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Mini autopsias y moléculas para buscar la tuberculosis con respeto

La falta de medios y ciertos prejuicios culturales dificultan el manejo de cadáveres en busca de diagnósticos. Una técnica española desarrollada en 2018 y una nueva prueba molecular ayudan a dar con el bacilo de Koch en fallecidos

Imagen de archivo del laboratorio del hospital de Mozambique.
Imagen de archivo del laboratorio del hospital de Mozambique. JMN/Cover/Getty Images
Lola Hierro

Los médicos del hospital central de Maputo, capital de Mozambique, están acostumbrados a lidiar con todo tipo de retos sanitarios. Entre ellos, hay dos sin aparente relación: uno, la dificultad para hacer autopsias a cadáveres cuando se busca una causa de muerte debido a la falta de patólogos experimentados y al rechazo cultural que esta práctica genera en la sociedad. Aparentemente sin nada que ver, una segunda complicación: las muertes por tuberculosis no diagnosticadas a tiempo en un país, Mozambique, con una altísima prevalencia de esta enfermedad.

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Hace un par de años se solucionó el primero: un equipo de investigadores españoles formado por Quique Bassat, Clara Menéndez y Jaume Ordi  desarrolló una técnica de autopsias mínimamente invasivas (AMI) desde el Centro de Investigación en Salud de Manhiça, una organización mozambiqueña sin ánimo de lucro que promueve la investigación biomédica para mejorar la salud de las poblaciones más vulnerables con el apoyo del Hospital Clínic y del Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona. Con esta novedosa herramienta, lograron facilitar medios, ahorrar costes y conseguir la aceptación de las familias de los fallecidos. Para el segundo problema acaban de encontrar una respuesta: una prueba molecular que detecta la tuberculosis en el plasma y tejidos corporales extraídos a los cadáveres. Haciendo uso de aquella primera solución hallada en 2018, la de las mini autopsias.

Se estima que en 2018 fallecieron 1,5 millones de personas en el mundo a causa de la tuberculosis, una enfermedad infecciosa que afecta a los pulmones principalmente y que tiene cura, pero que es la que más mata en el mundo. No obstante, alrededor de un 30% de los casos anuales se queda sin diagnosticar según uno de los mayores estudios de autopsias realizado en África subsahariana, que mostró la elevada carga de esta infección en la población que fallecía en el hospital donde se realizó. Y si se diagnostican, a menudo no se puede hacer una autopsia para comprobar si esta fue la causa de la muerte.

Un equipo de ISGlobal ha dado con una manera para facilitar el diagnóstico de la tuberculosis como causa de muerte echando mano de la técnica AMI. La nueva tecnología se llama Xpert Ultra y se aplica a fluidos corporales como el plasma a los que es fácil acceder mediante la introducción en el cadáver de una aguja fina de biopsia.

"Se trata de una técnica más rápida y fácil de realizar en países de bajos ingresos y mejor aceptada por los familiares, ya que toma muestras de diferentes órganos con agujas de biopsia que apenas dejan marca," comenta Jaume Ordi, coordinador de los proyectos Cadmia y Cadmia Plus, de los que esta investigación forma parte. Ambas iniciativas tienen como objetivo diseñar técnicas de autopsias poco invasivas para hallar causas infecciosas de muerte así como evaluar la viabilidad de su uso en diferentes contextos culturales, religiosos y geográficos, y ambos han sido financiados por la Fundación Bill y Melinda Gates y el Instituto de Salud Carlos III de Madrid.

Alrededor de un 30% de los casos anuales de tuberculosis se queda sin diagnosticar

El estudio de Xpert Ultra ha sido coordinado por Miquel Martínez, microbiólogo en el Hospital Clínic de Barcelona e investigador de ISGlobal. Su equipó evaluó la eficacia de esta prueba molecular para detectar tuberculosis en 117 fallecidos en el hospital central de Maputo, unos diagnosticados previamente con esta enfermedad y otros no. Con la AMI recogieron muestras de pulmón, de plasma, del sistema nervioso central y de líquido cefalorraquídeo en el momento del deceso. "Esta técnica ya se utilizaba en diagnóstico en vivos", explica por teléfono Martínez. "Hace unos años lo que hicimos fue validar la técnica en tejidos obtenidos post mortem y ahora hemos aplicado el método para describir la carga de tuberculosis y hemos visto que hasta en un tercio de los casos analizados había evidencias de la infección", describe.

Cuando el Xpert Ultra fue aplicado a las muestras de pulmón, detectó correctamente el 78% de los casos de muerte por tuberculosis, y en el caso de las muestras de plasma halló el 67%. "Con los análisis combinados de las muestras de pulmón y del sistema nervioso central, solo el 15% de los casos se escaparon al diagnóstico", señala Alberto García-Basteiro, primer autor del estudio.

No solo en el caso de la tuberculosis; siempre es importante averiguar las causas de muerte y en particular es necesario cuando hablamos de enfermedades infecciosas en países con infraestructuras sanitarias débiles, como Mozambique en este caso. "Necesitamos estadísticas fiables porque ellas te darán una idea de la carga de la enfermedad y de la mortalidad, y por tanto sabrás mejor dónde tienes que aplicar los recursos, si tienes que reforzar la profilaxis, el diagnóstico clínico, la prevención para intentar dar mejor atención a los vivos y que no lleguen a morirse de la enfermedad", resume Martínez.

El siguiente paso de esta línea de investigación será que otros trabajos científicos lo confirmen. "A pesar de que es un estudio grande, tiene que ser corroborado en otros estudios nuevos, en otros países... Luego, creo que sí puede representar un método más sencillo para obtener datos de mortalidad por tuberculosis más precisos", destaca el microbiólogo.

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Sobre la firma

Lola Hierro
Periodista de la sección de Internacional, está especializada en migraciones, derechos humanos y desarrollo. Trabaja en EL PAÍS desde 2013 y ha desempeñado la mayor parte de su trabajo en África subsahariana. Sus reportajes han recibido diversos galardones y es autora del libro ‘El tiempo detenido y otras historias de África’.

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