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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

La paz en Colombia necesita apoyos internos e internacionales

Desde la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC-EP en 2016 han sido asesinados 282 líderes sociales

Un familiar de una víctima del conflicto armado en Colombia junto a un letrero que dice
Un familiar de una víctima del conflicto armado en Colombia junto a un letrero que dice LUISA GONZALEZ / REUTERS

La firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias-Ejército del Pueblo (FARC-EP) el 26 de septiembre de 2016 en Cartagena de Indias, abrió un periodo de optimismo y esperanza. Sin embargo, se vio ensombrecido por el resultado negativo obtenido en la consulta popular celebrada ese 2 de octubre (52 % de votos negativos y una abstención del 62 %). La apuesta del Gobierno de Santos y de buena parte de la sociedad civil por la construcción de una paz estable y duradera, amenazada desde numerosos frentes, necesita apoyo, dentro y fuera de Colombia.

¿Qué elementos están amenazando la incipiente y frágil paz en Colombia? La firma de los acuerdos y la consiguiente desmovilización de las FARC-EP han facilitado que salgan a la luz otras violencias. Los Grupos Armados Organizados (GAO) y los Grupos Delictivos Organizados (GDO) se disputan el control antes ejercido por la guerrilla. Aunque el Estado niega que haya sistematicidad, es preocupante el número de líderes sociales asesinados, 282 desde 2016. Estas muertes son una seria amenaza para la democracia y, por consiguiente, para la paz en Colombia.

La lucha contra el narcotráfico juega también un papel decisivo. En 2017, el cultivo de coca en Colombia alcanzó su nivel más alto, cerca de 171.000 hectáreas de plantaciones, de este negocio se están lucrando los grupos criminales que han despertado tras la firma del Acuerdo con las FARC-EP. La ruptura de las negociaciones entre el Gobierno del presidente Duque y el Ejército de Liberación Nacional es fuente de tensión adicional. Desde fuera, la inestabilidad social y política de algunos países vecinos amenaza también la incipiente paz en el país. La creciente llegada de personas venezolanas, para establecerse en el territorio o en tránsito, aumenta la percepción de vulnerabilidad de la población colombiana necesitada de ayuda humanitaria. Según datos de Migración Colombia, a finales de 2017 estaban en el país 550.000 venezolanos. Esto, sin tener en cuenta las entradas irregulares, capitalizadas por grupos delictivos, que hacen manejar a algunas ONG la cifra de más de 1 millón de personas.

Los Principios Rectores de los Desplazamientos Internos son el marco legal internacional del desplazamiento interno. Este año cumplen 20 años y la sombra del desplazamiento sigue muy presente en Colombia, si bien adopta diferentes formas: masivo, gota a gota, de carácter intraurbano, intermunicipal, intedepartamental… Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), solo en 2017 hubo casi 18.000 nuevos desplazamientos forzosos internos en el país.

Los cimientos de la paz recibieron un gran apoyo de la comunidad internacional, pero las amenazas a las que esta frágil e imperfecta paz tiene que hacer frente reclaman que no se olvide la situación colombiana ni cejen los esfuerzos por consolidar lo ya comenzado. Las diferentes y complejas amenazas hoy presentes reclaman esfuerzos materiales y personales para la consolidación de una cultura de paz. La obra comenzada debe concluirse.

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