‘Whatever it takes’, versión Eurogrupo
Ministros del Eurogrupo: no se equivoquen, esto no es una crisis fiscal, esto es una guerra. Y de las guerras se sale con un Plan Marshall, no con un Tratado de Versalles
En un poco más de una semana Bruselas ha echado mano de toda la flexibilidad del régimen de ayudas de Estado y del Pacto de Estabilidad. El límite para hacer frente a la pandemia no son las reglas comunitarias: es la capacidad de financiación de los Gobiernos. Su potencia de fuego depende del margen fiscal de cada país y del coste de financiación al que tienen que hacer frente. Y no todos somos iguales en la pandemia. El BCE ha sacado el bazuca para aliviar las tensiones en los mercados. El efecto benéfico sobre las primas de riesgo ha sido inmediato, pero la volatilidad en las Bolsas sigue muy elevada. Los inversores nos están diciendo que la incertidumbre sobre la duración y el impacto de la pandemia no se resuelve solo con liquidez. La salida de la crisis depende también de las medidas adoptadas por los Gobiernos y de su eficacia para minimizar los efectos permanentes, la histéresis.
La Comisión y el BCE están dispuestos a llegar tan lejos como haga falta. ¿Y el Eurogrupo? El pasado lunes era la ocasión de entonar su propio whatever it takes. Dio la bienvenida a las propuestas de la Comisión; no mucho más. ¿Qué podría hacer el Eurogrupo? El consenso dicta que hay que completar la unión bancaria y la unión fiscal, con alguna forma de mutualización de la deuda. El problema es que ese camino es largo y tortuoso, y las necesidades de financiación son de lo más urgente.
Este lunes se reúnen de nuevo los ministros de Finanzas: esperemos que apoyen a la Comisión en la activación de la cláusula de escape. Si bien esta cláusula no suspende los procedimientos del Pacto de Estabilidad, permite desviarse del 3% de déficit. Y lo más importante: posibilita una mejor coordinación de la respuesta fiscal de la UE. Aunque la financiación siga siendo nacional. El Eurogrupo podría comprometerse también a aprobar la propuesta de la Comisión de un reaseguro europeo de paro, lo que aliviaría los regímenes nacionales. Y, sobre todo, como patrón del Mecanismo de rescate (Mede), podría anunciar su disposición a otorgar líneas de crédito para sostener a los países más vulnerables aplicando una condicionalidad muy liviana. La histéresis es directamente proporcional a la duración de la pandemia, pero inversamente proporcional a la magnitud del estímulo fiscal.
No podemos repetir los errores de hace 10 años. Al año Keynes, el de la expansión fiscal, no debería seguirle el año Hayek de la austeridad. Ministros del Eurogrupo: no se equivoquen, esto no es una crisis fiscal, esto es una guerra. Y de las guerras se sale con un Plan Marshall, no con un Tratado de Versalles.
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