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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Algo más que proteger a la gente del último virus

Las enfermedades no transmisibles son una de las mayores amenazas para la salud global y para la estabilidad de los sistemas sanitarios

PIXABAY
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) empezó a hacer sonar la alarma recientemente sobre un nuevo patógeno mortal llamado Enfermedad X. En realidad no existe, al menos por ahora. Es, en cambio, parte de una campaña inteligente de concienciación pública realizada por el propio organismo con el objetivo de preparar a la gente y a los Gobiernos para la amenaza que plantean las nuevas enfermedades infecciosas.

El surgimiento de nuevas enfermedades infecciosas peligrosas no es una cuestión de si van a ocurrir o no, sino de cuándo. Como deja en claro el anuncio de la OMS, necesitamos con urgencia desarrollar sistemas de salud pública más fuertes y más responsables para enfrentar las epidemias futuras.

Sin embargo, si bien los brotes de enfermedades infecciosas como el ébola, la gripe, el Zika, el SARS e, hipotéticamente, la Enfermedad X tienden a captar los titulares, la mayoría de los médicos del mundo entienden que las enfermedades no transmisibles (ENT) como la diabetes, la hipertensión y el cáncer plantean una amenaza aún mayor para la salud y la estabilidad económica. Según la Federación Mundial de Obesidad, las ENT relacionadas con la obesidad podrían costarle al mundo unos 1,2 billones de dólares por año en 2025. Eso tendrá un efecto profundamente desestabilizador en los países de ingresos bajos y medios, y podría hacer descarrilar los esfuerzos por alcanzar una seguridad sanitaria global.

Evitar ese desenlace exigirá que repensemos las inversiones en los sistemas globales de salud. Al mismo tiempo que nos preparamos para el surgimiento de la Enfermedad X, también debemos fortalecer el tipo de sistemas de atención médica de apoyo que ayudan a los pacientes a llevar vidas plenas y saludables. Con ese objetivo, prestadores de servicios médicos, organizaciones no gubernamentales, gobiernos y empresas en algunos países que corren el mayor riesgo están colaborando para desarrollar estrategias innovadoras destinadas a combatir las ENT.

Una iniciativa alentadora es Casalud. Creada por la Fundación Carlos Slim con el apoyo del Gobierno mexicano y el respaldo de evaluación de Eli Lilly and Company, Casalud utiliza un enfoque múltiple para mejorar la detección, el diagnóstico y el tratamiento de la diabetes Tipo 2. También ayuda a prevenir la enfermedad al generar conciencia sobre los principales factores de riesgo como el exceso de peso.

La diabetes plantea una amenaza especialmente grave en México, donde la urbanización y otros cambios sociales están llevando a la gente a tener estilos de vida más sedentarios y generan el incremento de enfermedades relacionadas con la obesidad. Si las tendencias actuales continúan, se espera que la cantidad de gente con esta enfermedad aumente de 11,5 a 16 millones de personas en el país —más del 10% de la población— entre 2016 y 2035.

La diabetes plantea una amenaza especialmente grave en México, donde la urbanización y otros cambios sociales están llevando a estilos de vida sedentarios

Uno de los principales desafíos que enfrentan los prestadores de servicios médicos mexicanos al abordar el problema es que mucha gente con ENT trata sus enfermedades fuera del contexto hospitalario. La mayoría de los especialistas en diabetes del país están concentrados en centros de derivación. Sin embargo, aproximadamente 30 millones de mexicanos solo tienen acceso a clínicas de atención primaria operadas por el Seguro Popular, el sistema de salud pública de México para la gente sin cobertura médica. Esto implica una brecha significativa en el tratamiento de la diabetes para un gran porcentaje de la población.

Para llenar el hueco en la atención, Casalud introdujo un programa de dispositivos móviles integrados y una educación continua para empoderar a los prestadores de atención primaria —incluidos los enfermeros y los trabajadores clínicos— para que sean más proactivos en la detección de la diabetes. El uso de tecnología móvil del programa permite a los trabajadores de la salud (y otros) medir el azúcar en sangre y otros índices vitales como parte de un control regular.

Casalud también creó un sistema de gestión de información en línea para coordinar la atención del paciente y las derivaciones, y para administrar el suministro de los medicamentos necesarios. Más importante, los planificadores de este programa, conscientes de que los prestadores de atención primaria en las clínicas solo tienen una pequeña ventana de oportunidad para educar a los pacientes a mejorar su propia calidad de atención, introdujeron tecnologías móviles para permitir un monitoreo continuo y una comunicación paciente-prestador entre una consulta y otra.

Las características tecnológicas del programa también les han facilitado la vida a los prestadores. Antes de que se introdujera el sistema móvil de gestión de inventarios, el 44% de las farmacias normalmente se quedaban sin medicamentos esenciales; ahora, ese porcentaje se redujo a solo el 15%.

La expansión del sistema Casalud en los últimos años confirma su éxito. Inicialmente lanzado en 2009 en clínicas en siete estados mexicanos, en 2015 se había extendido a clínicas en 20 estados y prestaba atención a 1,3 millones de pacientes por año. Ahora, el Gobierno mexicano lo ha incorporado a su estrategia nacional para combatir la obesidad y la diabetes.

Se debería elogiar el trabajo de la OMS por generar una mayor conciencia sobre la amenaza de nuevas enfermedades infecciosas, pero también deberíamos recordar que la seguridad de la salud global implica algo más que proteger a la gente del último virus. Significa acompañar a los pacientes a lo largo de todo el proceso de la atención, para garantizar que vivan vidas más prolongadas, saludables y productivas.

Para lograrlo, tenemos que fortalecer los sistemas actuales de salud, educar y empoderar a los trabajadores sanitarios de primera línea y maximizar las tecnologías que sirvan para ahorrar costos. Ya hemos visto los excelentes resultados de esta estrategia en México. Hoy llegó la hora de trasladarla al resto del mundo.

Amy Israel es directora de Liderazgo de Pensamiento y Políticas sobre la Salud Global en Eli Lilly.

Copyright: Project Syndicate, 2018. 

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