Quejas por el satisfyer: "Caí en la campaña... ¡y encima lo pillé sin oferta!"
Lo han probado, pero el succionador de clítoris no les ha convencido. Nos cuentan qué le ven de malo
"Hasta el clímax en dos minutos", "el regalo estrella de 2020", un "aleluya" bien grande en el metro de Madrid, en plena campaña navideña... Nadie diría que el furor por un nuevo juguete erótico podría haber llegado tan lejos como lo hizo a finales del año pasado. El succionador de clítoris consiguió entonces lo inesperado, y no es exagerado decir que se convirtió en el juguete de la década. Hasta tal punto se hizo popular que algunos sexólogos calificaron su placer de revolución sexual. Pero los "aleluyas" emocionados, los "gracias, queridos Reyes Magos" y los "me da tiempo antes de ir al trabajo" han ahogado un reguero de quejas que, como las meigas, existir, existen. ¿Cuál es su fundamento?
"Es demasiado intenso y localizado"
"Todo el mundo hablaba muy bien del juguete, así que, charlando con unas amigas dije que me gustaría probarlo. Pocos días después era mi cumpleaños y me lo regalaron", cuenta Laura Aragó. Fue un fiasco total, pero no porque no hiciera nada: "Me resultó demasiado intenso". Y demasiado falto de creatividad, si es que se puede decir algo así de un juguete erótico. "Solo estimula una zona, y no me da nada de placer. De hecho, es más bien un cosquilleo desagradable, intenso y localizado". A Paloma Alma, CEO de la empresa de higiene menstrual Cyclo, le pasó algo similar. Lo compró al principio del confinamiento porque hasta su madre le había hablado bien del aparato. Pero, para ella, "no es una experiencia sexual interesante. El orgasmo es como unos fuegos artificiales, esto es algo mecánico", asegura. "Caí en la campaña... ¡y encima lo pillé sin oferta!".
El problema para ellas es que el succionador actúa solo sobre la parte externa del clítoris —el glande— y "este órgano es mucho mayor de lo que vemos en el exterior", aclara Ezequiel Pérez Campos, jefe del servicio de Ginecología y obstetricia del Hospital de Requena, en Valencia. En concreto, el glande mide solo uno de los 9 a 11 centímetros que tiene el clítoris de media. Dentro de lo que el especialista define como "un órgano de placer de considerable tamaño", lo que asoma al exterior viene a ser solo "la punta del iceberg", según la descripción de Alma.
"Estimular únicamente el glande puede resultar excesivamente intenso" porque, según aclara la sexóloga Irene Aterido, "distintos estudios han demostrado que el cableado nervioso es diferente en todas las vulvas. Esto puede hacer que para algunas mujeres el glande sea demasiado sensible, hasta el punto de que estimular solo esta parte del clítoris puede resultar doloroso".
"Consigo lo mismo yo sola"
Incluso entre aquellas a las que les gusta estimular solo el glande, hay algunas mujeres a las que no convence el famoso juguete porque no hace nada que no consigan ellas mismas con sus propias manos. "A mí me dijeron que era casi como una experiencia religiosa, un orgasmo imposible de conseguir de otra manera. Pero la realidad es que cuando lo he usado no me ha parecido para tanto. Disfruto más haciéndomelo yo misma", indica Marta González. Lo mismo le ocurre a Sofía Serena: "Yo me he masturbado toda la vida estimulándome solo el clítoris y consigo lo mismo con mis dedos. Tampoco tardo mucho más [entre las maravillas atribuidas al succionador está la capacidad de llevarte al orgasmo en dos minutos]". Ella prefiere aprovechar el segundo uso más común de la alcachofa de la ducha, siempre y cuando tenga una presión aceptable.
Puede que se trate de una cuestión de costumbres y sensaciones, explica la sexóloga. Y es que la vibración con la que estimula el succionador de clítoris no es del mismo tipo que la que proporcionan los juguetes a los que estamos acostumbradas. "La del dedo o el dildo clásico es mecánica, mientras que el nuevo juguete funciona por ondas y la sensación que produce es diferente". Sea como sea, pulsarse los botones del clímax, con o sin succionador, solo trae ventajas, incluso en una situación como la actual: las hormonas liberadas con el orgasmo —la dopamina y las endorfinas— nos ayudarán a reducir el estrés y a producir sensación de bienestar. Quizá hagan que la cuarentena sea un poco más llevadera.
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