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Celler Escoda-Sanahuja, rosado 2016: musgo carmín

leandre escorsell. estilismo de anna vallès

Joan Ramon Escoda, vinicultor, tiene la sensibilidad de ver qué hay al otro lado del cristal: la tierra, sus cepas y uvas son transparentes para él.

El monte es alto (casi 900 metros) y domina campos y viñedos entre las comarcas catalanas del Alt Camp y la Conca de Barberà. En las cercanías del pueblo de Prenafeta (Tarragona), donde están la mayor parte de cepas de esta bodega, el monte se convierte todo él en nariz, tan atractivas y agradables son las sensaciones de lo que se cultiva a sus pies. El monte se llama Tossal Gros y su sobrenombre es nas del gegant, la nariz del gigante, por su forma y, se intuye, por esa capacidad de capturar y transformar sus mil fragancias. De esta realidad vienen los andares del rosado de la bodega Escoda-Sanahuja, un vino lleno de naranjas sanguinas y de viento poniente, de robustez y de luna nueva. Hay energía, brillo y ligereza. Bayas silvestres se reflejan en un estanque de aguas azul cobalto. Hay musgo alrededor y el sol rojo del atardecer se acomoda en él. Palpita en el vino el corazón de la viña umbría.

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