Los límites de la lucha contra el cáncer
La Sociedad Europea de Oncología Médica celebra su congreso anual en Madrid. Allí se presentaron los últimos tratamientos exitosos y se habló de algunos riesgos en el futuro
Hace poco más de una década, para salvarse del cáncer había que peregrinar a Houston (EE UU), al centro MD Anderson de la capital tejana. Es lo que pensó al menos la cantante Rocío Jurado, y es lo que llevaban implícitos algunos textos que recordaban cómo vivió su enfermedad hace más de veinte años otra folclórica, Lola Flores. “No había querido ser tratada en Houston”, comentaban, como si la decisión implicase fatalismo. Aunque es cierto que gran parte de los pioneros que se atrevieron a lidiar con aquella enfermedad, que parecía más una maldición, trabajaron en EE UU, el talento en la investigación y el acceso a buenos tratamientos se extendió hace tiempo por la otra ribera del Atlántico.
La semana pasada, la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) celebró en Madrid su congreso anual y sus representantes reivindicaban el incremento de su relevancia, cercana ya a la de su homóloga estadounidense, ASCO. El español Josep Tabernero, nuevo presidente de ESMO, estimaba que asistirían unos 23.000 participantes y defendía que muchas de las innovaciones presentadas en la capital española no tienen nada que envidiar a las que los oncólogos preparan para anunciar en EE UU.
El 15% de los tumores diagnosticados a hombres en España tiene relación con el alcohol frente al 10% en Europa
En los últimos días se han presentado nuevos avances en el combate de esta multitud de enfermedades que parecen más complejas cuanto más se conocen. De la quimioterapia que ofreció las primeras victorias contra algunos tumores a costa de intoxicar a los pacientes, se pasó a las terapias dirigidas y las inmunoterapias, en general con menos efectos secundarios, pero eficaces para grupos pequeños de pacientes con tipos concretos de cáncer. Cuando aparecieron aquellos fármacos se albergó la ilusión de sustituir los tratamientos más dañinos, pero como recordaba Pilar Garrido, responsable del comité de tumores torácicos de ESMO, eso no va a suceder en un futuro próximo. “Los oncólogos quieren contar con todas las herramientas a su disposición”, argumentaba. La combinación de alternativas más innovadoras y otras muy conocidas es una de las claves para avanzar desde los tratamientos más paliativos a los curativos.
En ESMO 2017, se presentaron algunas de esas combinaciones de herramientas que ayudan a detener primero algunos tumores y a prolongar después el tiempo de vida aceptable para un paciente. Uno de esos estudios es Pacific, liderado por Luis Paz-Ares, jefe de Oncología del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, y dedicado al tipo de cáncer de pulmón más frecuente, el no microcítico. Casi un tercio de los diagnósticos de estos tumores se realiza cuando ya han alcanzado el estadio tres de cuatro. El tratamiento habitual consiste en una combinación de radioterapia y quimioterapia que logra una supervivencia media sin recaídas de ocho meses. Cinco años después del diagnóstico, solo el 15% de los enfermos sigue vivo.
El nuevo enfoque añade a la quimioterapia a la radioterapia durvalumab, un medicamento inmunoterápico de la farmacéutica AstraZeneca aprobado para el cáncer de vejiga. En la presentación del trabajo, que se ha publicado en la revista New England Journal of Medicine, se muestra cómo la mediana de supervivencia para los participantes en el ensayo, pacientes de 235 centros de 26 países, alcanzó los 16,8 meses frente a los 5,6 de un grupo de enfermos que recibió placebo.
Estas nuevas combinaciones están muy lejos de suponer una cura, pero han multiplicado la supervivencia de algunos tipos de cáncer que hasta hace muy poco significaban la muerte en pocos meses. En ESMO también se presentaron nuevos avances contra tumores como el de mama, uno en los que más progresos han conseguido. El ensayo Monarch 3 mostró que el abemacilclib, un fármaco de Lilly, reduce el riesgo de progresión de la enfermedad un 46% en una variante particular en mujeres posmenopáusicas cuando se añade a la terapia hormonal.
Los precios de los fármacos innovadores amenazan con hacer insostenibles muchos tratamientos
Estos fueron algunos de los nuevos tratamientos que pueden mejorar el pronóstico de algunos enfermos de cáncer. No obstante, como recordó Josep Tabernero, los fármacos no son la única vía para combatir la enfermedad. El número de casos de cáncer seguirá aumentando al menos hasta 2025 por el envejecimiento de la población, pero también por la persistencia de hábitos que favorecen la aparición de tumores. El presidente de ESMO resaltó la importancia de cambios en el estilo de vida como “dejar de fumar, reducir la ingesta de alcohol, llevar una dieta equilibrada baja en carne roja, hacer ejercicio y evitar la exposición a sustancias que sabemos que son carcinogénicas”.
Los hábitos importan mucho. Un estudio reciente mostraba que los europeos multiplican sus probabilidades de sufrir un cáncer por el elevado consumo de alcohol. En España, la situación es incluso peor: el 15% de los tumores diagnosticados a los hombres tienen relación con el alcohol, frente al 10% de la media comunitaria.
Además de cambiar las costumbres de la población, para seguir ganando terreno al cáncer, también se tendrá que avanzar en técnicas de diagnóstico precoz para tumores con bajos niveles de supervivencia, como el de páncreas. La biopsia líquida es una de las opciones para lograrlo que se han perfeccionado en los últimos años. Desde el punto de vista de la organización, Martín recalcó la importancia de que el cáncer se trate en hospitales con el conocimiento necesario y un comité multidisciplinar. En una entrevista reciente, el presidente de la SEOM afirmaba que tratar un cáncer grave en un hospital pequeño es “una aberración”.
Por último, los organizadores del congreso llamaron la atención sobre un riesgo que amenaza el acceso universal a los mejores tratamientos. Por un lado, explicó Tabernero, existen medicamentos esenciales que, al haber perdido la patente, ya no resultan interesantes económicamente para las farmacéuticas que dejan de producirlos en favor de los más innovadores. “ESMO ha realizado un informe para evaluar la frecuencia de esta falta de medicamentos esenciales y se la ha elevado al Parlamento Europeo para que se busquen soluciones”, señaló Tabernero. “Queremos que se llegue a acuerdos justos con las empresas farmacéuticas, con acuerdos a más largo plazo, para que tengan beneficios y puedan producir esos medicamentos”, añadió. En una línea similar, se quiere evaluar el coste de los fármacos más innovadores, que amenazan con hacer insostenible el sistema sanitario por su precio desorbitado y en ocasiones injustificado. En ese terreno se jugará buena parte del futuro de un acceso equitativo para que afrontar el cáncer con garantías no solo esté al alcance de los que lo pueden pagar.
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