De China a Barcelona, siete edificios del maestro Vittorio Gregotti, silenciado por el COVID-19
El arquitecto italiano de proyectos urbanos a gran escala murió anoche a los 92 años a causa de la pandemia que estos días ha silenciado también la mayoría de sus edificios, desde una ciudad en Shanghái hasta el Estadio Olímpico de Barcelona
Vittorio Gregotti (1927-2020), el arquitecto italiano de estadios olímpicos como el de Barcelona y el Anillo de Monjuic, ha fallecido en Milán a consecuencia del coronavirus. El maestro moderno de proyectos urbanos a gran escala ha quedado silenciado por una pandemia que, como en una maldición bíblica, también ha vaciado sus edificios, desde China hasta Milán. Repasamos su trayectoria con Antonio Pizza, alumno suyo en su etapa de profesor en Venecia y catedrático de Historia del Arte y de la Arquitectura en la Escuela Técnica de la Universidad de Barcelona (ETSAB).
"Le interesaba la arquitectura de escala pública porque creía que la arquitectura podía transformar las ciudades e influir en la sociedad. Estaba muy comprometido con la posibilidad de mejorar las urbes contemporáneas interviniendo en residencias, vivencias, servicios públicos como bibliotecas e incluso cárceles", indica Pizza. Por eso, para él los edificios más llamativos no eran los más característicos.
Una de sus obras más significativas, "porque representa sus fundamentos filosóficos, que plasmó en su famoso libro El Territorio de la Arquitectura", fueron los barrios ZEN (Zona de Nueva Expansión) de Palermo, a finales de los sesenta. "Fueron muy polémicos y el proyecto no salió bien: él mismo lo reconoció". Se trata de una de las zonas más degradadas de la ciudad, con falta de infraestructuras públicas y exceso de delincuencia, cuyo futuro se decanta por la demolición.
"La arquitectura es una disciplina extremadamente compleja, como se expone en el ensayo de Gregotti, y trabajar con grandes escalas significa ampliar la perspectiva para incluir aspectos sociales, sociológicos y culturales", explica Pizza. "Analizar, por ejemplo, qué tipo de gente que va a vivir en un barrio y qué recursos tienen".
Gregotti fue un arquitecto muy prolífico y su obra cruza continentes. Desde la nueva ciudad de Pujiang, en Shanghái (China), del año 2007, hasta el Centro Cultuural de Belém (CCB) en Lisboa (1993), pasando por el teatro de la ópera Arcimboldi y la Torre en Via Pirelli en Biccoca (Milán), la Iglesia de San Massimiliano Kolbe en Bérgamo o la Galería de Arte Moderno y Contemporáneo Accademia Carrara en la misma ciudad; y el Grand Théâtre de Provence, en Aix-en-Provence (Francia), de 2007. Su último trabajo es de 2012: la renovación y transformación de una antigua fábrica de fundición al Teatro Leoperia en Follonica, en la Toscana (Italia).
En 2018, el PAC de Milán le dedicó una importante exposición antológica que, entre otras cosas,dejaba patente un hecho no tan común: ninguno de sus edificios se repite. "Estamos frente a un arquitecto que no se identifica con un lenguaje. Su apertura y porosidad es lo contrario del dogmatismo", señala Pizza. "Aplicaba una solución a cada proyecto según las circunstancias. Fue muy ecléctico desde el punto de vista formal, cuyo resultado era secundario para él. Él quería solucionar problemas. Si damos un repaso a su infinita producción vemos que hay un maremágnum de respuestas".
"Se diferenciaba del resto de sus colegas arquitectos de los sesenta a los ochenta porque, en aquella época, los arquitectos profesores teorizaban mucho pero construían poco. Sin embargo, él fue muy prolífico y al mismo tiempo mostró un gran compromiso teórico. La lista de libros que escribió es impresionante y confirma su carácter polifacético. Ni arquitecto ni profesor, era un intelectual".
Hoy Milán amanecía con varios mensajes de homenaje. El concejal de Planificación Urbana de la Municipalidad de Milán, Pierfrancesco Maran, escribía en Facebook: "Estos son días difíciles en los que los muertos a menudo se convierten en números y estadísticas, pero son dolorosos para muchas familias. Entre ellos también está Vittorio Gregotti, un gran arquitecto que en Milán ha dejado muchas huellas pero, sobre todo, el diseño del distrito de Bicocca. Tenía 92 años y desafortunadamente el coronavirus fue fatal. Cuando haya mejores tiempos, veremos cómo la ciudad de Milán puede recordarlo mejor".
El historiador de la Arquitectura Luigi Prestinenza Puglisi ha escrito: "Siempre lo he considerado un oponente y sería un error cambiar de opinión solo porque desapareció. Sin embargo, el mundo sin aquellos que piensan diferente a ti es más pequeño y menos interesante, ciertamente más pobre". El dolor expresado por el arquitecto Stefano Boeri, quien confió su memoria a Facebook, es profundo: "Un maestro de la arquitectura internacional se va en estas horas sombrías; ensayista, crítico, profesor, editorialista, polemista, hombre de las instituciones, que, siempre y sobre todo siendo arquitecto, hizo la historia de nuestra cultura. Concibiendo la arquitectura como una perspectiva: en todo el mundo y en toda la vida. Qué gran tristeza".
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