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El día que la Constitución de Estados Unidos hizo llorar a Alyssa Milano

La Enmienda de Igualdad de Derechos entre mujeres y hombres lleva 95 años sin conseguir ser ratificada

Isabel Valdés

En casi 100 años, Estados Unidos no ha conseguido incluir un cambio escueto pero fundamental en su Constitución, un añadido que borraría una ausencia tan sorprendente como absurda: la ERA, la Enmienda de Igualdad de Derechos [Equal Rights Amendment], la que garantizaría bajo la protección del texto fundacional la igualdad entre hombres y mujeres.

Contra ese vacío, Alyssa Milano se colocó el pasado lunes 4 de junio detrás de la estatua de la Niña sin miedo, en Wall Street, rodeada de activistas y junto a la congresista demócrata Carolyn Maloney, que ha intentado 11 veces volver a poner la Enmienda en la agenda política sin conseguirlo, algo que recordó ante la prensa de Washington: "He presentado la ERA en los últimos 11 congresos y mis solicitudes de audiencias legislativas han quedado sin respuesta. Diariamente vemos ataques a los derechos de las mujeres, a nuestra autonomía y a nuestros cuerpos, por parte de la Administración de Trump y los republicanos, aprobarla es nuestra arma más poderosa para luchar". Ese mismo día anunció una audiencia extraoficial para el 6 de junio en el capitolio junto a Milano.

Fue el pasado miércoles. En un acto que se alargó durante más de hora y media, retransmitido por Periscope y seguido por más de 90.000 personas en el mundo, la actriz, productora y activista ocupó 12 minutos para hablar sobre la inverosimilitud de esa falla que arrastran desde hace décadas.

En 1923, Alice Paul se subió al estrado de una iglesia presbiteriana en Seneca Falls para iniciar una lucha por la igualdad de derechos para las mujeres en el texto constitucional.
En 1923, Alice Paul se subió al estrado de una iglesia presbiteriana en Seneca Falls para iniciar una lucha por la igualdad de derechos para las mujeres en el texto constitucional.

El 20 y 21 de julio de 1923, el Partido de las Mujeres celebró una conferencia en Seneca Falls —se cumplía el 75º aniversario de aquella primera convención que marcó una suerte de inicio oficial del movimiento feminista— en la que volvió a ponerse sobre la mesa la exigencia de la igualdad total que Lucretia Mott, junto a Elizabeth Cady Stanton, habían planteado en 1848. Fue la activista Alice Paul quien subió al púlpito de la Iglesia Presbiteriana y leyó la que ella llamó Enmienda Lucretia Mott: "Hombres y mujeres tendrán los mismos derechos en todos los Estados Unidos y en todos los lugares sujetos a su jurisdicción".

Poco a poco, el apoyo a la petición de Paul fue creciendo y en los cuarenta ya formaba parte de los programas de Republicanos y Demócratas. En los setenta, la demócrata Martha Griffiths (Misuri, 1912 - Michigan, 2003) consiguió sacar del todo la ERA del Comité Judicial donde llevaba varada unas cuantas décadas. Había salido para aquel entonces dos veces del Senado, pero jamás se había debatido en el Congreso.

La política reunió la firma de 218 congresistas, justo las que le hacían falta para llegar a la cámara sin necesidad de ningún otro trámite y el 10 de agosto de 1970 se aprobó con 346 votos a favor y 15 en contra. Una mayoría que superó de largo los dos tercios requeridos. El 22 de marzo de 1972 fue aprobada también por el Senado. Solo faltaba la ratificación. Era necesaria la aprobación en al menos 38 Estados: 22 lo hicieron durante aquel mismo año, y otros 13 se unieron en los años siguientes.

La derrota tuvo un nombre: Phyllis Schlafly

Aquella pelea ya secular del movimiento feminista estadounidense se encontró, de repente y de frente, con el discurso de una republicana que defendía la obligación de las mujeres a ser madres, amas de casa y obedientes sirvientas de sus maridos y que conectaba con una parte amplia de la sociedad norteamericana: Phyllis Schlafly (Misuri, 1924-2016), que defendió durante toda su vida que todos los niños deberían ser niños deseados y todas las madres debían desear serlo.

