"A última hora del día y al final de la semana", sentencia Pink. La lógica lleva a pensar que quien te recibe estará cansado: ¿de verdad es la mejor coyuntura? "En esos momentos, la persona que debe tomar la decisión quiere dejar el asunto resuelto, con lo que si para cuando llegas no se ha alquilado —por supuesto, este no es un sistema infalible; alguien puede aparecer con el dinero en la mano antes que tú—, hay más posibilidades de que te lo den", razona el autor de Cuándo.
Hay más variables. "Si hay muchos competidores, ir más tarde puede conferir una pequeña ventaja e ir el último, una enorme". Se ha visto en muy diversas situaciones, que Pink explica en su libro: "En un estudio de más de 1.500 actuaciones en directo de un concurso de talentos en ocho países, los investigadores descubrieron que el cantante que actuaba en último lugar pasaba a la siguiente ronda cerca del 90% de las veces. Se producía un patrón casi idéntico en el patinaje artístico de élite, e incluso en las catas de vino".
La razón es que al principio de las competiciones, los jueces mantienen un estándar de excelencia idealizado, según los psicólogos sociales Adam Galinsky y Maurice Schweitzer. "A medida que transcurre la competición, se desarrolla una base de referencia nueva, más realista, que favorece a los competidores posteriores".