15 fotosPerúLa recuperación del alimento sagrado de los incasMás de 3.300 familias de agricultores en Perú se convierten en socios de una iniciativa agrícola para la conservación y uso sostenible de cultivos nativos de quinoa que están en peligro de desaparecerAndrea De FranciscisMaria Tavernini13 may 2021 - 14:16CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceOriginaria de los altiplanos entre Perú y Bolivia, la quinoa se ha clasificado muchas veces apresuradamente como cereal, pero forma parte de las quenopodiáceas, una familia que incluye numerosas especies, como la espinaca y la remolacha. Su cultivo en las mesetas pedregosas de los Andes, a unos 4.000 metros sobre el nivel del mar, se remonta a más de 5.000 años. Celedonio Ccampaza Baca, campesino y el facilitador del proyecto GEF Agrobiodiversidad SIPAM y del mecanismo de Recompensas por Servicios de Conservación de la Agrobiodiversidad (ReSCA), camina en su campo de quinoa 'plomo qoitu' en el distrito de Acora.“Fue un gran trabajo de los pequeños productores que recuperaron las semillas en peligro de extinción. ReSCA ha recolectado las semillas y las distribuye entre otros agricultores”, explica el facilitador del proyecto en Puno-Acora, Celedonio Campaza Baca. En la imagen, un campo de quinoa rojas y rosada – llamada 'misa jiura'- unas de las variedades que se han ido perdiendo.Con el aumento de la demanda mundial de quinoa y, por ende, de los precios, muchos campesinos peruanos se han dedicado al cultivo del grano milenario. Y si antes se producía para el consumo familiar, los precios han hecho que muchas familias del Altiplano prefirieran venderla y cambiar su alimentación por arroz y pasta. En la imagen, dos campesinos dedicados al cultivo de papas y maíz, otros dos productos tradicionales del Altiplano, descansan bebiendo una chicha en el pueblo de Maras.Los grandes productores que empezaron el cultivo intensivo de quinoa en la costa de Perú, usan, para aumentar el rendimiento, fertilizantes y pesticidas químicos contra bacterias, bichos, plagas y enfermedades causadas por la mayor humedad y la cercanía al mar. Un campesino del proyecto de agrobiodiversidad ReSCA enseña las plagas que afectan a la quinoa.Según datos del Ministerio de Agricultura y Riego de Perú, las áreas sembradas con quinoa han aumentado de 29.000 hectáreas en el 2005 a 68.000 hectáreas en 2014. Una mujer cosecha plantas de quinoa amarilla de calidad 'huaripunchu' en un campo cerca de al sitio arqueológico de Mallkuamaya, en los alrededores de la localidad de Puno.La producción de quinoa hoy abarca 65.280 hectáreas de cultivo y una producción de 89.775 toneladas, según los registros del 2019. En la imagen, mazorcas de quinoa blanca con amarillo y rojo de calidad 'kelluwitulla' que han sido rescatadas por las comunidades campesinas del Altiplano.La mejor quinoa sigue siendo la del Altiplano, donde la fluctuación de los precios ha impactado en la vida de los pequeños productores. En la imagen, dos campesinos en Molloco: muchos agricultores de la zona han mejorado sus condiciones económicas en los años del 'boom' de la producción de esta semilla.“Cuando éramos niños, la quinoa de colores era común: la producíamos para comerla. Luego, poco a poco, desapareció, desplazada por la blanca”, explica Eulalia Silva. Ella es campesina y pertenece a una de la más de 3.300 familias que son parte de ReSCA. En la imagen, enseña los frutos de su cosecha: quinua 'huaripunchu', 'misa' y 'chulpi' que ahora ha vuelto a cultivar para su propio consumo.El proyecto ReSCA, impulsado por el gobierno con el financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) y el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), está convirtiendo los agricultores y agricultoras en “socios estratégicos” para la conservación y uso sostenible de cultivos nativos. En la imagen, una campesina coloca las plantas recién cortadas contra un muro de piedra, tapadas, para secarlas y procesarla.“La quinoa es nuestro capital”, explica Manuel Flores Mendoza, presidente de la comunidad de Molloco. “Nuestros antepasados la han utilizado en ceremonias por milenios”, asegura este agricultor que cultiva su 'chacra', su campo agrícola, con técnicas ancestrales del altiplano andino y rotación de cultivo. En la imagen, varios hombres de la comunidad de Huantacachi Chila en Copaquira tocan instrumentos tradicionales por la danza que acompañan a la cosecha.Alimento sagrado de los incas por sus propiedades nutricionales y nutracéuticas, la quinoa se relacionaba con la religión y la cultura, que le atribuían propiedades sobrenaturales. En la imagen, la comida que se realiza como ofrenda en Copaquira, que incluye todos los productos autóctonos que se están recuperando: varios tipos de papas, maíz y habas.“Ahora los campesinos las están intercambiando entre ellos [las semillas de quinoa] y volvieron a consumirla: es una valiente alternativa para la seguridad y la soberanía alimentaria”, asegura el facilitador del proyecto en Puno-Acora, Celedonio Campaza Baca. En la imagen, una mujer en el centro del poblado de Copaquira.En los meses de la cuarentena por la pandemia de covid-19, muchas familias sin recursos en las zonas vulnerables de las ciudades se hundieron por la crisis alimentaria. “En este tiempo, volvió una costumbre antigua: en muchas comunidades, los pequeños agricultores han enviado remesas y comida a sus familiares en Lima, Ica y Tacna”. Es aquí, en el mercado semanal de Ilave, donde los pequeños agricultores venden sus productos al mayorista que luego lo llevan a las ciudades.La campaña mediática a favor de la quinoa, apoyada por estudios científicos que demostraban su valor nutritivo en los años de auge del vegetarianismo y la alimentación saludable, ha permitido la difusión global de este cereal, que comenzó a ponerse de moda en las dietas veganas de Occidente. Hoy se cultiva en 70 países de todo el mundo. La variedad blanca es la más solicitada por el mercado internacional, la más comercial, y la que más vale en el mercado.“Se cambió la narrativa: antes los del campo eran los pobrecitos, en este momento ellos sostuvieron a las ciudades”, explica Cesar Francisco Sotomayor Calderón, ex viceministro de Agricultura de 2014 al 2016. El 'boom' de la quinoa desde el 2013 ha impactado en las poblaciones locales a nivel económico. En la imagen, dos campesinas en el mercado de Ilave.