La activista Phyllis Schlafly manifestándose contra la Enmienda por la Igualdad de Derechos frente a la Casa Blanca el 4 de febrero de 1977.
La activista Phyllis Schlafly manifestándose contra la Enmienda por la Igualdad de Derechos frente a la Casa Blanca el 4 de febrero de 1977. Warren K. Leffler

En 1972 fundó el Eagle Forum, una organización todavía en funcionamiento que defiende los valores más tradicionales de la familia. Y en 1973, en medio del movimiento de ratificación y con la reciente sentencia del caso de Roe contra Wade —que supuso la despenalización del aborto—, Schlafly dio un golpe de efecto que movilizó a una inmensa mayoría conservadora: “Ya que las mujeres son quienes pueden tener hijos y no hay nada que podamos hacer al respecto nuestras leyes y tradiciones deben obligar a los hombres a proporcionar el sustento económico. Es la obligación del hombre y solo de él. Por eso perderemos si se aprueba”.

Mujeres anti ERA en la cámara del Senado de Tallahassee, Florida, el 4 de abril de 1979.
Mujeres anti ERA en la cámara del Senado de Tallahassee, Florida, el 4 de abril de 1979.Donn Dughi (Archivo Nacional de Florida)

El feminismo estadounidense nunca consiguió contrarrestar la fuerza de aquel argumentario añejo. A partir de 1977 las adhesiones pararon. El Congreso, que había dado de plazo hasta 1979 para esa adhesión, lo amplió tres años más; pero cuando llegó el 30 de junio de 1982, la ERA quedó fuera de la Constitución.

Una garantía de equidad inexistente

Aunque técnicamente ya no podía tener recorrido, en 1992 Michigan ratificó la Enmienda número 27, sobre cuándo deberían entrar en vigor las subidas salariales de los miembros del Congreso, convirtiéndose en el Estado número 38 que lo hacía y aprobando así un cambio en el texto más de 200 años después de que hubiese sido propuesto por James Madison, que lo hizo en 1791. El movimiento pro-ERA despertó entonces de nuevo sin demasiado eco pero sin detenerse: si aquello podía ratificarse más de dos siglos tras su proposición, ¿por qué no esta Enmienda?

Mujeres en una manifestación a favor de la ERA en Tallahassee (Florida), en 1979.
Mujeres en una manifestación a favor de la ERA en Tallahassee (Florida), en 1979.Biblioteca y Archivo Público de Florida

Ahora, 95 años después del primer discurso de Alice Paul en una iglesia presbiteriana, 46 desde que fuese aprobado por una abrumadora mayoría en las cámaras, y 26 más tarde de aquella resurrección, la ERA sale una vez más de ese limbo del que ha asomado de vez en cuando sin llegar a cuajar jamás; con las mismas palabras que usó Paul, ahora pronunciadas por Alyssa Milano.

Un batido de incredulidad, frustración, lágrimas y rabia salpicaron la semana pasada el discurso de la actriz, que el 15 de octubre de 2017 publicó un tuit que dio paso al huracán del Me Too: “Si has sido acosada o abusada sexualmente, escribe yo también como respuesta a este tuit”. La “magnitud del problema” que pretendía visibilizarse estalló como metralla en decenas de países y en Estados Unidos comenzó una caída de dominó que tuvo su primera ficha en el escándalo Weinstein y a la que siguieron otros productores, políticos, comunicadores, empresarios, directores, actores, jueces… Aquello, según la actriz, fue más que una etiqueta de Twitter porque conectó con el dolor de las cientos de miles que lo compartieron.

¿Qué demanda la ERA?

