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Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado
África

Se buscan inversores para las ciudades africanas

El último informe de ONU-Hábitat recomienda la inversión extranjera directa como "receta" para el desarrollo del continente

Africa
Empleado de Kenne Cane en la fábrica East African Breweries Limited de Nairobi, una de las ciudades más estratégicas de África para la inversión extranjera directa. Thomas Mukoya
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Las ciudades africanas desempeñarán un papel clave en la integración de África dentro de los sistemas de inversión mundiales. O eso afirman los expertos en el último informe sobre las ciudades africanas publicado el pasado 1 de junio por el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat), donde argumentan que los inversores extranjeros en las urbes del continente podrían desempeñar un papel fundamental para el desarrollo de la región. 

África solo representa el 5% del volumen mundial total de IED, a pesar de que el 15% de la población mundial es africana y que acumula más del 30% de la pobreza en el mundo

Tras la crisis financiera de 2008, ha habido un aumento constante de la Inversión Extranjera Directa (IED) hacia el Sur Global que ha significado una tendencia positiva para África. No obstante, a pesar de la creciente afluencia de IED, África solo representa el 5% de su volumen mundial total. Teniendo en cuenta que el 15% de la población mundial es africana y que África alberga a más del 30% de la pobreza en el mundo, este 5% es una cifra más que insuficiente. Además, si las tendencias económicas y la desconexión de África y sus ciudades con el sistema de inversión global no mejoran, es probable que la gran brecha actual del PIB per cápita se amplíe. Por ello, la cooperación regional entre ciudades y Estados es crucial para que las inversiones extranjeras calen en el continente de una forma positiva, aunque para esto, las instituciones de dichas urbes deberán tomar decisiones responsables que posibiliten un crecimiento económico inclusivo y sostenible. Y es en vistas a contribuir a mejorar las políticas de desarrollo para convertir a las ciudades africanas en destinos de IED más atractivos, competitivos y resilientes, que se ha elaborado el último documento de ONU-Hábitat, titulado "El estado de las ciudades africanas 2018: la geografía de la inversión africana".

En su prólogo al informe, la Directora Ejecutiva y especialista en planificación urbana de ONU-Hábitat Maimunah Mohd Sharif, insta a los gobiernos africanos a conectar la IED con la urbanización sostenible fortaleciendo sus políticas urbanas tanto como sus sistemas financieros y legales. Algo que en los últimos años llevan defendiendo varios expertos.

Uno de los pilares de este crecimiento, tal como sostiene el informe, debe ser la inversión en los sectores industriales de la manufactura, los servicios, las tecnologías o los recursos primarios. Aunque en los últimos años ha habido un incremento de inversión extranjera en sectores africanos como el agrícola, agropecuario, energético y minero o incluso en el sector de la construcción, no se puede afirmar que haya una relación directa entre el comercio y el desarrollo – este último aún más relacionado con la Ayuda Oficial al Desarrollo que con la Inversión Extranjera Directa–, según un estudio de la ERSA (Economic Research Southern Africa). Aunque China y sus políticas de relaciones internacionales con África llevan años trabajando en esta línea. 

Las ciudades africanas, aún lejos de los flujos que benefician a otras ciudades del mundo

Utilizando una base de datos de flujos de IED entre aproximadamente 1.200 ciudades del mundo y cubriendo el período 2003 - 2017, el informe muestra la integración económica de las ciudades africanas con otras ciudades del mundo. La disparidad es obvia, pero cuatro ciudades encabezan el ránking de las urbes más estratégicas del continente: Johannesburgo (Sudáfrica), Nairobi (Kenia), Lagos (Nigeria) y El Cairo (Egipto).

