Ropa ‘limpia’ para tu armario
Una aplicación francesa valora prendas según cuatro criterios: el humano, la salud, el medio ambiente y la protección animal
Clear Fashion es una aplicación móvil francesa que ayuda a comprender lo que se esconde detrás de las marcas de moda. Fue lanzada en septiembre del año pasado y tiene por objetivo, como su nombre indica, aportar luz y claridad al, a menudo, opaco mundo de la moda. La App escanea de manera gratuita a más de 70 empresas textiles (de momento) y valora sus productos según cuatro criterios: el humano, la salud, el medio ambiente y la protección animal.
La utilización es muy sencilla. El usuario toma la foto de la etiqueta de composición de la pieza de ropa y la aplicación analiza los componentes y las prácticas de la marca. Para cada pieza escaneada en la App, que puede encontrarse en Apple Store y Google Play, ofrece una valoración sobre 100 en función de los cuatro criterios. De momento está disponible solo en Francia, aunque tienen la intención de expandirse a escala internacional.
El 15% de los franceses utilizan una aplicación para “valorar las marcas” al realizar sus compras semanales
Clear Fashion espera aprovechar la ola tecnológica que se ha creado recientemente en el sector de la alimentación en Francia. Hoy un 15% de los franceses utilizan una aplicación para “valorar las marcas” al realizar sus compras semanales. Yuka, la App que da notas a los productos de la industria agroalimentaria, triunfa en el país con más de 12 millones de usuarios, lo que significa nada más y nada menos que un francés de cada seis.
La presión del consumidor es tan fuerte que el grupo de distribución alimentaria Intermarché anunció en septiembre del año pasado que cambiaría la composición de 900 de sus productos para mejorar la nota en Yuka. Se comprometió a sustituir 142 aditivos de esos centenares de productos en solo 18 meses: una tarea casi titánica. Está claro que hay mucho dinero y muchos intereses en juego. En España también está arrasando Yuka, ya que en seis meses ha conseguido más de dos millones de descargas. A la espera estoy de ver qué consecuencias traerá también para el sector agroindustrial en nuestro país.
En todo caso, Clear Fashion no es la única aplicación en el mercado con el objetivo de ayudar al consumidor a elegir mejor cómo vestirse. En España se lanzó el año pasado Ethical Time, que se presenta como la plataforma de moda sostenible, y de la que hablamos en esta entrada del blog. Y en Australia, por poner otro ejemplo, una organización sin ánimo de lucro, Ethical Consumers Australia, lanzó Good on you, que sigue la misma lógica de “señalar con el dedo” al que realiza malas prácticas y dar visibilidad por otro lado a quien apuesta por la moda ética. Según cuentan en su web, a día de hoy analizan el comportamiento ya de miles de marcas. Good on you cuenta además con una embajadora muy mediática, Emma Watson, para propagar la buena nueva de la “ropa limpia”.
No sé yo si Clear Fashion va a ser para el mundo textil del mercado francés lo que Yuka ha significado para el de la alimentación. El consumidor en Francia está hiper sensibilizado sobre la salud y la alimentación sana, y por eso mira al dedillo (o escanea al dedillo, para ser más exactos) los productos de la agroindustria. La tecnología le permite de repente hacerlo. A eso hay que sumarle una pérdida de confianza en las grandes marcas, que han forjado su prestigio a base de invertir millones de euros en publicidad, a veces, digámoslo claramente, algo engañosa.
En cambio, en la cuestión de la ropa no hay una implicación tan personal en la compra ni una consecuencia tan directa en la vida del comprador. Se conocen las malas prácticas del sector pero no se percibe un impacto tan negativo y tan directo sobre el consumidor. Encima la ropa es uno de los sectores donde se realiza más compra compulsiva generada por la presión mediática, publicitaria y cultural. “¿Qué te has comprado nuevo esta temporada?” o “Hay que seguir los dictados de la moda” son afirmaciones que para muchos se dan por descontado aunque no se lleguen a verbalizar. La cuestión de fondo en realidad no es tanto dejar de comprar ropa sucia (que sí que sería un tanto), sino dejar de comprar ropa nueva y punto.
La mejor pieza es aquella que remendamos, que transformamos, que reciclamos, que recuperamos, que donamos, que compramos (y vendemos) de segunda mano. Hay ya demasiada ropa en el mundo. ¿Por qué seguir consumiendo recursos —humanos, materiales, energéticos— por la pura vanidad de atiborrar nuestros armarios con más ropa de la que somos capaces de llevar? Es hora de dejar de seguir a la moda y es ya la hora ética: de exigir a la moda que sea ella quien siga los criterios del consumo responsable.
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