España promueve la suspensión temporal o el canje de la deuda de los países más pobres
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo advierte de que 56 naciones dedican el 10% de su presupuesto al pago de intereses, casi el doble que hace una década y en detrimento de la educación, la sanidad y los servicios públicos


Zeinab está un poco nerviosa. Lleva años con un problema de oído y es la primera vez que se somete a un escáner de la cabeza. Tras tumbarse, el técnico de radiología Ahmedou Bamba cierra la puerta mientras su compañero Abdel Malek arranca la máquina. En pocos minutos, concluye la prueba y pasa el siguiente: cada día, esta máquina contribuye de manera decisiva al diagnóstico de unos 15 pacientes en el Instituto Nacional de Hepatovirología de Nuakchot. Con 64 detectores, es el mejor escáner de toda Mauritania y llegó al hospital en 2019 gracias al programa de canje de deuda externa entre este país y España, que incluyó, además, la formación de tres manipuladores y un ingeniero biomédico.
El pago de la deuda externa por parte de los países más pobres del mundo alcanza “niveles alarmantes” y podría revertir los logros en materia de desarrollo de los últimos años, según un reciente informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Hoy en día, el pago de los intereses supera el 10% del presupuesto público en 56 países, casi el doble que hace una década. Entre ellos, 17 naciones rebasan el 20%, cerca del límite de la suspensión de pagos.
Para aliviar el pago de esta deuda, el Gobierno español ha propuesto medidas como la suspensión del pago de la deuda durante un año en caso de crisis climática, sanitaria o natural, o canjear la deuda por proyectos de desarrollo, como ha hecho en Mauritania. “En octubre, España aumentó en casi un 40%, hasta los 400 millones de euros, su contribución para combatir la pobreza en el mundo y hemos adaptado las cláusulas de nuestros contratos de deuda para permitir a estos países deudores suspender pagos en caso de desastres naturales, una crisis sanitaria o alimentaria”, afirmó Carlos Cuerpo, ministro español de Economía, durante la reunión de ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G20 celebrada la semana pasada en Ciudad del Cabo, Sudáfrica.

En cuanto a los programas de canje por deuda, no son nuevos, surgieron hace décadas y España, que hasta 2023 tenía una deuda acumulada de 12.324 millones de euros, ha recurrido a ellos de manera muy activa: en los últimos 25 años, el Gobierno español ha desarrollado 47 programas en 28 países, lo que ha supuesto una conversión de 1.645 millones. En la actualidad hay 17 programas activos en 21 naciones africanas y latinoamericanas más Jordania, que suponen 982 millones.
Mauritania es un ejemplo de cómo los programas de canje por deuda mejoran la vida de un país. Además del escáner que España envió al hospital de Nuakchot, el país recibió un bloque operatorio completo y material de diagnóstico. “Hoy somos un centro de referencia nacional en endoscopias, tomografía computarizada y cirugía celioscópica, gracias a estas donaciones”, asegura Brahim Ahmed, director adjunto de este centro hospitalario, que recibe miles de enfermos al año y que cuenta con unos 140 trabajadores.
La salud no es el único ámbito donde el canje de deuda contribuye al desarrollo de Mauritania: en este momento se está llevando electricidad a 25 localidades rurales del país y se va a rehabilitar y dotar un centro de formación en energías renovables en Aleg, al sur. En los últimos años, se han fijado dunas, creado reservas de pastoreo, mejorado pozos, rehabilitado centros de salud y donado ambulancias.
Los efectos de la pandemia
De hecho, fue a partir de la pandemia de covid-19 cuando las cosas se pusieron mucho peor. Algunos países cayeron en suspensión de pagos de su deuda externa para poder hacer frente a los desafíos económicos de la crisis y otros, para evitarlo, comenzaron a destinar cantidades cada vez mayores de su presupuesto al pago de sus compromisos financieros. Todo ello suma para poner en serio peligro el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados para 2030 en materias como la educación, la pobreza, el hambre o la salud. En este contexto, el canje de deuda se perfila como un instrumento para que el Sur Global se realinee con los ODS, junto a la mejora de los mecanismos de liquidez y las cláusulas de suspensión del servicio de la deuda, y España está liderando los esfuerzos internacionales para que otros países se sumen a esta iniciativa.
