Nueva York impone la terapia del color
Victoria Beckham, Sander Lak y Mansur Gavriel llenan de rosas, verdes, rojos y amarillos la pasarela
Si la temporada pasada se puede recordar como una de las más reivindicativas, en esta ocasión, y a pesar de la devastación que ha causado el huracán Katia y la intensidad del huracán Irma, la industria de la moda ha preferido quedarse al margen de la actualidad, al menos en apariencia. Nadie ha sacado (todavía) en la Semana de la Moda de Nueva York pancartas exigiendo a Donald Trump medidas contra el cambio climático. En lugar de ello, los diseñadores han llenado la pasarela de color apelando al optimismo. “Solía usar mucho negro, pero me encanta vestir con color, me hace muy feliz”, explicaba Victoria Beckham después de su colorido desfile. Parece que la protesta ha dado paso a la terapia del color.
Algo en lo que es experto el holandés Sander Lak, responsable de Sies Marjan, una de esas marcas a las que toda la industria permanece atenta tras su debut hace cuatro temporadas. “Creo completamente en la terapia del color, cien por cien. Eso es lo bonito del color, que es abstracto. Crea un vínculo emocional, hace sentir cosas”, asegura. Este creador, que trabajó durante cinco años en el departamento de diseño de Dries Van Noten, escogió esta vez sus oficinas y talleres en el centro de Manhattan para hacer desfilar a sus modelos con la colección primavera-verano 2018. Lak es un diseñador intuitivo que no crea sus colecciones a partir de referencias, sino que trabaja con cartas de colores: “Quizá en este momento hay algo bonito en la luz y la alegría del color. Ya sea en la ropa, en los muebles…en aquello con lo que nos rodeamos. Porque con todo lo que está pasando, a la gente le apetecen”. En esta ocasión, Lak baja la intensidad de sus tonos para pintar sus siluetas holgadas con “amarillo post it”, “batido de arándanos” y “azul lechoso”. Y las enriquece con abrigos de pelo y chaquetas acharoladas.
Mansur Gavriel es otra firma que ha construido su ADN alrededor del uso del color. Sus diseñadoras Floriana Gavriel y Rachel Mansur encontraron un nicho de mercado con sus bolsos minimalistas de lujo asequible. Su ya famosa Bucket Bag, uno de sus superventas, se ofrece en hasta 30 colores. Este domingo presentaron en Nueva York su primera colección de ropa buscando trasladar a las prendas los valores que tantos éxitos les han reportado las bolsas. Tras una primera parte de tonos neutros más sosegada, dieron paso a abrigos, prendas de punto y vestidos de líneas depuradas teñidas de rojo vibrante, amarillo y azul pastel.
La explosión de color se hizo danza en Tome, la marca de Ryan Lobo y Ramon Martin que puso a bailar el arcoíris con el negro en una coreografía ideada por la bailarina Pam Tanowitz. De fondo, las modelos posaban con la nueva colección de la firma, que se adhirió al correctivo del color: “Esta temporada hemos deconstruido los colores del arcoíris con plisados y estampados”, explicaban los creadores en su nota. La puesta en escena era una buena metáfora de la acogida que están teniendo en el mercado los colores, que hasta la fecha en la calle se vestían con prudencia. Parece que el negro está a punto de perder su trono.
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