Gente buena, gente amenazada
Ellos y ellas defienden los más altos valores éticos y morales, pero son perseguidos en sus propias tierras
Propongo un juego –casi macabro, porque cuesta vidas– para visibilizar estigmas. Comienzo. Me piden cerrar los ojos y pensar que estoy en una sala con 150 personas acusadas de todo tipo de horribles delitos: tráfico de personas, asociación ilícita, usurpación agravada, coyotes. Otras son objetivos militares, algunas de ellas han recibido disparos, o torturas en cárceles, violaciones sexuales. La prensa de sus países los llama terroristas, les han quemado sus casas y la policía les hostiga. El miedo que sentiría es horrible.
Siguiendo el juego, me preguntan sobre lo que creo que me encontraría. No lo sé, pero seguro que nada bueno: almas desgarradas, rasgos duros, ásperos, ojos que no miran, cicatrices, dientes apretados, sucios, cuerpos atrofiados y artificialmente musculosos. Malos, gente mala.
Ahora me preguntan ¿qué creerías que han hecho? Imagino habrá algún violador, atracadores de bancos varios, sicarios a doquier, matones a sueldo, narcotraficantes, proxenetas y algún traficante de niños.
Ahora por fin abro los ojos y me siento confundido. Todos me miran, pero no coinciden los rasgos de las personas que tengo enfrente con las acusaciones que se han hecho sobre ellas. Encuentro gente –digamos– normal, de diferentes procedencias. Algunos son jóvenes; otros, no. Altos, bajos, serios, sonrientes o malhumorados. Algunos bromistas; otros, no. Todos me generan confianza. No entiendo el juego.
¡Qué está pasando! Exclamo, pero ¡qué han hecho, para que os torturen y os encarcelen! Y uno por uno me lo van diciendo. "Soy periodista en Nigeria y defiendo los derechos de los niños". "Yo soy de Uganda y preservo los bosques". "En mi caso canto rap contra la corrupción en Zambia", "yo defiendo los derechos LGBT+ en República Dominicana", ."...defiendo el aborto en El Salvador". "Soy homosexual y nací en Arabia Saudí". "Nosotros ayudamos a que los migrantes no mueran en Centroamérica, en el Mediterráneo, en Colombia, no importa el lugar". "Yo lucho para que una empresa minera no contamine los ríos de los cuales bebemos y nos sanan".
En peligro constante
"En 2018, se documentaron 164 asesinatos de personas defensoras de la tierra y del medioambiente; se trataba de personas comunes y corrientes asesinadas por defender sus hogares, bosques y ríos de las industrias destructivas. Muchas más personas fueron silenciadas a través de ataques violentos, arrestos, amenazas de muerte o demandas judiciales". - Global Witness
Personas que defienden y promueven los más altos valores éticos y morales del ser humano, los más elevados. La Declaración Universal de los Derechos Humanos que sus países ratifican, y es un faro que pone luz donde la oscuridad es barbarie. Lo hacen de manera pacífica, a través de un uso estricto de vías democráticas y por ello les hostigan, matan, queman sus casas, detienen o acusan de terrorismo.
Son defensores de derechos humanos y lo han contado la semana pasada en Dublín. Convocados por la excelente organización Front Line Defenders, dedicada a proteger a los que están en la primera línea. Con la participación de Michelle Bachellet, Comisionada por los Derechos Humanos de la ONU, más de 120 personas amenazadas y hostigadas de 80 países han compartido sus experiencias, las causas que les mueven, estrategias para protegerse y, sobre todo, cómo seguir construyendo un mundo mejor para las siguientes generaciones. Qué más importante.
Abrí los ojos que mantienen cerrados sus torturadores, los gobiernos y empresas del norte y del sur que los criminalizan, estigmatizan y encarcelan. Y me di cuenta de que no había lugar más seguro en el mundo que donde me encontraba, con quienes me rodeaban y cobijaban. No había lugar en el mundo con más gente buena reunida. Gente amenazada.
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