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Columna
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Estabilidad

El acuerdo pone en evidencia que el PNV no contempla una ruptura con el Estado

Josep Ramoneda
Rajoy durante el debate de los Presupuestos Generales del Estado en el Congreso de los Diputados
Rajoy durante el debate de los Presupuestos Generales del Estado en el Congreso de los DiputadosSERGIO PEREZ (REUTERS)

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La estabilidad política es uno de los mitos ideológicos del momento precisamente cuando la locura nihilista de los años previos a la crisis y los intentos de embridar sus consecuencias han desestabilizado seriamente a la sociedad. “No hay vida viable sin proyección de futuro, sin promesa de maduración y de progreso”, escribía Albert Camus. Y a falta de proyectos políticos, la estabilidad –es decir, la conservación del status quo- se convierte en horizonte absoluto.

Acorralado por los casos de corrupción, que le rodean por los cuatro puntos cardinales, el PP empieza a pagar las consecuencias de la filosofía que inspira a su presidente: “ya escampará el temporal”. Y cada vez hay menos dudas en la opinión pública sobre su desidia ante la corrupción. Si Rajoy sospechaba de Ignacio González, ¿por qué no intervino? ¿A qué viene el ruido de fiscales? ¿Se trata de embridar a la Fiscalía para que escampen los nubarrones? Las preguntas cada vez cercan más al propio presidente. ¿Llegará la definitiva?

Con el PP sobre la mesa de disección por la corrupción, con el sistema bipartidista quebrado y con la fronda social y la independentista transformadas en proyectos políticos, Rajoy sabe que su estabilidad pende de dos factores: la incertidumbre europea que le ha convertido en el último valido de Angela Merkel, que ve como se le escapan Gran Bretaña y Francia; y la fragilidad de sus adversarios políticos, con el PSOE abierto en canal por la crisis de la socialdemocracia europea engullida por la quimera neoliberal, con Podemos que no acaba de dar el paso a la edad adulta (más pendiente de jugar a la política que de hacer política) y con Ciudadanos dubitativo, esperando a saber si su futuro es como recambio o como complemento de la derecha. La debilidad de los demás es la estabilidad de Rajoy, porque viven más pendientes de que el vecino no les adelante que de combatir las políticas del presidente. Y así es imposible, por ejemplo, encontrar un candidato para una moción de censura que la burbuja de la corrupción justificaría por completo, porque si hay un factor objetivo de inestabilidad es el inmovilismo del Gobierno ante esta cuestión.

Si hay un factor objetivo de inestabilidad es el inmovilismo del Gobierno ante la corrupción

En estas circunstancias, Rajoy busca aliados para los presupuestos para poder proclamar la estabilidad que no tiene y permitir así la continuidad de un Gobierno en minoría con la capacidad legislativa muy mermada. El PNV, modelo de partido conservador (referentes culturales tradicionales muy asentados, sólida implantación en las zonas templadas de la sociedad vasca, y prioridad a la cuenta de resultados), sabedor de la debilidad de Rajoy, no ha podido reprimir la satisfacción por el negocio concretado: “quince años de paz fiscal”, ha proclamado el portavoz del Gobierno vasco Erkoreka. Expresión que contiene un mensaje indirecto: el PNV no contempla a medio plazo la ruptura con el Estado. Es su aportación a la estabilidad.

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