Absortos en sus pensamientos, los humanos posan en el mismo espacio y tiempo que las fieras. Comparten la misma solemnidad. No se tocan. Tampoco se miran, envueltos en una densa niebla —creada de forma artificial por máquinas no tóxicas— que funciona como un elemento unificador. Es la metáfora de un mundo que fue reconocible y ahora se difumina.En la imagen, Helen, de Zimbabue, que perdió sus cultivos por la sequía, posa con la jirafa 'Sky', procedente de una granja donde casi todos los animales murieron.