Viajar de Nigeria a Arco gracias a un concurso de arte
Un certamen organizado por la Embajada de España en el país africano busca la promoción de nuevos talentos. Lo ha ganado Kemi Sewell, una artista que explora la salud mental y la resiliencia femenina
La artista Kemi Sewell (residente en Abuja, Nigeria) visita esta semana España gracias al concurso que ha ganado con su obra The Fine Line (La fina línea), un trabajo en el que explora la salud mental y la capacidad de resiliencia de las mujeres. Su viaje la llevará en primer lugar a la feria ARCO, que se celebra hasta el 1 de marzo en IFEMA (Madrid) y seguirá por el Museo del Prado o el Museo Thyssen, en un recorrido artístico en el que la acompañarán mentores y entrará en contacto con otros artistas.
Sewell ha sido la finalista de un certamen visual organizado por la Embajada de España en Abuja que, desde que fue lanzado en 2006, premia anualmente a un joven talento. El galardón consiste en una estancia que coincide con la gran feria de arte contemporáneo de Madrid, “La idea es que los creadores puedan tener acceso directo a obras de arte internacionales, conocer a artistas de otros países y conocer también más sobre el arte español”, cuenta Eva Barta Martín, asesora cultural de la Embajada. La institución española ha sabido reconocer el valor las artes visuales, no solo desde el punto de vista cultural sino, también, en términos de desarrollo, tanto profesional como a escala económica mayor.
Dentro del mundo del arte africano, muchos consideran que las inversiones de los coleccionistas nigerianos son el nuevo gran motor desde el interior del continente, después del gigante Sudáfrica
No es casualidad que Nigeria sea el país de África Subsahariana donde más visible es el crecimiento y florecimiento de la escena artística contemporánea, con la apertura en los últimos años de numerosas galerías y gracias a eventos que están adquiriendo un verdadero peso internacional: el LagosPhoto, la joven Bienal de Lagos o la indispensable feria anual Art X Lagos, donde el principal objetivo son las transacciones entre representantes y coleccionistas. El número de estos últimos está en constante aumento en el país, una de las principales economías de África. Dentro del mundo del llamado “arte africano”, muchos consideran que las inversiones de los coleccionistas nigerianos son el nuevo gran motor de esta “fábrica” desde el interior del continente, después del gigante Sudáfrica.
Pero, la mayor parte de las iniciativas se concentran en Lagos, la capital económica, con una situación muy desigual respecto del resto del territorio. En Abuja sí existen algunas galerías e instituciones que trabajan dinamizando el ecosistema artístico de la ciudad, agentes con los que la Embajada colabora regularmente para la deliberación en este premio. “El jurado siempre está compuesto por representantes de la Embajada, de las instituciones públicas relacionadas con el arte (por lo general, la Galería Nacional de Nigeria), por un representante de la asociación nacional de artistas y por algún experto o coleccionista de arte”, aclara Barta Martín. “En esta ocasión, tuvimos la suerte de contar con Susa Garrido, jefa de proyectos de artes visuales y curadora de arte española, que actualmente reside en Abuja y que está trabajando muy activamente con artistas locales”.
La obra elegida por este jurado es un díptico que muestra el retrato fragmentado de un torso femenino. “La pieza muestra la relación, muy a menudo ignorada, entre el estrés y la ansiedad y los desórdenes depresivos que sufren las mujeres”, nos explica su autora. “Como en el resto de mis obras, intento representar las temáticas de una manera positiva. En este caso, me enfoco en la capacidad de reconocimiento y de cura. El retrato está fracturado, sin embargo sonríe”.
Las mujeres son el centro de la última edición del certamen, cuenta Barta. “Decidimos convocar el concurso solamente para ellas, sin restricción de edad, para promoverlas, pues siempre suelen quedar en la sombra”. Este problema no es ni de lejos exclusivo de Nigeria o de África. De manera periódica, y cada vez con más fuerza y respaldo, algunos colectivos de artistas denuncian la invisibilidad que suele afectarlas dentro de grandes estructuras. Sin ir más lejos, la edición ARCO 2018 fue testigo de la manifestación de un grupo de artistas que, bajo el lema “estamos aquí”, se pasearon por el IFEMA llevando en la cabeza un símbolo de geolocalización, como denuncia precisamente de la importante ausencia de mujeres expuestas en el evento.
La edición Arco 2018 fue testigo de la manifestación de un grupo de artistas que, bajo el lema Estamos aquí, se pasearon por Ifema llevando en la cabeza un símbolo de geolocalización
La propia Kemi Sewell confiesa que ser fotógrafa “ha sido hasta ahora todo un desafío” para ella. Forma parte desde 2013 de la FEAAN, la Asociación de Mujeres Artistas de Nigeria, fundada en 2011 y con base en Abuja. “Conocí a su presidenta, Ngozi Akande, y vi un ejemplo de feminismo práctico dentro del contexto nigeriano”. La FEAAN, como indican en su web, nació de la necesidad de respaldar el trabajo de artistas femeninas, que se encuentran en una posición de desequilibrio frente a sus compañeros. La asociación también se preocupa por la continuidad de las carreras de sus socias, que en su mayoría acaban interrumpidas en el momento de finalizar sus estudios o de casarse, para centrarse en la familia o en otras actividades, al considerarse que las profesiones artísticas son menos serias o que pueden llegar a aportar poco desde el punto de vista financiero. “La propia fotografía como forma artística necesita aún ser aceptada en una escala más amplia”, reclama Sewell. “Como comunidad, FEAAN lucha por la causa de las mujeres artistas en Nigeria, abogando por la igualdad de condiciones para que las artistas puedan exponer y ganar dinero con sus trabajos. Fue todo esto lo que me llevó a unirme a la asociación”.
La ganadora ha trabajado anteriormente temáticas que giran alrededor de la mujer, como en la serie en curso Breadwinners (que podría traducirse por “sostén de la familia”). Con imágenes tomadas en Abuja y sus alrededores, retrata a trabajadoras, “mujeres que constituyen el pilar fundamental de sus familias, madres solteras o que cargan con la responsabilidad de sustentar el núcleo familiar o incluso a parientes menos allegados”. Las mujeres son también las protagonistas de su serie Queen Amina’s princesses, realizada en un hostal de Abuja llamado Amina donde residen estudiantes llegadas de fuera, con modestos recursos y que, por diversos motivos, no obtienen plaza en las residencias universitarias oficiales. El hostal Amina funciona así como una residencia improvisada en una ciudad que acoge una importante población en edad de escolarización, proveniente de la zona noreste del país, particularmente castigada por el terrorismo. Una amenaza en buena medida dirigida contra los establecimientos escolares, espacios de un sistema educativo considerado por los fundamentalistas como depravado.
Sewell estudiaba en la universidad cuando tomó estas fotografías. “Me mudé al hostal durante un semestre y, básicamente, documenté mi realidad cotidiana”, nos cuenta. “Me inspiraba el ambiente en el que vivían las chicas”. El título de la serie, Las princesas de la Reina Amina, combina el nombre del hostal con el de la mítica figura de Amina de Zaria. Esta, conocida como “la reina guerrera”, dirigió en el siglo XVI la ciudad-estado hausa de Zazzau, en el noreste de la actual Nigeria, extendiendo sus dominios a través de grandes operaciones militares. Amina es vista por muchos como la primera mujer poderosa del país, y es una de las fuentes de inspiración de la artista, consciente de la lucha que supone ser mujer artista y fotógrafa.
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