No hay verano sin olor a mar… ni sabor a pescado
Una alimentación sana y equilibrada incluye el consumo de pescado con regularidad. Y la acuicultura española juega un papel clave en la nutrición del presente y del futuro. Gracias a esta actividad podemos seguir disfrutando todos de este alimento, fuente de nutrientes, de omega-3 y proteínas de gran valor biológico, preservando los recursos naturales de mares y ríos
Cuando el termómetro alcanza el rojo, cualquier estrategia es buena para combatir la ola de calor. El pescado, por su valor nutricional, bajo contenido calórico y fácil digestión, se convierte en el aliado perfecto para lidiar con el bochorno estival. Conscientes de ello, los nutricionistas recomiendan cada verano sustituir las proteínas que aporta la carne roja por las del pescado. La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), por ejemplo, aconseja tomar estos días en torno a 5-6 raciones de pescado a la semana, frente a las 3-4 semanales recomendadas por la OMS para el resto del año. El motivo de este incremento en la ingesta de pescado es evitar comer todo aquello que cuesta más digerir y que exige al organismo más energía, un esfuerzo extra que no se lleva bien con las altas temperaturas. En este sentido, los productos acuáticos aportan digestiones ligeras que se traducen en salud.
Hay razones nutricionales de peso para justificar el apodo con el que algunos investigadores del envejecimiento ya han bautizado al pescado: el santo grial de la longevidad. Ser fuente importante de proteína de alto valor biológico (contiene todos los aminoácidos esenciales), minerales (yodo, zinc, selenio, fósforo) y vitaminas (A y D), convierten a este alimento en el aliado perfecto para llegar a la tercera edad en óptimas condiciones. Pero además aportan ácidos grasos especialmente beneficiosos para nuestro organismo como los Omega3, la grasa buena que mantiene el corazón sano, protege contra los accidentes cerebrovasculares y ayuda a fortalecer las neuronas. Sin olvidar su papel más que relevante durante el embarazo y el desarrollo del feto.
Si no fuera por la acuicultura, no habría suficiente pescado para todos. Los datos lo confirman: más del 50% de los alimentos acuáticos que se consumen provienen de este sector y, en el caso concreto de algunas especies, el porcentaje alcanza el 90%
Rodaballo, lubina, dorada, trucha arcoíris, atún rojo, corvina, anguila, lenguado, esturión y muchas más especies de mar y río van a aportar esa diversidad de nutrientes tan necesaria para prevenir enfermedades. Además, acceder a estas ingestas necesarias resulta sencillo. La oferta es hoy amplia en cualquier provincia española.
Tres o más raciones por semana, gracias a la acuicultura
El océano, aunque inmenso, no puede aportar pescado de forma ilimitada para toda la población mundial. Hoy en día, con el objetivo de proteger a las especies silvestres, existe una regulación que ya limita mediante cuotas la pesca extractiva. Por ello, si no fuera por la acuicultura, no habría suficiente pescado para todos. Los datos lo confirman: más del 50% de los alimentos acuáticos que se consumen provienen de este sector y, en el caso concreto de algunas especies, el porcentaje alcanza el 90%.
Sin la acuicultura española, simplemente no podríamos adquirir (ni consumir) las raciones de pescado recomendadas por los nutricionistas. Sería un producto escaso y de lujo. Porque, además de favorecer la accesibilidad a toda la población, esta actividad ha conseguido llevar a las mesas españolas tan preciado alimento a un precio razonable. ¿Cuánto pagaríamos por él si solo estuviera disponible para nuestro consumo la mitad del pescado que hoy podemos obtener? No hay duda de que su precio sería desorbitado.
‘Agricultura’ en el agua
La acuicultura viene a ser la agricultura en el agua: el cultivo de especies acuáticas animales y vegetales, que complementa a la perfección a la pesca responsable, una actividad que está en su límite sostenible y no es suficiente para abastecer las crecientes necesidades de millones de habitantes. Se calcula que, sin acuicultura, una grandísima parte de la población ni siquiera podría comer pescado una vez por semana, algo que traería graves consecuencias de salud.
Poder disfrutar de este alimento tan nutritivo es un goce para la salud, pero también para los sentidos y es parte muy importante de lo que somos como país. Elemento esencial de la dieta mediterránea, los productos acuícolas forman parte de nuestra cultura y constituyen la seña de identidad de una alimentación tradicional y saludable que ha ayudado a la sociedad española a ser una de las poblaciones con más calidad y esperanza de vida del planeta. La acuicultura española, con su cultivo respetuoso, nos aporta alimentos de alta calidad sin dañar nuestro entorno.
Una solución con mucho futuro
Según cálculos de Naciones Unidas, en 2050 se prevé que la población mundial alcance los 10.000 millones de habitantes, y ese considerable aumento tendrá repercusión en la oferta y la demanda de comida. Para cubrir las necesidades de tantos seres humanos se necesitará producir un 70% más de alimentos de los que se generan hoy en día, un porcentaje que resulta imposible para un planeta con los recursos al límite de sus posibilidades. Todo apunta a pensar que la ganadería, la agricultura y la pesca extractiva no serán suficientes para cubrir esta gran demandad de alimentos.
La acuicultura, por el contrario, es un sector con todo el potencial para poder seguir ofreciéndonos cada vez más alimentos saludables sin dejar de ser respetuosa con las personas, el medio ambiente y los recursos naturales. La acuicultura se presenta como la solución a la hora de alimentar a las nuevas generaciones de un mundo cada vez más superpoblado. El futuro es azul.