Casi al mismo nivel que el redoble de tambores de la 20 Century Fox o el rugir del león de la MGM, el estallido de la primera palomita y su característico olor forman parte de la antesala de una tarde de cine. Además, según numerosas publicaciones, este crujiente aperitivo parece llevar la bandera de lo saludable. Pero no se crea esas listas en las que suele aparecer como uno de los pocos snacks de los que se pueden picotear sin parar.
Hay distintas evidencias que apuntan a que las palomitas de maíz no son tan sanas como dicen. De hecho, solo se ha encontrado una manera de prepararlas que se considere saludable y aún así, hay expertos que consideran que deberíamos moderarnos al comerlas.
"Las palomitas son básicamente ricas en hidratos de carbono, aunque tienen algo de proteína y de minerales, como el magnesio o el fósforo", apunta Anabel Fernández, directora de Nutrición y Dietética del centro Koa. "Que sean saludables o no depende de cómo se hagan".
Además, su composición cambia durante la preparación. Cuando el agua del grano de maíz se calienta y estalla desde el núcleo, volteando el almidón que la recubre. Así las 350 calorías por 100 gramos que tiene el grano en seco se transforman en 500 calorías cuando vienen en una de las bolsas mencionadas. Y sus lípidos crecen hasta los 23 gramos.