Sección 1. Las mujeres tendrán los mismos derechos en los Estados Unidos y en todos los lugares sujetos a su jurisdicción. Los Estados Unidos o cualquier otro Estado no podrán denegar ni limitar la igualdad de derechos conforme a la ley por motivos de sexo.

Sección 2. El Congreso y los diversos Estados tendrán la facultad de hacer cumplir, mediante la legislación apropiada, las disposiciones de este artículo.

Sección 3. Esta enmienda se hará efectivo dos años después de la fecha de ratificación.

Comenzó entonces ese fin del silencio que sigue levantando a mujeres de todo el mundo, cosidas por la herida común que provoca la violencia sexual y la discriminación en todas sus formas, y arropadas bajo un mismo movimiento, el feminismo. “Hemos esperado 100 años para este momento, este momento que está siendo justo ahora, pero si queremos garantizar que este sea un comienzo y no un final, debemos utilizarlo para iniciar una nueva era para la Enmienda de Igualdad de Derechos”, leyó Milano. Repasó las violaciones, los abusos, la violencia física y psicológica, la discriminación laboral y la falta de oportunidades de millones de mujeres solo por ser mujeres y afirmó que aprobar ese texto abriría, por primera vez en la historia del país, una verdadera igualdad de género. Algo que muchos dan por hecho.

En una encuesta de octubre de 2015 encargada por la ERA Coalition y el Fondo para la Igualdad de las Mujeres —dos organizaciones hermanas fundadas en 2014 para trabajar, respectivamente, en la aprobación y ratificación de la Enmienda y por la concienciación pública de la necesidad de un tratamiento igualitario para las mujeres ante la ley—, el 94% de los encuestados (90% de hombres y 96% de mujeres y 97% de los demócratas, 90% de los republicanos y 92% de los independientes) se posicionó a favor. Cuando se publicaron aquellos datos, Jessica Neuwirth, presidenta de la ERA Coalition, aseguró que su trabajo sobre el terreno confirmaba aquellos números: “Mujeres y hombres en todo el país y de todos los partidos políticos están listas, y ansiosas, por la ERA”. Y la congresista Maloney, la cabeza más visible de esta lucha en el ámbito político, añadió que no había otro camino para avanzar: "Sin ella, los derechos [en todos los ámbitos] de las mujeres y la igualdad no están garantizados”

El movimiento 'Equal Means Equal' nació para informar, promover y actuar a favor de la ERA. En su canal de YouTube, la historia y la reivindicación se mezclan para conseguir esa enmienda.

En aquella recogida de datos, además, se encontraron con una sorpresa: el 80% creía que esa igualdad ya estaba recogida en la Constitución. No lo está. Y en las últimas tres décadas no se ha votado ni una sola vez en el Congreso. Pero desde hace varios años, la corriente a favor de este añadido constitucional ha vuelto a coger fuerza, más aún en los últimos meses, tras el Me Too. Dentro del capitolio el esfuerzo se concentra en cuatro nombres (todos demócratas), Carolyn Maloney, Jackie Speier, Ben Cardin y Robert Menendez. Fuera, millones de mujeres y hombres se manifiestan cada cierto tiempo en ciudades de todo el país para pedir la ratificación de la ERA, y personajes conocidos como Patricia Arquette o Meryl Streep se han posicionado y han actuado a favor de este cambio constitucional.

El 22 de marzo del pasado año, tres décadas después de la última aprobación (Indiana el 24 de enero de 1977), se unió Nevada. El pasado 30 de mayo lo hizo Illinois. Así, la Enmienda se coloca a un Estado de conseguir los 38. Y el impulso de un rostro conocido como el de Alyssa Milano ayuda. Su forma de ver y transmitir la indignación y la lucha feminista encaja con un gran número de mujeres y de hombres que tampoco entienden como algo tan elemental, tan fundamental, no forme parte de su texto más sagrado. "Es absurdo que en 2018 no esté recogida la igualdad en la Constitución. En 2018".

