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VISIONARY VOICES
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cómo lograr equidad en materia de salud

Las desigualdades en acceso sanitario no son inevitables, son el producto de las injusticias que las personas hemos creado. Nosotros también tenemos el poder para eliminarlas

Jamie Street (Unsplash)
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En el año 2015, el mundo se comprometió a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), una agenda integral que cubre prácticamente todos los aspectos del desarrollo, hasta el año 2030. Sin embargo, el mundo aún tiene que adoptar el tipo de enfoque deliberado, sistemático e inclusivo que se necesita para eliminar las desigualdades que impiden que miles de millones de personas disfruten de una vida longeva y saludable.

El informe de las Naciones Unidas del año pasado sobre el progreso con dirección al logro de los ODS mostró que la cantidad de personas que enfrentan el hambre en realidad está creciendo, al igual que la cantidad de casos de malaria. Además, según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, las consecuencias de este fenómeno están surgiendo mucho más rápido de lo previsto. Los más pobres y vulnerables del mundo se verán afectados de manera desproporcionada.

Esta no es una manera de cumplir con el compromiso contenido en el marco de los ODS, denominado Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que postula que “nadie se debe quedar atrás”. Sin embargo, esto no debería causar sorpresa. El mundo ha hecho esfuerzos limitados para eliminar las desigualdades, incluyendo aquellas relativas a la salud. El predecesor de los ODS, los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), trajo mejoras modestas en la equidad en salud para muchos países, pero en una minoría sustancial de países, los segmentos más pobres de la población incluso quedaron aún más relegados.

En Nigeria, el acceso a las intervenciones básicas en materia de salud reproductiva, materna, neonatal e infantil sigue siendo cinco veces más alto para aquellos en el quintil de riqueza más alto que para los más bajos (68%, comparado con 13%). En Bangladés, el 74% del sector más rico tiene acceso a atención calificada durante el parto, mientras que sólo lo tiene el 18% de los más pobres.

Persisten desigualdades graves en cuanto a salud, incluso en las economías avanzadas. En Estados Unidos, los residentes del vecindario Roland Park de Baltimore, quienes, en su mayoría, son blancos y ricos, tienen una expectativa de vida 16 años mayor en comparación con aquella de los residentes del vecindario Greenmount East ubicado a sólo unas pocas millas de distancia, donde los residentes son, en su mayoría, de raza negra y están empobrecidos.

Para garantizar que los ODS tengan éxito donde los ODM no exigieron una respuesta cuidadosamente diseñada, integral e inclusiva que aborde directamente “la distribución desigual del poder, dinero y recursos” y que subyace a las desigualdades en salud, el marco de los programas de acción para la equidad en la salud, propuesto por el Instituto O’Neill para la Legislación de Salud Nacional y Global en el Centro de Derecho de la Universidad de Georgetown tiene como objetivo facilitar el desarrollo de tal respuesta.

Fundamentándose en las obligaciones de derechos humanos de los países, los programas de acción podrían implementarse a través de planes nacionales de salud o de desarrollo nacional, de los ODS o también a través de estrategias de inclusión social. Estos programas deberían adherirse a siete principios:

Tenemos menos de 12 años para alcanzar los ODS. Fracasaremos, si no realizamos un esfuerzo integral y constante para eliminar las desigualdades en cuanto a salud (es decir, sin no se realiza el tipo de esfuerzo que es promovido por los programas de acción de equidad en salud). Es por esto que los países deben adaptar con urgencia los siete principios a sus circunstancias e incorporarlos a sus procesos de planificación de la salud y el desarrollo. Para alcanzar este fin, pueden aprovechar el recientemente lanzado marco para la implementaciónpara los programas de acción de equidad en salud.

La ONU y la Organización Mundial de la Salud deberían alentar a los gobiernos a adoptar este marco. También deberían hacerlo los organismos de desarrollo y financiación, incluyendo el Fondo Mundial de lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, así como también organizaciones de la sociedad civil.

Las desigualdades en salud no son inevitables, son el producto de las injusticias que las personas hemos creado. Nosotros también tenemos el poder para eliminar dichas injusticias.

Eric A. Friedman es asesor de políticas de salud global de la organización Médicos por los Derechos Humanos.

Traducción del inglés: Rocío L. Barrientos. Copyright: Project Syndicate, 2018. www.project-syndicate.org

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