Partal 2006, luminosa frutosidad

Hay zonas vitivinícolas olvidadas que resurgen súbitamente con la aparición de un vino impensable. Así ocurrió en la murciana Bullas con Partal, obra de Pepi Fernández y sus hermanos, dispuesto a salir de la rutina y dignificar una denominación de origen reducida prácticamente a la cooperativa, donde se volcaba toda la uva, incluida la de las viejas cepas de monastrell.

Durante años se mantuvo en solitario. Y ahí sigue. Merece la pena recordarlo, ahora que la zona ha crecido y son varias las bodegas que elaboran vinos de calidad. Ellos continúan con su magisterio combinando con maestría la monastrell (50%) con cabernet sauvignon, merlot, syrah y tempranillo, fermentadas por separado. Y evitando las sobremaduraciones de la variedad levantina y los aromas pesados de compota y algarroba seca consiguen una expresión más fresca y más elegante, que completan con la crianza de 12 meses en barricas de roble Allier.

Así, el vino regala un baño de fruta madura, cálida y fresca a la vez, con un abanico de matices (ciruela, cassís, arándanos) envueltos en notas de hierbas aromáticas, flor marchita y la profundidad de la madera, especias y torrefactos. Para reafirmarse en un sabor equilibrado, cargado de luminosa frutosidad.