Dabiz Muñoz y Cristina Pedroche, la indómita madurez de dos chicos de barrio
El chef con tres estrellas Michelin y la presentadora consolidan su éxito como pareja y socios en los negocios
El pasado martes el cocinero Dabiz Muñoz cumplió 40 años triestrellado por la Guía Michelin y elevado a la categoría de “sueño hecho realidad” por su mujer, la presentadora Cristina Pedroche. Más de cuatro años después de su boda —contrajeron matrimonio ante notario el 27 de octubre de 2015, en su casa, vestidos con vaqueros y con sus padres como única compañía— este matrimonio de “chalados”, como les califican algunos, parece dispuesto a llevar la contraria a los que apostaron por una relación efímera.
“Eres mi todo. Mi paz. Mi hogar. Mi amor. Mi vida. Mi tranquilidad. Mi familia. (...) Porque te quiero y tú siempre me tendrás”, así de rotunda fue la declaración de amor de Cristina Pedroche en su Instagram. Él no se quedó atrás: “Soplando velas en DiverXO con mi amor @cristipedroche, ¿con quién y dónde iba a estar mejor?”.
Su pareja funciona y su negocio también. La genialidad del cocinero que se crió en el popular barrio madrileño de La Elipa ganó el pulso a su pasión por el fútbol, donde llegó a ser canterano del Atlético de Madrid. Dejó de lado el interrogante de adónde habría llegado como deportista y se convirtió en estrella de los fogones. Por su parte, Pedroche, 31 años, vallecana de nacimiento y por convicción, estudió Turismo y Dirección de Empresas en la Universidad Rey Juan Carlos, sintió el pellizco de la tele y el golpe de suerte que llegó de la mano de una renuncia ajena. Porque cuando Pilar Rubio decidió abandonar su puesto de reportera dicharachera en el programa de La Sexta, Sé lo que hicisteis, llegó Pedroche para sustituirla y no desaprovechó la ocasión de hacerse un hueco entre esos presentadores que cuentan con las bendiciones del público. Tantas como para llevar seis años consecutivos siendo la encargada de presentar las campanadas de Fin de Año, primero en La Sexta y después en Antena 3. Cierto que la expectación y polémica que crean sus vestidos tienen parte de responsabilidad, pero no menos veraz que las cifras la acompañan y que este año, tres minutos antes de que 2019 llegara a su fin, consiguió por primera vez rozar la audiencia de La 1, la reina histórica de ese momento televisivo codiciado por los anunciantes.
Que Cristina y Dabiz (así, con b y z por arte de la mercadotecnia) se ríen, se lo pasan bien juntos y se ponen las críticas por montera es una obviedad. No lo es tanto el secreto de su éxito personal y profesional, una sabia y equilibrada mezcla de naturalidad de chicos de barrio, inofensiva chulería y contagiosa espontaneidad que provoca simpatía entre quienes siguen viéndoles como uno más de los suyos a pesar de estar bañados por el brillo de las estrellas, cada uno en su terreno.
Ambos son un terremoto, comparten una renovada pasión por el deporte que en el caso del chef se centra ahora en correr —hasta el punto de haber conseguido finalizar el último maratón de Valencia— y en cierta manera ambos son excesivos y amantes del riesgo y la provocación. “Dabiz va a hipervelocidad en todo y arriesga hasta el límite”, afirma un crítico gastronómico que le conoce bien, “pero tiene una capacidad portentosa para el equilibrio. Es un caos, pero ahí está su genio, porque consigue una fusión de sabores que no hace nadie y sus platos tienen todas las sensaciones que te puedas imaginar”.
Ella ha sido capaz de seguir su intuición y dejar a un lado la presión de las críticas, en algunos casos feroces, para convertirlas en gasolina de su propia autoestima. A pesar de la facturación millonaria de los restaurantes del cocinero —DiverXo en Madrid y StreetXo, también en la capital española y en Londres— probablemente la cuenta de resultados favorezca a la presentadora. El exigente cocinero lo es consigo mismo, con su equipo y con el nivel de su cocina, pero también tiene fama de ser uno de los empresarios gastronómicos que más paga a sus empleados. Cristina Pedroche es socia e inversora en los negocios de su marido: “No iba a ir a buscar dinero fuera cuando lo tenía en casa”, afirmó la presentadora el pasado mes de agosto en Cinco Días refiriéndose al momento en que necesitó dinero para abrir su local en Londres.
El tándem funciona y él, inmerso ahora en conseguir promoción internacional, acaba de declarar a la revista Men's Health que su esposa es su “yoga”.“Cristina lo afronta todo con positivismo y con una sonrisa, ella es mi vía de escape, la alegría de mi vida y me ayuda a ser feliz”. Un bálsamo para esos pensamientos obsesivos que ha confesado le hacían infeliz antes de conocerla.
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