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La finura de Sanlúcar

Por la mañana, visita a una bodega. A la hora del aperitivo, langostinos y manzanilla en las terrazas de Bajo de Guía y de la plaza del Cabildo. Y por la tarde, un paseo por la playa o una excursión a Doñana

Caballos en la famosa carrera que se celebra cada verano en la playa de la localidad gaditana.
Caballos en la famosa carrera que se celebra cada verano en la playa de la localidad gaditana. C. Quicler

El mundo es un pañuelo. Eso pensamos ahora. No debieron de pensar lo mismo los navegantes que volvieron al muelle de Sanlúcar tras dar la primera vuelta al mundo. Habían partido en septiembre de 1519, a las órdenes de Fernando de Magallanes, 265 valientes y cinco naves. Regresaron 18 y una sola nave en septiembre de 1522, con Juan Sebastián Elcano de patrón. En esos tres años hasta tuvieron que comer el cuero del palo mayor, después de “remojarlo en el mar durante cinco días para ablandarlo un poco”.

Una bodega en Sanlúcar.
Una bodega en Sanlúcar.C. Pascual

Sanlúcar, que ya calienta motores para ese quinto centenario, era entonces un puerto próspero en el estuario del Guadalquivir, a pocas leguas de Sevilla. Ya había conocido la fortuna, cuando la mítica Tartesos (la Tarsis de la Biblia) cabalgaba sus orillas. Después de la conquista cristiana, entregado el territorio a Guzmán el Bueno y su estirpe, la casa de Medina Sidonia atrajo riqueza, se levantaron palacios, una docena larga de iglesias que parecen catedrales y conventos que parecen urbanizaciones. Luego llegó el negocio del vino y las bodegas. Sanlúcar de Barramedar es hoy, lo dicen los propios vecinos, una ciudad donde se vive bien. Debe de ser cierto, porque los cerca de 70.000 habitantes se duplican en verano. Como si allí regalaran los langostinos y la manzanilla que todos buscan.

10.00  Trajes de época en el castillo

Vamos a empezar por todo lo alto. O sea, escalando hasta la azotea del castillo (1, pinche sobre el mapa para verlo ampliado). Desde allí se puede fisgar Sanlúcar en 360 grados: el estuario del río, las playas, los barcos, las salinas, el Coto de Doñana en la orilla opuesta… El castillo es imponente, restaurado y abierto al público hace un par de lustros. Alberga una colección de mapas y otra, reciente, de trajes de época. Ya que estamos en esa acrópolis luminosa, podemos entrar en la iglesia de Nuestra Señora de la O (2), a pocos pasos; por dentro deja boquiabierto. De los varios templos y conventos conviene visitar el de las Carmelitas Descalzas, que exhibe una colección de arte sacro.

El Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda.
El Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda.L. F. Ayerves

También se visita por dentro el palacio de Medina Sidonia (3) (a las doce de la mañana) y el palacio de Orleans (4), que ahora es el ayuntamiento (por tanto, hay que colarse con una excusa convincente); esta antigua residencia estival de los duques de Montpensier, fantasía neomudéjar, animó a familias ricas de Sevilla a levantar las villas veraniegas que se alinean en la avenida de Bajo de Guía, varias diseñadas por Aníbal González. Por las cuestas del casco viejo, las bodegas descomunales y herméticas alternan con portadas nobles, embutidas en la cal de las fachadas. Hay varias rutas establecidas (del Barroco, de la Vuelta al Mundo…) de las que informa la oficina de turismo (en la Calzada de la Duquesa Isabel; www.sanlucardebarrameda.es).