Los programas de canje permiten a un país deudor convertir una parte de su deuda en proyectos de desarrollo o financiación de sus sistemas públicos en coordinación con el país acreedor
“La conciliación entre deuda y desarrollo podría causar la pérdida del progreso del desarrollo alcanzado en una década en muchas de las naciones más pobres del mundo”, dijó Achim Steiner, administrador del PNUD, durante la reunión de ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G20. “La comunidad internacional no debe esperar hasta el último momento para ofrecer soluciones financieras concretas. Una nueva iniciativa de alivio de la deuda tiene sentido, tanto desde el punto de vista financiero como político”, remarcó.
Precisamente Naciones Unidas ha elegido a España como sede de la IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, que se celebrará en Sevilla del 30 de junio al 3 de julio de este año y que sigue a la que tuvo lugar en Adís Abeba hace una década. “El acuerdo alcanzado en Etiopía es muy bueno, pero carecía de medidas concretas. Lo que se busca ahora es analizar dónde estamos respecto a los ODS y tratar de acelerar su cumplimiento con decisiones claras. El canje de deuda no es el único elemento, pero juega un rol importante”, aseguran fuentes gubernamentales. A modo preparatorio de la conferencia de Sevilla habrá un encuentro en la sede de Casa África en Las Palmas de Gran Canaria el próximo 18 de marzo.
Dos de cada cinco personas en el mundo viven en un país que gasta más en el pago de los intereses de su deuda que en la educación o la sanidadCarlos Cuerpo, ministro español de Economía
A dicha sesión, organizada por el Gobierno español y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), acudirán representantes de países como Francia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Mauritania, Alemania, Honduras, Guinea-Bisáu, Costa de Marfil, Egipto o Italia. “La idea es establecer un marco de comunicación para intercambiar todas estas experiencias, ver qué elementos se pueden mejorar en ámbitos como la gestión, los principios medioambientales o las lecciones aprendidas, así como establecer una alianza de países que quieran implementar programas de conversión de deuda”, explican desde el Gobierno de España.
Los expertos coinciden en que los programas de canje de deuda son iniciativas válidas y positivas, pero que plantean tres problemas. El primero es la escala, que normalmente es muy pequeña en relación con el importe de la deuda soberana de un país. En segundo lugar, están los costes de transacción, que suelen ser altos para operaciones relativamente modestas. Y, finalmente, si se trata de iniciativas aisladas su impacto se reduce.
España ha desarrollado alguna experiencia de canje de deuda en la que el dinero ha ido a parar a acciones en el país implicado de The Global Fund, organismo internacional que lucha contra la malaria, el VIH y la tuberculosis, lo que permite agilizar y reducir el coste de la operación. Sin embargo, esto no resuelve otra de las críticas que se dirigen a los programas de canje de deuda, la cuestión de la soberanía plena por parte de los países del Sur respecto al destino de los fondos.
Pese a todo, Carlos Cuerpo, ministro español de Economía, lo tiene claro. “Vivimos momentos de elevada incertidumbre, las tensiones geopolíticas y la amenaza de una guerra comercial generan temores sobre el futuro de la economía mundial. Esto nos afecta a todos, pero sobre todo a los países más vulnerables, muchos de ellos en África, que podrían enfrentar importantes limitaciones para proveer de servicios básicos a sus ciudadanos. Dos de cada cinco personas en el mundo viven en un país que gasta más en el pago de los intereses de su deuda que en la educación o la sanidad”, aseguró desde Ciudad del Cabo. Por ello, insistió Cuerpo, España llevó al encuentro del G20 “una agenda ambiciosa para reforzar la cooperación internacional y aumentar la financiación al desarrollo”, iniciativas que también llevará a la cumbre de Sevilla.
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