. Desde mediados de los años ochenta, sus obras inundaron el mercado. Hay desde entonces sellos de Hundertwasser, objetos de todo tipo, souvenirs, e incluso una bandera para Nueva Zelanda. En este país diseñó recientemente unos aseos públicos, en la localidad de Kawakawa, que se han convertido en una auténtica atracción turística. Quiso también diseñar las nuevas matrículas de coches de Austria, pero las autoridades no se lo consintieron. Fue su única batalla perdida.

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