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¿Las agujetas de la San Silvestre se pasan con masajes?

La duda eterna: un estudio reciente no encontró mejora alguna en corredores que pasaron por esta intervención, pero otros sí ven los beneficios

Masajes y friegas. El remedio para superar la resaca del ejercicio ocasional no podía ser más tentador. Pero suena demasiado bien: todo aficionado a correr de pascuas a ramos sabe que existen innumerables remedios para las agujetas, pero que pocos de ellos funcionan (si es que alguno lo hace). Sin embargo, los expertos en medicina deportiva dominan algunas técnicas que sí pueden ayudar a pasar el mal trago, y los masajes están entre ellas. ¿Y si fuesen la manera más relajante para recuperarte de la agotadora San Silvestre de ayer?

Según las indicaciones que los expertos han compartido con BuenaVida, la clave de la operación está en hacer los movimientos muy suavemente para evitar que las pequeñas roturas de fibras musculares se acentúen. Si se hacen correctamente, los masajes y las friegas pueden ser una placentera ayuda a la recuperación. Enhorabuena, ahora solo tienes que encontrar unas manos dispuestas as relajar tu dolorida musculatura... aunque un estudio publicado el mes pasado en la revista Journal of Sports Science and Medicine quizá haga que te lo pienses dos veces.

La mejoría esquivó las mediciones de los científicos

El grupo de investigadores de Singapur que firma el trabajo comparó el efecto del masaje en 18 aficionados al running que habían corrido durante 40 minutos, cuesta abajo. Todos ellos recibieron masajes durante 16 minutos y también una terapia de ultrasonido que no hacía nada, para controlar el efecto placebo. Los científicos mantuvieron las terapias durante cinco días, y las aplicaron a cuatro músculos distintos de las piernas, solo para concluir que los masajes no dieron el resultado curativo que ellos mismos esperaban.

La intervención afectó a cuatro músculos: el recto femoral, bíceps femoral, tibial anterior y gastrocnemio, pero solo observaron una mejoría significativa en el tibial anterior, que está situado en la cara externa de la tibia. Algo es algo, pero su análisis también coincidió con la experiencia negativa de los corredores ocasionales en otro punto: la intensidad de las agujetas se incrementó durante las 24 horas que siguieron al ejercicio y se mantuvo durante otras 96 horas.

El experimento parece desalentador, pero no lo es tanto. El trabajo solo analizó el movimiento cuesta abajo, y otros estudios sí apoyan la eficacia de los masajes como intervención contra las agujetas, aunque su efecto puede ser muy corto. Además, los voluntarios no volvieron a correr después de la prueba diseñada por los académicos, lo que significa que siempre podrás recurrir a un clásico remedio para los molestos pinchazos... correr un poco más.

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