Delpozo y el éxito de la mixtura
Josep Font propone prendas luminosas y alegres a la par que minimalistas mientras Coach y Michael Kors apuestan por la diversidad en sus colecciones
La refrescante línea de Delpozo ha abierto este miércoles la última jornada de la Semana de la Moda de Nueva York. “Quería hacer una colección muy femenina, muy fluida, muy fresca” explicaba Josep Font, el director creativo de la marca, el día antes del desfile. En esta ocasión, el diseñador, que siempre trabaja a partir de dos referentes muy diferentes entre sí, ha unido las minimalistas y limpias fotografías de piscinas y nadadoras de la fotógrafa eslovaca Maria Svarbova con el apasionante universo estético y musical de Xavier Cugat. “Hace muchos años, cuando era pequeño, me hacía mucha gracia el personaje: sus mujeres, Esther Williams, la estética de los colores… Es una colección muy musical”, explicaba Font.
De esta combinación han surgido una serie de prendas luminosas, alegres y con un punto de humor. Y así, el optimismo de los musicales de Hollywood y el ritmo de la música afrocubana emerge en piezas sinuosas que el diseñador llena de movimiento a golpe de vitales estampados de colores, volantes que caen en cascada, siluetas circulares y fotogénicos tocados de rafia con la silueta Lazo. Como contrapunto, el minimalismo pide calma con los gráficos geométricos de fil coupé, salidas sosegadas blancas y en conjuntos más depurados en los que Font practica su uso magistral del color.
Una colección muy rica que se ha convertido en todo un canto a la mezcla: “Está el punto, los estampados, las aplicaciones, la calle, la sofisticación… Son referencias muy trabajadas desde el interior”, puntualizaba Font, que considera imprescindible tener una mirada abierta para poder salir de lo convencional. “Muchas veces la gente dice que mis modelos son raras, pero ¿es que acaso solo existe un tipo de belleza? Antes era impensable usar el negro y azul marino, y para mí ha sido una combinación de colores que siempre me ha fascinado”. La banda sonora corrió a cargo del grupo alternativo Helado Negro, cuyo líder, el norteamericano Roberto Carlos Lange, hijo de inmigrantes ecuatorianos y Young, Latin and proud (joven, latino y orgulloso), como reza una de sus canciones. Canta en inglés y su música tiene influencias tropicales y latinoamericanas en una buena muestra de que no existe nada más enriquecedor que el amalgama cultural.
Porque si hay algo que caracteriza la Semana de la Moda de Nueva York es, sin lugar a dudas, la diversidad y en estos días ha estado visible no solo con castings cada vez más variados a nivel racial, sino también en colecciones que reivindican libertad y dinamitan todo tipo de normas y barreras. “Pienso que es emocionante que los más jóvenes no estén siguiendo las viejas reglas, esas que decían cómo tenías que vestirte, las normas sobre el género… todo eso, incluso el significado del lujo está cambiando y realmente quiero ser partícipe de todas estas nuevas ideas”, explicaba Stuart Vevers, director creativo de Coach, el martes al terminar su desfile. El inglés rindió un homenaje al artista del grafiti Keith Haring, cuyas obras se han integrado en prendas y complementos, y al espíritu soñador y creativo de la ciudad. Un canto a la subversión de cualquier norma estilística con una colección que mezcla los vestidos de encaje y lentejuelas con las chaquetas de piel.
Justo antes del desfile de Delpozo, Michael Kors se sumaba a la conversación con una colección muy veraniega. Con la música de la cantante Sara Bareilles como telón de fondo la pasarela se llenó de estampados de palmeras, tie-dye y complementos que celebran lo artesanal en una propuesta en la que de nuevo no existen etiquetas: los vestidos de noche, por ejemplo, se visten con chanclas. “La fantasía de la comodidad incluso por la noche”, explicó Kors en la rueda de prensa previa al desfile. Tras su viaje a Bora Bora, el diseñador regresó cargado de ideas y decidió trasladar la tranquilidad de las islas a la gran ciudad con prendas que se impregnan de la actitud relajada de sarongs, kimonos y pijamas. “En este momento que todo es tan loco y volátil, soñar que podemos descansar en un sitio tranquilo es todo lo que queremos”, explicó.
Como en la temporada pasada, Kors volvió a hacer hincapié en la diversidad. “Solo falta salir a las calles de Nueva York, somos las Naciones Unidas. Aquí no existe una sola forma de mirar, sino muchas, la gente quiere sentirse representada. Para mí es lo más importante ahora, que se pueda ver en la pasarela una variedad de personas: razas, tallas, edades… Si no puedo hacer ropa para todo el mundo, no soy un buen diseñador”, dijo, e instó de forma indirecta a que las pasarelas de París y Milán tomaran ejemplo, para sentenciar: “Las reglas se han acabado”.
El rosa es el nuevo negro
En la terapia de color que ha impuesto la Semana de la Moda de Nueva York, el rosa ha sido el tono más recetado. Desde el primer día en el desfile de Tom Ford, que tiñó la pasarela de rosa empolvado y lo declinó en diferentes tonos encima de ella, hasta la última jornada, en la que Delpozo lo ha combinado con naranja y Michael Kors lo ha usado para abrir el desfile. No queda lugar a dudas que el rosa se ha convertido en el tono estrella de la moda. Pero no es nada nuevo, la pasada temporada ya hizo acto de presencia y en febrero ya buscábamos la posible relación que este color puede tener con el feminismo. "Vestir de rosa juntas es un poderoso manifiesto de que sin remordimientos todas somos femeninas y defendemos los derechos de las mujeres", explicaban las chicas del proyecto Pussyhat que tiñó de rosa las calles de todo el mundo a principios de año para protestar contra Donald Trump.
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