¿Qué policía espió a la otra?
Estas son, hasta hoy, las acusaciones, las negativas y los hechos esenciales. Lo demás es ficción, propaganda o postureo
¿Hubo espionaje entre las tres policías el 1-O? Lo hubo. Lo que aún no sabemos con certeza absoluta es su alcance.
Primero, el concepto. En resumen, espiar es el nombre que usamos para lo que los técnicos sofistican como contrainformación y contravigilancia, algo bastante más allá de la información o la inteligencia. Esa tarea suele concretarse en seguimientos.
No es bonito hacerlos entre cuerpos. Sí ante sospechosos, hechos fortuitos o imprevistos sorprendentes.
Segundo, las imputaciones de unos testigos a otros. Algunos miembros de las fuerzas de seguridad estatales han acusado en Las Salesas a los Mossos no solo de pasividad y obstrucción, sino de hacerles seguimientos.
Abrió fuego el coronel de la Guardia Civil y coordinador de los tres cuerpos, Diego Pérez de los Cobos. Informaciones internas “nos comunican que han detectado patrullas de vehículos camuflados de Mossos haciendo seguimiento de nuestras unidades”, declaró ante la Sala el 5 de marzo.
Y el policía nacional 75137 identificó el miércoles en esa labor a “dos hombres que eran Mossos”. Otros cuatro lo sugirieron, sin concretar su oficio: apuntaron a que subían a coches de la Generalitat.
Negaron esa actividad, taxativos, los mandos de los Mossos. “No dimos ninguna orden de seguimiento a nadie, nunca, nunca, nunca”, dijo el comisario Ferran López el 2 de abril.
Pero sí admitió que el dispositivo Agora, anterior, para proteger edificios estatales —lo que les pidieron las fuerzas estatales—, “hizo peticiones de identificación: lógico, me preocuparía que no se hubiese hecho”, zanjó.
Su colega Joan Carles Molinero añadió el día 3 que “en 36 años que llevo en el cuerpo no nos hemos dedicado a seguir a miembros de otros cuerpos policiales”.
Aunque sí certificó que los binomios de mossos situados en los colegios electorales informaron de las entradas y salidas de coches policiales al objeto de “darles protección”.
No hay nada más relevante de momento, en 30 días de vista oral sobre el presunto espionaje de los Mossos.
Tercero, hay algo muy concreto de la Policía Nacional. Varios de sus miembros han reconocido —ellos, no sus colegas/rivales— que el cuerpo practicó la contravigilancia.
“A la próxima actuación, dije [en el instituto Joan Boscà] que vamos a montar una contravigilancia, para ver si nos vigilan, no es normal que cuando llegamos los manifestantes ya estén ahí”, confesó el agente 88009.
Este jueves, su colega 85186 añadió que en el colegio Valldemosa (Nou Barris) unos “mossos meten una caja supuestamente con documentación” por lo que “se realiza el seguimiento del vehículo”, que se junta con otros dos en el parque de bomberos y “los tres se dirigen a la comisaría de [la calle] Aiguablava”. También en el Instituto Picasso “hicimos seguimiento” y el coche “acabó en la comisaría”.
Estas son, hasta hoy, las acusaciones, las negativas y los hechos esenciales. Lo demás es ficción, propaganda o postureo.
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