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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Demasiado tarde en O.K.Corral

Puigdemont aclara al fin que no declaró la independencia, pero hoy se le pedía otra cosa: la vuelta al orden constitucional

El reloj de la Generalitat marca las diez, el fin del plazo que impuso Rajoy. Vídeo: últimas cartas entre Puigdemont y el Gobierno.Vídeo: Gonzalo Fuentes (Reuters). EPV
Berna G. Harbour

El president Puigdemont se ha empeñado en convertir la gestión de gobierno en una especie de peligroso duelo estilo O.K.Corral en versión cámara lenta y menos entretenida, colocando el futuro de Cataluña y España en el alambre de dos amenazas cruzadas y aparentemente equivalentes: Si tú has declarado la independencia, te aplico el 155, dice Moncloa. Si tú me aplicas el 155, declaro la independencia, dice el líder catalán. Espejo inverso y daños asegurados.

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Pero la confusión (la primera) es que Puigdemont no está en condiciones de igualdad, que no es el líder de un Estado ante las amenazas de otro, sino el presidente de una comunidad autónoma que incumple sus responsabilidades legalmente contraídas frente a las advertencias del presidente, éste sí, del Gobierno del Estado al que pertenece.

La carta de Puigdemont a Rajoy es un ejercicio de malabarismo irresponsable que prolonga el duelo, que pretende colocar la responsabilidad del futuro inmediato en manos de Rajoy cuando la tiene básicamente él solo. El presidente del Gobierno ha sido irresponsable en su dejadez ante el desafío catalán y en la falta de propuestas proactivas en un país donde los líderes autonómicos aún pueden conseguir muchas cosas en visitas a La Moncloa. Todo podía haberse hecho de otra manera y mucho mejor. Pero llegados a este punto y aunque no imaginamos a Rajoy en el papel de Gary Cooper heroico en Solo ante el peligro, Puigdemont se lo empieza a poner en bandeja. Porque el jefe de los forajidos frente a los guardianes de la ley, ahora mismo, es él.

La carta tiene cinco elementos principales:

- Falsedad: porque asume que el pueblo “decidió la independencia con un porcentaje superior al que ha permitido al Reino Unido iniciar el proceso del Brexit”. Además de que la ley del referéndum está anulada por el Constitucional, su propio texto fue violado múltiples veces al no contar con sindicatura electoral, con censo legal ni cualquiera de los procedimientos propios de una convocatoria en las urnas.

- Confusión: “La represión se ha incrementado y ha comportado la entrada en prisión” de los dos Jordis. El president que en su ley de transitoriedad ha impuesto candados importantes a la independencia judicial de su futura Cataluña ideal no es el más legitimado para atribuir al Gobierno esas detenciones. Una juez ha actuado a partir de hechos presuntamente delictivos que tendrán su recorrido judicial.

- Reconocimiento tardío de que no se declaró la independencia: “Esta suspensión continúa vigente”. Pero llega tarde. El primer plazo dado por el Gobierno hasta el lunes exigía claridad. El plazo que hoy terminaba ya no exigía esa claridad, sino la restauración del orden constitucional violado. Y no se ha producido.

- Palabras mágicas en busca de apoyos internacionales: “Si el Gobierno persiste en impedir el diálogo y continuar la represión…” El president habla a Europa en su intento de dibujar una realidad de opresión que puede empezar a ser patética para los millones de extranjeros que recorren Cataluña cada año o quienes estén informados. ¿Empezamos a llamar a las cosas por su nombre?

- Amenaza: "El Parlament podrá proceder si lo estima oportuno a votar la declaración formal de la independencia que no votó el 10 de octubre".

La Moncloa ya no tiene más remedio que actuar, a ser posible de la mano del PSOE y Ciudadanos. El contador vuelve a ponerse a 0 y la amenaza cruzada se traslada a la siguiente cuestión: Si me convocas elecciones constituyentes con declaración de independencia te las anulo, dirá Moncloa. Y si me convocas elecciones autonómicas desde Moncloa te las boicoteo, dirá Puigdemont. Creo recordar que O.K. Corral acababa mal. Muy mal.

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Sobre la firma

Berna G. Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

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