El Olimpo de los superhéroes
Los relatos de héroes y dioses siguen poblando el imaginario colectivo
Las cifras que acompañan el estreno de Vengadores: Endgame demuestran que los superhéroes no solo velan por la humanidad, sino por la taquilla mundial. El final de la saga del universo Marvel se ha convertido en el primer filme en recaudar más de 1.000 millones de euros en un fin de semana en todo el mundo. En España se proyectó en el 40% de las pantallas disponible, una auténtica colonización cultural pero extraordinariamente rentable: en cuatro días la vieron 1,8 millones de personas. El fenómeno es además global: en China alcanzó una recaudación de 300 millones de euros.
Más allá de la capacidad de promoción de los grandes estudios de Hollywood, el éxito de Vengadores demuestra hasta qué punto no podemos despegarnos de los cuentos de dioses y héroes, que la humanidad narra de forma oral desde antes de que existiese la escritura. No deja de ser curioso que la segunda saga más exitosa de la historia del cine sea Star Wars, que representa también un relato de héroes perdidos y seres con poderes sobrenaturales, y que medio planeta ande pendiente cada domingo de lo ocurre en los Siete Reinos. Es como si los ecos remotos de Homero siguiesen flotando sobre el imaginario colectivo, en forma de batallas, explosiones y festivales de efectos especiales.
En su último libro, Grecia para todos (Espasa Calpe), tan entretenido y erudito como todos los suyos, el gran helenista Carlos García Gual recuerda dos frases certeras sobre la mitología griega: "Los mitos viven en el país de la memoria", de Marcel Detienne, y "Un pueblo sin mitos se moriría de frío", de Georges Dumézil. "Los mitos son relatos fabulosos que perviven transmitidos desde lejos en el imaginario colectivo. Son algo así como las historias sagradas de la tribu", escribe el propio García Gual.
Los superhéroes, los personajes de Juego de tronos o de La guerra de las galaxias cumplen en gran parte esa función de relato colectivo. Como en los viejos mitos griegos, las fronteras entre el bien y el mal no están siempre claras, los dioses con poderes extraordinarios se mezclan con los humanos, mientras la memoria se va alimentando con esos relatos que, en algunos casos, acompañan a los espectadores desde la infancia. Sin ellos, efectivamente, pasaríamos mucho frío.
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