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Mi cuerpo a cambio de comida

Golpes, violaciones, matrimonios forzosos, prostitución y secuestros son el pan de cada día para miles de adolescentes en la región del lago Chad

Una madre soltera con su bebé en Camerún.
Una madre soltera con su bebé en Camerún.UN Women/Ryan Brown
José Naranjo
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Golpes, violaciones, matrimonios forzosos, prostitución a cambio de comida, secuestros. La lista de abusos y violencia que sufren las niñas en la zona del lago Chad, escenario de uno de los peores conflictos que vive el continente africano, es escalofriante. Así lo ha denunciado este jueves la organización Plan Internacional durante la presentación en Nigeria del estudio Adolescentes en Emergencias: voces del Lago Chad, en el que entrevistaron a 449 jóvenes de entre 10 y 19 años que viven en esta castigada región del planeta.

Uno de los aspectos más reveladores de la investigación es que buena parte de toda esta violencia se ejerce dentro del hogar y por parte de familiares y personas próximas. Así, una de cada diez niñas (8%) ha sufrido abusos sexuales en el último mes, más de la mitad dentro del hogar y una cuarta parte en la escuela. Asimismo, una de cada cinco fue golpeada, el 60% de ellas en casa. Por ello no es de extrañar que el 34% de las adolescentes manifieste sentirse insegura en su propio hogar.

La investigación se llevó a cabo en Níger, Nigeria y Camerún, tres de los cuatro países que se asoman al lago Chad y los más afectados por la violencia del grupo radical Boko Haram y la respuesta represiva del Ejército nigeriano, que han provocado más de 20.000 muertos en una década de atentados y ataques, 2,5 millones de personas desplazadas de sus hogares y 10 millones de seres humanos dependientes de la ayuda humanitaria internacional para comer cada día.

Esta crisis, para la que una conferencia de donantes en Berlín se comprometió la pasada semana a destinar 1.870 millones de euros en los próximos años, ha agravado las condiciones de vida ya de por sí precarias en la cuenca del lago y ha sacado a la luz los abusos y violaciones de los derechos de la infancia que no son nuevos, pero que se han intensificado. Un 15% de las niñas aseguró estar casada o haberlo estado, cifra que se dispara al 48% para las adolescentes nigerinas de entre 15 y 19 años. Esta alta tasa de matrimonio infantil guarda estrecha relación con la elevada proporción de embarazo adolescente, que se eleva al 11%.

Un 15% de las niñas aseguró estar casada o haberlo estado, cifra que se dispara al 48% para las adolescentes nigerinas de entre 15 y 19 años

Un tercio de las encuestadas aseguró no haber asistido nunca a la escuela y la razón casi siempre fue debido a las cargas del hogar, mientras que un 62% de las niñas aseguró haberse ido a la cama con hambre al menos una vez en el último mes. Pero si dentro de casa la situación es difícil, muchas ni se atreven a salir al exterior. Los secuestros y la violencia sexual se han convertido en moneda común sobre todo para las pequeñas que han perdido a sus padres o que no viven con ellos, el 30,56% de las chicas entrevistadas, muchas de las cuales trabajan como empleadas domésticas en otros hogares y son acosadas o violadas por sus empleadores.

Este informe se presentó hoy en Nigeria en un acto que contó con la presencia de Concha López, directora general de Plan Internacional en España, Hussaini Abdu, director general de la ONG en Nigeria, miembros del Fondo de Población de Naciones Unidas y representantes del Ministerio de Asuntos de la Mujer y Desarrollo Social de este país africano.

“Esto confirma la necesidad urgente de crear programas con los que defender los derechos de las niñas y abordar de manera efectiva sus necesidades específicas, por edad y género. Desde Plan International pedimos a las instituciones públicas y sociales que doten de fondos suficientes los planes para proteger a las niñas atrapadas en esta crisis, quienes están altamente expuestas a la violencia”, asegura Concha López.

Para muchas de las chicas que son secuestradas por Boko Haram y luego liberadas, como ocurrió con más de un centenar de las niñas de Chibok, el drama se convierte en auténtica pesadilla al verse obligadas a tener sexo a cambio de comida, tanto para ellas como para las hijas que tuvieron durante el cautiverio. “No podemos permitir que las jóvenes que han logrado sobrevivir a innumerables atrocidades se encuentren solas y sin ayuda”, manifestó Hussaini Abdu.

Según Plan Internacional, el deseo de la mayor parte de las adolescentes entrevistadas es ir a la escuela y continuar con su educación. Sin embargo, el conflicto y la crisis humanitaria asociada ha intensificado la práctica de los matrimonios precoces y muchas de ellas son forzadas a casarse a los 15 años. Esto es así porque estas bodas pactadas suponen una fuente de ingresos para la familia de la joven, mientras que los parientes del marido optan a tener una nueva empleada doméstica que se encarga de cocinar, limpiar, atender a los ancianos y ocuparse de los niños de su nueva casa.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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