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Día Mundial de la Salud
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Sanidad para todas las personas

Cada 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud para recordar que esta es un derecho, no un privilegio, y que todos tenemos la responsabilidad de defenderlo

Antoinette Sossa Epse, enfermera de un centro de salud en la ciudad beninesa de Athiémé, examina al recién nacido de Matilde Tchito bajo su atenta mirada.
Antoinette Sossa Epse, enfermera de un centro de salud en la ciudad beninesa de Athiémé, examina al recién nacido de Matilde Tchito bajo su atenta mirada.Stephan Gladieu (Banco Mundial)
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El 7 de abril de cada año se celebra el Día Mundial de la Salud, una fecha para recordar que esta es un derecho, no un privilegio, y que todas las personas tenemos la responsabilidad de actuar y defenderlo. En este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pide a los líderes mundiales que respeten los compromisos que contrajeron cuando acordaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2015 y que se comprometan a adoptar medidas concretas para promover la salud de todas las personas. Pero defender este derecho es una obligación que va más allá de la clase política. Personal sanitario, población general, sociedad civil, medios de comunicación, instituciones multilaterales, empresas... Todas tienen un papel que desempeñar.

Hoy en día, la realidad es que la inequidad es uno de los mayores problemas de salud en el planeta. La mitad de la población mundial carece de acceso a los servicios sanitarios esenciales y al menos 100 millones de personas se ven sumidas cada año en la pobreza extrema y obligadas a sobrevivir con tan solo 1,90 dólares o menos al día, porque tienen que pagar los servicios de salud de su propio bolsillo. Cada día mueren alrededor de 16.000 menores de cinco años y unas 800 mujeres por problemas que en su mayoría tienen solución. Enfermedades como la diabetes, el cáncer o patologías cardiovasculares han dejado de ser exclusivas de los países enriquecidos, y ya suponen el 68% de las muertes mundiales.

En palabras del director general de la OMS: “Nadie debería tener que elegir entre la muerte y las dificultades económicas. Nadie debería tener que elegir entre comprar medicamentos y comprar alimentos”.

Se ha determinado que la mejor estrategia para acabar con estas desigualdades es la cobertura sanitaria universal (CSU). Ello significa garantizar que todas las personas, en cualquier lugar, puedan tener acceso a servicios de salud esenciales y de calidad sin tener que pasar apuros económicos. El acceso a cuidados esenciales y de calidad y a la protección financiera no solo mejora la salud de las personas y su esperanza de vida, sino que también protege a los países de las epidemias, reduce la pobreza y el riesgo de padecer hambre, crea empleos, impulsa el crecimiento económico y promueve la igualdad de género.

Cobertura sanitaria universal: el mayor reto internacional

Conseguir que todos los países alcancen la cobertura sanitaria universal es posiblemente el mayor reto que se ha fijado la comunidad internacional en el sector salud. Según la OMS, si los países quieren alcanzar la meta de los ODS, mil millones más de personas deberán beneficiarse de ella de aquí a 2023. Esto supone que los países deben definir una estrategia clara para conseguirlo y les obliga a disponer de recursos y políticas adecuadas para alcanzar cada vez una mayor cobertura.

Conseguir que todos los países alcancen la cobertura sanitaria universal es posiblemente el mayor reto que se ha fijado la comunidad internacional en el sector salud

El informe de 2017 La salud en la cooperación al desarrollo y la acción humanitaria asegura que los resultados globales muestran grandes avances en la salud mundial, pero son muchos menos de los comprometidos. Un compromiso político no tan intenso como era necesario, una escasa financiación y participación activa de la población, la falta de un consenso sobre los mejores procesos para alcanzar los resultados, y el trabajo individual para cada meta sin tener en cuenta las interrelaciones en un mundo globalizado han sido las principales causas de no haber conseguido las metas previstas.

Para que los servicios de salud sean verdaderamente universales es necesario pasar de unos sistemas de salud concebidos en torno a las enfermedades y las instituciones, a unos sistemas de salud concebidos en torno a las personas y para ellas. Y, para ello, es imprescindible voluntad y decisión política encaminadas a lograr mayor población cubierta, mayores servicios ofertados a la sociedad y menos pago individual y más pago mancomunado.

Incluso así, no podemos olvidar que la salud de las personas no se ciñe exclusivamente al acceso al sistema sanitario y deberíamos hablar de una cobertura sanitaria universal plus donde los determinantes sociales y económicos de la salud estén contemplados, pues tienen cada vez más un mayor peso cuando se analizan los factores de la mala salud mundial. Ser pobre es un factor que determina más la salud de las personas que el tabaco y, sin embargo, no tenemos unas políticas tan decididas para acabar con la pobreza.

Las decisiones sobre la salud mundial ya no dependen solamente de la Organización Mundial de la Salud, sino que múltiples actores definen las políticas globales sanitarias. El sector privado empresarial, tanto las que están dentro del sector sanitario como fuera de él, tiene cada vez un papel más importante en la salud mundial, y no podremos realmente mejorar la salud mundial sin hacer frente a los mismos.

Es necesaria una visión holística de la salud donde la sanidad tenga su papel, pero reconociendo la relevancia de muchos otros factores

¿Cómo podemos alcanzar tal cobertura global, sin analizar los problemas de producción de vacunas y medicamentos esenciales como la penicilina benzatina que están afectando a todos los países del mundo? ¿Es parte del problema que existan oligopolios privados en la fabricación de medicamentos y vacunas y cuál debería ser el papel de las instituciones públicas en este asunto? También productos de otras empresas fuera del ámbito sanitario, como el alcohol, el tabaco o alimentos procesados, tienen un papel destacado en el crecimiento espectacular del sobrepeso, especialmente el infantil, la diabetes, o el cáncer. Algunas de estas empresas utilizan un marketing muy agresivo e intentan neutralizar el poder regulador de los Gobiernos, sobre todo de los países empobrecidos, llegando incluso a la amenaza de tomar medidas legales. Por ejemplo, el 45% de la población cuyos gobiernos han firmado el Convenio Marco de lucha contra el tabaco sigue expuesto a su mercadotecnia.

Es necesaria una visión holística de la salud donde la sanidad tenga su papel, pero reconociendo la relevancia de muchos otros factores que afectan a la salud de las poblaciones.

En 2018 se cumplen 40 años de la Declaración de Alma Ata, un hito que cambió para siempre la forma de entender la atención primaria de salud y que la puso en primera línea al considerarla la mejor forma de mejorar la salud de los pueblos.

En Medicusmundi creemos firmemente que es posible y viable lograr grandes avances partiendo de la premisa de que la mejor manera de conseguir salud para todas las personas es construir sistemas públicos de salud fuertes, que no dejen a nadie atrás. Por eso seguimos trabajando día a día para hacer realidad el derecho a la salud.

Carlos Mediano Ortiga es presidente de Medicusmundi Internacional.

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