Un ave africana que el viento llevó a Canarias se come escarabajos amenazados
· El ‘Pimelia granulicollis’, conocido como bombón negro, está en peligro de extinción · La carraca abisinia se ha asentado en Las Palmas de Gran Canaria
Una llamativa carraca abisinia (Coracias abyssinicus) aterrizó en Gran Canaria hace unos dos meses procedente de las costas africanas, empujada por los vientos. La especie no existe en las islas y solo hay documentado otro ejemplar en 2014. La bella ave de vistosos colores eligió para vivir un céntrico lugar en Las Palmas de Gran Canaria: la Minilla. Allí se reproduce también un escarabajo endémico de la isla, el Pimelia granulicollis, conocido como bombón negro, que se encuentra en peligro de extinción y que forma parte de la dieta de la carraca, lo que le podría poner en problemas. Heriberto López, entomólogo del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en las islas Canarias, explica que la población de coleópteros acantonados en ese lugar es “genéticamente muy particular y diferente de otras poblaciones de la isla”. El investigador ha puesto en conocimiento de la Consejería de Medio Ambiente la existencia de la carraca al tratarse de una especie exótica.
La proximidad del archipiélago canario a las costas de África favorece que el viento sahariano empuje aves a las islas procedentes de la ruta migratoria que bordea la costa de esta región, así como del Sahel. “Incluso, en ocasiones, se han localizado aves procedentes de América arrastradas por ciclones o huracanes”, explica Yarci Acosta, delegado de la ONG ornitológica SEO/BirdLife. En el intenso episodio de calima y viento que azotó las Canarias la semana pasada, aparecieron numerosos ejemplares de dos especies de libélulas, que se confundieron con una plaga de langostas, insecto del que también llegó algún individuo, pero en menor cantidad. “Ambas son especies que ya existen en Canarias, así que no provocan problemas en la biodiversidad y no constituyen ninguna plaga”, matiza López. Los últimos vientos arrastraron también a una collalba desértica (Oenanthe deserti) o a petirrojos europeos (Erithacus rubecula).
La zona en la que se ha asentado la carraca se ha convertido en un improvisado observatorio para los aficionados a la ornitología. Entre ellos se encuentra Paqui Hernández que consiguió fotografiar a la carraca con uno de los escarabajos protegidos en el pico. “Tuve una gran suerte, porque normalmente suele estar posada en algún lugar alto como los cables de la luz, un poste o cualquier saliente”, describe.
El escarabajo era todavía abundante en la década de los setenta, pero la presión urbanística ha provocado el deterioro y disminución de los arenales donde vive. Incluso en el arenal de Maspalomas (al sur de la isla), el único que mantiene buenas dimensiones y un estado de conservación aceptable, la densidad del Pimelia granulicollis ha disminuido “probablemente por la presión de las visitas que soporta”, indica el Gobierno canario en un informe sobre la especie.
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