Colapso turístico en Mallorca (la película)
El documental 'Overbooking' profundiza en la imparable masificación del turismo en la isla y el hastío de sus habitantes
DEPENDIENDO de la empresa elegida, una furgoneta llevará al cliente a por el coche de alquiler fuera del aeropuerto: sus instalaciones ya no dan más de sí. Este detalle puede pasar inadvertido para alguien de paso por Mallorca, pero simboliza la situación por la que atraviesa la isla. El turismo ha saturado los aparcamientos reservados para este tipo de vehículos y, además, la paciencia de los mallorquines. Un documental, Overbooking, analiza ahora desde la pantalla esta caótica coyuntura a través de elocuentes imágenes y decenas de testimonios. Rodado con una inversión de unos 60.000 euros y estrenado en enero en el cine Augusta de Palma, ha sido visto ya por más de 7.000 personas.
Este éxito demuestra que la masificación ya no es algo temporal o anecdótico, sino un factor que condiciona la vida diaria de los habitantes de la isla. La imposibilidad de atravesar un pueblo de montaña en determinados meses o de encontrar una vivienda asequible por el auge de las plataformas de alquiler turístico refleja las consecuencias del fenómeno. Álex Dioscórides, director del documental, cree que la semilla de la película fue precisamente esa: la pérdida de calidad de vida. “Mallorca siempre ha sido un foco de turismo, pero estaba más localizado. Ahora se ha extendido a todo el territorio y como residente encuentras muchas trabas y pocos beneficios”, reflexiona. “Eso quiere decir que está fallando el modelo”.
Las cifras que se aportan a lo largo del metraje justifican esta conclusión: apenas un 2% de la energía que se utiliza en Mallorca es renovable. Siguiendo este ritmo, harían falta 14 mallorcas para proveer de recursos naturales —agua o espacio, por ejemplo— a tanto huésped pasajero. Y en la última década, a pesar de haber aumentado progresivamente el número de visitantes (hasta los 12 millones de 2018), la isla ha descendido del primer al séptimo puesto nacional en renta per capita. En suma: el turismo destruye el medio ambiente y ni siquiera supone ese maná económico que enarbolar como prebenda inagotable. “La queja ya no solo viene de asociaciones ecologistas, sino del mundo empresarial y de los vecinos, que ven cómo se precarizan sus condiciones laborales o se limitan sus opciones de futuro”, señala el director, que enumera cómo la provincia encabeza además las listas de fracaso escolar o de productos importados debido a la pérdida de elaboración autónoma.
“No hemos querido hacer un documental turismofóbico ni turismofílico”, explica Joe Holles, el productor. Con más de 45 entrevistas, alrededor de 23 meses de trabajo y un equipo de 12 personas, Overbooking plantea la necesidad de pensar hacia dónde se dirige un planeta de mentalidad cortoplacista y caprichosa. Y sugiere la posibilidad de colapso si no se pone remedio. “Mallorca fue pionera en el turismo internacional y ahora podría serlo en la creación de soluciones a lo que ocurre”, observa Holles.
Los 70 minutos de Overbooking encadenan declaraciones de residentes, políticos, profesores de universidad, viajeros, representantes de la patronal o trabajadores del sector del turismo. Sin embargo, hay grandes ausencias: “No quisieron participar los responsables de las dos grandes puertas de entrada a la isla, Autoridad Portuaria y AENA, ni los cuatro principales grupos hoteleros”, confiesa el coguionista Luis Ansorena. “Nos hubiera encantado entender por qué toman según qué decisiones, como apostar por el turismo de cruceros o aumentar el número de vuelos”, añade. Son algunas de las interrogantes en torno al overbooking insular de Mallorca.
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