Johannesburgo, Nairobi, Lagos y El Cairo son las ciudades más estratégicas para atraer inversión extranjera directa al continente

En plena globalización y cuarta revolución industrial, las ciudades africanas y su rápida urbanización podrían hallar un aguijón efectivo contra la pobreza urbana, ya que según ONU-Hábitat, los entornos urbanos facilitarán el crecimiento en sectores económicos cruciales. Las posibilidades existentes abren un tablero bien suculento para varios sectores. Como ya sucede en diferentes capitales africanas, las urbes pueden impulsar las economías posicionándose como sedes u oficinas regionales de empresas multinacionales o convertirse en nodos estratégicos de empresas, que cada vez más, se instalan en el Sur Global. De consumarse esta dinámica en África, el desarrollo económico urbano podría sacar a millones de personas de la pobreza, tal y como ha ocurrido en Asia oriental en las últimas tres décadas – y con un futuro cada vez más enfocado a la necesaria sostenibilidad ecológica–. Pero para que esto se produzca, advierten los expertos, las habilidades y capacidad productiva de los trabajadores africanos deben fortalecerse, así como apoyarse las instituciones responsables de esta ambiciosa transformación.

En plena globalización y cuarta revolución industrial, las ciudades africanas y su rápida urbanización podrían hallar un aguijón efectivo contra la pobreza urbana

Según los expertos que redactan el informe, las ciudades tendrán economías más fuertes cuando faciliten el comercio internacional y se vinculen con diversos clústeres de IED en la economía mundial, a la vez que que impulsen sus propios mercados y economías locales. Algo que el Banco Mundial viene advirtiendo desde hace ya algún tiempo, después de que China haya mostrado que el comercio puede ser una vía de cooperación efectiva distinta a la ejercida durante décadas por Europa o Estados Unidos. Para ello, la ONU opina que las urbes africanas deberían desarrollar estrategias para convertirse en nodos clave para productos básicos y servicios en el mercado global. La zonificación industrial y la agrupación en clústeres serían propicias para esto, ya que ayudarían a crear oportunidades para involucrar a las partes periféricas de las aglomeraciones urbanas en el desarrollo económico. También sería positivo proporcionar inversiones en infraestructura física y capital social, mientras que las TIC mejoradas respaldarían una mejor accesibilidad y conectividad.

Con todo, el objetivo primordial sería paliar el desempleo urbano y la pobreza, reducir la proliferación de asentamientos informales urbanos o barrios marginales que inundan las capitales africanas y garantizar la seguridad alimentaria urbana. Y en este sentido, sería necesaria una revolución agrícola tal y como se produjo en la Europa del siglo XX, cuando el trabajo agrícola se convirtió en la mayor fuente de empleo debido al beneficio de "autoabastecimiento" y la alta demanda de sus productos.

La revolución urbana de África tendrá que ir de la mano de una revolución agrícola

Tal como se detalla en el documento, también es necesario fortalecer las inversiones del sector primario (recursos), e incrementar los flujos de sectores secundarios y terciarios (manufactura, servicios y tecnologías) para facilitar una transformación estructural en África. Y es que el sector con una mayor tasa de crecimiento de la IED en el continente es el de las tecnologías, mientras que la industria manufacturera tiene la mayor participación de inversión en términos de generación de empleo.

La necesaria responsabilidad de inversores e instituciones:

Los impactos negativos de la IED también deben de tenerse en cuenta a la hora de legislar y crear nuevas estrategias, ya que la experiencia ha demostrado que su potencial puede desplazar a las empresas locales y que un enfoque en la producción para mercados no africanos puede tener efectos adversos, así como contribuir al aumento de la brecha de la desigualdad salarial o la inseguridad alimentaria en el continente. Por lo tanto, tal como refleja en el informe The State of African Cities 2018, debe evaluarse de forma muy seria el desarrollo social o ambiental, y no solo el económico, cuando se trazan políticas locales, nacionales, regionales y continentales capaces de atraer inversión extranjera a las ciudades de un continente aún con muchísimos desafíos que afrontar.

En definitiva, esperanza pero también cautela y responsabilidad en la búsqueda de flujos financieros que vayan llegando a África, para que el remedio no sea peor que la enfermedad y que las ciudades puedan ser verdaderos motores de desarrollo económico, social y medioambientalmente sostenibles para su población. 

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