China prohíbe a He continuar sus pruebas de edición genética
El experimento que ha creado bebés modificados genéticamente ha violado la legislación china y es "de naturaleza abominable", según las autoridades
Todo se ha vuelto contra He Jiankui, el científico que hace tres días conmocionó al mundo al anunciar el nacimiento de dos gemelas a las que modificó genéticamente. Sus colegas en el Congreso de Edición Genética Humana de Hong Kong han declarado el experimento "profundamente perturbardor" e "irresponsable", en su comunicado de clausura. Y las autoridades chinas, que ya habían anunciado la apertura de una investigación, han prohibido esta noche que el genetista y su equipo puedan continuar sus trabajos. Esa investigación, según ha declarado el Gobierno, viola la legislación china y es "de naturaleza extremadamente abominable".
El experimento es "inaceptable", ha precisado el viceministro chino de Ciencia y Tecnología, Xu Nanping, en una entrevista emitida por la cadena de televisión estatal china, CCTV. Al alterar los genes de embriones humanos que implantó para conseguir un embarazo, He no solo "se saltó los principios éticos y de moralidad por los que se rige la comunidad académica" -declaró el viceministro- sino que también "violó descaradamente nuestras leyes y normas".
"Hemos exigido a los departamentos responsables que suspendan las actividades científicas del personal que ha participado" en estas pruebas, agregó Xu. El genetista caído en desgracia ya había anunciado el miércoles, en su comparecencia ante el congreso en Hong Kong, la paralización de su experimento "dada la situación actual".
Una situación que se le presenta muy poco halagüeña, incluso antes de que concluya la investigación oficial. La comunidad científica le ha vuelto la espalda. "Incluso si las modificaciones (que He asegura haber logrado, aunque no ha presentado pruebas) fueran verificadas, el procedimiento fue irresponsable y contraviene todas las normas internacionales", afirma la resolución final del comité organizador del congreso de genetistas, que ha terminado este jueves en Hong Kong.
La resolución de este grupo científico reclama una evaluación independiente de las investigacones de He Jiankui, quien ha defendido que alteró mediante la tecnología Crispr Cas9 el gen que utiliza el virus del sida como puerta al sistema inmunológica en dos embriones fecundados in vitro y del que nacieron dos niñas que, según asegura el científico, se encuentran bien. He ha admitido también una segunda fecundación con genes alterados.
Estas investigaciones no han sido contrastadas por ningún científico independiente ni ninguna de las instituciones a las que está vinculado el genetista ni ningún comité ético ha reconocido que fueran informados de los experimentos, como establecen las normas.
El pasado lunes, el anuncio sorpresa del nacimiento por primera vez de dos bebés modificados genéticamente causó una gran conmoción en el seno de la comunidad científica internacional. He Jiankui aparecía en un vídeo colgado en la red en el que explicaba un experimento que, al parecer, se había llevado a cabo en secreto y sin los requisitos ético y clínico adecuados.
El miércoles, en la que fue su primera comparecencia pública desde que reveló que había alterado con éxito el ADN de dos gemelas recién nacidas -Nana y Lulu- en su etapa embrionaria para hacerlas resistentes a la infección del virus del sida, He se mostró orgulloso de su supuesto logro y se blindó contra las críticas admitiendo que quizás sea “la única manera de curar alguna enfermedad”. Pero su discurso no sirvió para convencer a los asistentes.
He debía haber participado este jueves en otro panel del congreso de especialistas, pero finalmente canceló su comparecencia “por decisión propia”, según aseguró el Premio Nobel de Medicina David Baltimore, uno de los organizadores de la cumbre de genetistas.
Consecuencias
Numerosos expertos han advertido sobre las consecuencias que esta modificación puede tener en los humanos en futuras generaciones. "Al hacer esto, He está cambiando el conjunto genético humano. Es posible que no podamos ver el impacto de esto hasta varias generaciones después", aseguró Dennis Lo Yuk-ming, presidente del Departamento de Patología Química de la Universidad de China de Hong Kong. Según afirmó, todavía no hay consenso académico para llevar a cabo este tipo de pruebas en humanos.
Sin embargo, el camino para lograr ese acuerdo podría comenzar a fraguarse a raíz de los últimos acontecimientos. El propio comité organizador del congreso señaló que, pese a dichas dificultades y evidentes riesgos, “el progreso en los últimos tres años y las discusiones en la cumbre actual sugieren que es hora de definir un camino riguroso y responsable hacia tales ensayos”.
Desde el otro lado del Pacífico, los presidentes de la Academia Nacional de Ciencias y de la Academia Nacional de Medicina de Estados Unidos, Marcia McNutt y Victor Dzau, también expresaron su preocupación para después apuntar que “lo ocurrido en Hong Kong esta semana demuestra claramente la necesidad de que desarrollemos estándares y principios más específicos que puedan ser acordados por la comunidad científica internacional".
Pero buscar el consenso entre científicos de diferentes partes del globo no es tarea fácil. Tal y como hoy declaró a este diario la especialista en Bioética Sarah Chan, “no podemos considerar a la comunidad científica internacional como un cuerpo único y unificado, es un compendio en el que hay mucha diversidad”. Por eso, “debemos ser sensibles a las diferentes situaciones en diferentes contextos” sin olvidar que este tipo de pruebas -realizadas sin transparencia- “van más allá de lo aceptable”.
A la espera de que estas intenciones lleguen a buen puerto, He ha paralizado sus experimentos. La razón: el escándalo generado tras el anuncio y el aluvión de críticas después de que las instituciones y hospitales involucrados en el proceso negaran su participación y se iniciara una investigación para tratar de esclarecer los pasos seguidos por el científico chino.
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