12.00  Vino fino por doquier

Sala de barricas en una bodega de la localidad.
Sala de barricas en una bodega de la localidad.I. Ruiz Haro

Lo que más choca en la acrópolis sanluqueña son las bodegas. Muros ciegos, perspectivas metafísicas que parecen pintadas por De Chirico. El vino es la sangre de Sanlúcar, desde el siglo XVIII sobre todo. Y su buque insignia es la manzanilla. Un fino citado en el libreto de la ópera Carmen, estrenada en 1875; pero hacía ya décadas que la familia Barbadillo había patentado (que no inventado) ese vino, cuya crianza biológica se produce bajo las levaduras de un velo de flor. La estirpe familiar arranca cuando Benigno Barbadillo, que había hecho fortuna en México, se instala en Sanlúcar en 1821 y adquiere su primera bodega. Ahora la mitad del casco antiguo está copado por sus bodegas. En una de ellas se aloja el Museo de la Manzanilla (5), y en la misma visita puede contemplarse la bodega catedral llamada La Arboledilla. La visita a bodegas, cata incluida, es un rito obligado. Son varias las que abren sus puertas. En Bodegas Zuleta tienen además un centro de interpretación del vino.

14.00  Una playa para caballos

Todavía en la ciudad alta, la plaza del Cabildo es el ombligo urbano. Antiguamente el mar llegaba hasta la Banda de la Playa, a solo unos metros; los sedimentos del río fueron ensanchando el callejero, hasta el Bajo de Guía y la zona portuaria. Bajo de Guía (6) y la plaza del Cabildo (7) son los dos polos alimentarios de Sanlúcar. En la plaza y aledaños, los sitios de confianza son Casa Balbino, Barbiana, La Gitana o el gastrobar El Espejo. En Bajo de Guía, una hilera de restaurantes y terrazas flanquea al más prestigioso, Casa Bigote (dos espacios; la Taberna sale más a cuenta); también son de fiar Casa Juan, Mirador Doñana o Poma. La playa es una banda ancha que engloba en realidad cuatro playas urbanas (más otra, que llaman del Coto, cruzando en barco a la orilla opuesta). En esas playas encadenadas se celebran en verano unas carreras de caballos que son reclamo internacional. Y el Coto de Doñana es un santuario animal.

16.00  Navegando el río grande

Mapa de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).
Mapa de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).Javier Belloso

Al inicio de Bajo de Guía, una antigua Fábrica de Hielo (8) ha sido convertida en un magnífico centro de interpretación del Coto de Doñana. En realidad, un epítome de historia local; te enteras de cosas como que Isabel la Católica vino a conocer el mar, Quevedo acompañó al rey en alguna cacería o que Goya pintó a la duquesa de Alba (un retrato, y tal vez las dos célebres Majas) en uno de los dos palacios que ahora usan los jefes de Gobierno en vacaciones. En la misma Fabrica de Hielo se puede contratar excursiones para navegar por el río en el buque (que parece de vapor) Real Fernando. Algunas combinan barco y todoterrenos para explorar ecosistemas de Doñana (9), como el Pinar de la Algaida (www.visitasdonana.com, www.sanlucarsmile.com). La Lonja de Pescadores (10), que parece modernista, tiene apenas diez años; detrás se ven las montañas rutilantes de las salinas.

20.00  Ancha es la noche

Al regreso de la excursión, tiempo para terracear (vicio local) o hacer compras en sitios como Dulcería La Rondeña (11) o Casa Guerrero (12) (en torno a la plaza del Cabildo). No faltan garitos con espectáculo flamenco: Sanlúcar tiene su certamen flamenco, y su Manolo Sanlúcar; sesiones en Peña Flamenca Puerto Lucero (13) (Molinillo, 20) y en A Contratiempo (14) (San Miguel, 5). También hay Festival de Jazz en verano. La música clásica suena en el Auditorio de la Merced (15), antiguo convento del XVII (Joaquín Turina, asiduo veraneante, dedicó varias obras a Sanlúcar). La noche es muy abierta aquí, en la patria de Eduardo Mendicutti (El palomo cojo) y la rebelde Duquesa Roja (un cartel a la entrada de Sanlúcar proclama la ciudad como gayfriendly). Para dormir, hay hoteles con mucho encanto, como la Posada de Palacio (16) (www.posadadepalacio.com), la Hospedería Duques de Medina Sidonia (17) (www.ruralduquesmedinasidonia.com), Los Helechos (18) (www.hotelloshelechos.com) o Abba Palacio de Arizón (www.abbapalacioarizonhotel.com); un hallazgo, reciente y asequible, para hipsters: Hostal Alcoba (19) (www.hotelalcoba.com). Los tiempos cambian.

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