La inmersión de Jaime Lorente
Jaime Lorente se sumerge en el lanzamiento de la nueva temporada de la serie que le ha propulsado al estrellato, 'La casa de papel'. Su secreto para evadirse de esta vorágine es entrar en contacto con el agua de la mano del perfume del verano, Acqua di Giò
Hay actores que se encuentran en el momento justo y en el lugar adecuado, pero el caso de Jaime Lorente (Murcia, 1991) es distinto. Pocos intérpretes pueden presumir de haber participado no en una, sino en dos producciones españolas que se han convertido en fenómenos a escala internacional. Porque con Denver, en ese éxito arrollador que es La casa de papel, y Nano, su personaje en una Élite que ha redefinido las series adolescentes, él ha llegado a un nivel de exposición que a otros intérpretes les cuesta décadas lograr. Para no perder su centro de gravedad, busca la conexión con la naturaleza y la ligereza del agua de la mano de Acqua di Giò, el perfume del verano.
“El éxito no es un objetivo estable que lo consigues y permanece perenne”, explica Lorente con el aplomo que le confiere, además, su experiencia en una serie de largo recorrido como El secreto de Puente Viejo. “No hay ninguna fórmula ni hay nada establecido para adaptarse a algo tan gordo como La casa de papel”, continúa. “Cada persona es un mundo. A mí me ha costado un poquito dar ese giro de 180 grados, pero hay que intentar sacar lo mejor de ti mismo y ser fiel a ti mismo dentro de ese nuevo contexto”.
Esa manera de poner los pies en el suelo es algo natural en él, fruto de la importancia que le otorga a su profesión. “Hay que poner en la balanza lo que uno prefiere, y la profesión pesa más que el éxito”, afirma. Porque, como él mismo explica, no recuerda el momento en el que decidió perseguir el sueño de dedicarse a la interpretación, sino que siempre estuvo allí. “Fue un proceso natural e inevitable. Desde bien pequeño hice mucho teatro y encontré una conexión emocional y artística con el escenario que me daba la vida. Sentía que podía hablar de una forma muy diferente encima del escenario. Eso me enamoró”.
Pero el amor a una profesión, a veces, no es suficiente para mantener la cordura ante una exposición tan enorme como la que está viviendo. Los momentos de paz, de reencontrarse consigo mismo, son necesarios para alguien que intenta asimilar lo que le está sucediendo a la vez que se prepara para metas mayores. “Regalarse esos momentos en los que puedes desconectar, pensar en tu día, en uno mismo y que te hacen un clic en la mente es importantísimo”, asegura.
Desde bien pequeño hice mucho teatro y encontré una conexión emocional y artística con el escenario que me daba la vida
Las formas para lograr esa desconexión son, por tanto, fundamentales. Él las encuentra en el contacto con sus raíces (“los amigos, una terraza, una cerveza, y hablar con mi gente de siempre”) y, sobre todo, en el deporte. “Voy al Gimnasio y corro, corro mucho”. Pero ese estado mental es aún mayor cuando entra en contacto con el agua. “Lo que me gusta de nadar es que no hablas con nadie, todo es para ti mismo”.
La conexión natural, con el elemento líquido, le une también a Acqua di Giò, la fragancia de Armani que encaja en su conceptión natural del estilo. “Mantengo un estilo fiel, también en mi imagen. Soy un tío de pitillos, camiseta básica y zapatillas. Me gusta, y creo que lo atractivo es tener una esencia”, afirma. Él huye de artificios y de máscaras para no olvidar en ningún momento quién es. "Si la moda te respeta tu esencia, irás bien, y si no, no", continúa. "Veo a mucha gente que se disfraza por ir a la moda y ves que eso no va contigo. Hay que buscar esa comunión entre lo que uno es y lo que la moda le ofrece".
Ese contacto con lo básico es lo que le ayuda a equilibrarlo todo, hacer balance de todo lo que le ha sucedido hasta ahora y prepararse para lo que viene. Porque no se pone límites. “Me gustaría intentar hacer todos los personajes del universo, todos los que tuviesen algo especial que comunicar”, asegura, pero teniendo claro lo que no quiere perder por el camino. “Me gustaría ser el mejor actor de mí mismo”, cuenta.
Esa esencia, en su caso, también incluye otra pasión, la de la poesía. Recientemente ha publicado A propósito de tu boca, un poemario que le muestra en una faceta para muchos desconocida. “Lo que me atrae de la poesía es que soy yo, absolutamente. Todo lo que escribo soy yo, no hay ningún personaje de por medio. Es una forma bonita de expresar lo que siento”.
Con todas esas pasiones, el camino de Jaime Lorente avanza firme, a una velocidad de vértigo pero sin perder el norte en ningún momento. En esa inmersión, sus metas van “cambiando día a día”, como él mismo asegura. Lo que sí tiene claro es que hay mucho más allá. “Trabajar en EE UU es algo que está bastante presente”, confiesa. El futuro, por tanto, no tiene límites.
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