El discurso de la actriz tuvo un tinte crítico y transparente y emocional, alejado de la épica política y el triunfalismo americano y cercano a esa perspectiva que han sostenido durante el último siglo algunos filósofos, políticos y pensadores como el profesor e historiador Howard Zinn (Nueva York, 1919 - California, 2010); cuyo libro La otra historia de los Estados Unidos supuso un terremoto en la forma de mirar hacia el pasado y colocó a la Constitución como un arma para servir a los poderosos, es decir, a los hombres blancos, alejada de toda perfección y falta de justicia e igualdad real.

En ese sentido arguyó Milano, que habló del texto fundacional como un un traje a medida para esos mismos hombres blancos: "La mayoría de las personas ni siquiera se dan cuenta de que este país, que dice ser el mejor país del mundo, y este documento, que afirma garantizar la equidad de todos los que viven aquí, no extiende esa garantía a las mujeres". Más de 160 millones de mujeres que, según la actriz, no conseguirán caminar hacia delante hasta que el documento fundacional recoja que deben tener los mismos derechos que los hombres, "en los Estados Unidos y en todos los lugares sujetos a su jurisdicción". Aquellas palabras de Alice Paul en 1923 son hoy las de Alyssa Milano. Y confía en que pronto no sean las de nadie más: "Nos defendemos las unas a las otras. Estamos marchando por las calles. Nos postulamos para cargos más que nunca. Somos quienes tienen la llave del cambio. Y vosotras y yo somos afortunadas de ser las que están viviendo esta nueva era. Pero con eso viene la responsabilidad de garantizar que este momento cumpla con su promesa". La igualdad, por fin.

Cronología de ratificaciones

Hawái, 22 de marzo de 1972.

New Hampshire, 23 de marzo de1972.

Delaware, 23 de marzo de1972.

Iowa, 24 de marzo de 1972.

Idaho, 24 de marzo de 1972. La rescindió el 8 de febrero de 1977.

Kansas, 28 de marzo de 1972.

Nebraska, 29 de marzo de 1972. La rescindió el 15 de marzo de 1973.

Texas, 30 de marzo de 1972.

Tennessee, 4 de abril de 1972. La rescindió el 23 de abril de 1974.

Alaska, 5 de abril de 1972.

Rhode Island, 14 de abril de 1972.

Nueva Jersey, 17 de abril de 1972.

Colorado, 21 de abril de 1972.

Virginia Occidental, 22 de abril de 1972.

Wisconsin, 26 de abril de 1972.

Nueva York, 18 de mayo de 1972.

Michigan, 22 de mayo de 1972.

Maryland, 26 de mayo de 1972.

Massachusetts, 21 de junio de 1972.

Kentucky, 27 de junio de 1972. La rescindió el 20 de marzo de 1978.

Pensilvania, 26 de septiembre de 1972.

California, 13 de noviembre de 1972.

Wyoming, 26 de enero de 1973.

Dakota del Sur, 5 de febrero de 1973. La rescindió el 5 de marzo de 1979.

Oregon, 8 de febrero de 1973.

Minnesota, 8 de febrero de 1973.

Nuevo México, 28 de febrero de 1973.

Vermont, 1 de marzo de 1973.

Connecticut, 15 de marzo de 1973.

Washington, 22 de marzo de 1973.

Maine, 18 de enero de 1974.

Montana, 25 de enero de 1974.

Ohio, 7 de febrero de 1974.

Dakota del Norte, 3 de febrero de 1975.

Indiana, 24 de enero de 1977.

Nevada, 22 de marzo de 2017.

Illinois, 30 de mayo de 2018.

También hay estados que aun no han conseguido ratificar la ERA pero que, en algún momento, una de las dos cámaras la aprobó. Ocurrió en Florida, Louisiana, Missouri, Carolina del Norte, Oklahoma, Carolina del Sur y Virginia.

En otras nunca se consiguió la aprobación de ninguna cámara. Son Alabama, Arizona, Arkansas, Georgia, Misisipi y Utah.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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