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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

¿Es hermoso en los plásticos la imperfección y el paso del tiempo?

“Hay esperanza en los errores honestos. No en la perfección estéril”. William Morris dejó muchas preguntas contestadas. Cada vez más arquitectos indagan en la naturaleza de esa honestidad y cuestionan la definición de perfección

Anatxu Zabalbeascoa

José Selgas y Lucía Cano comenzaron a trabajar con materiales industriales porque eran los que los presupuestos que manejaban les permitían considerar. Hoy defienden que la masa de un material guarda una relación directa con el consumo energético que precisa su producción y, por lo tanto, también con su coste. Por eso defienden no ya los materiales industriales sino la necesidad de no ocultar en ellos el paso del tiempo.

“El ETFE reciclado se vuelve traslúcido y adquiere una textura más expresiva, al tiempo que resulta más barato”, explica Selgas.“Se necesitan 3.000 grados para reciclar vidrio. 300 para reciclar ETFE”, apunta.

Puede que la transparencia no sea siempre fundamental. José Selgas y Lucía Cano defienden que siempre hay otras opciones en muchos materiales que creemos conocer: “Nadie cuestiona el paso del tiempo en los ladrillos. Al revés, se aplaude la pátina de líquenes”, advierten. El tiempo coloniza los materiales, pero también establece diálogos. Por eso ellos defienden el mantenimiento de los edificios y de los materiales y, sin embargo, detestan la limpieza abrasiva que convierte la piedra en una superficie agredida y que sustituye los materiales plásticos cuando su cambio no es necesario.

Para ilustrar su argumento se remontan a las dos visitas que han hecho al Estadio Olímpico que Frei Otto proyectó en Múnich en 1972. La vez que lo descubrieron, durante los noventa, vieron en el estadio una oda al ingenio. En la segunda visita, hace poco, los elementos plásticos ligeramente amarillos habían sido sustituidos por piezas completamente transparentes. Cuentan que tuvieron la sensación de estar ante un rostro que había sido hermoso y había preferido operarse a envejecer. “Es importante que no actuemos por inercia. Que busquemos una lógica detrás de las decisiones. Que sustituyamos los materiales porque los edificios lo precisen no sólo porque hayan alterado su aspecto inicial. Eso envía un mensaje muy negativo respecto al cambio y la vida. Los plásticos cambian mucho antes de deteriorarse. Aceptar ese cambio es sostenible, razonable y hermoso”.

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