‘Pulpitos solidarios’ para que los bebés prematuros mejoren
La labor terapéutica del peluche es que tranquiliza a los prematuros, mejora su respiración y su tasa de oxígeno en sangre. La iniciativa danesa llega a España
Todo empezó con el padre de una niña prematura, nacida por cesárea de emergencia, que en las Navidades de 2012 escribió un correo electrónico a Josefine Hagen Solgaard, bloguera y tejedora de Dinamarca: “Las enfermeras nos han dicho que le convendría un pulpo de croché como peluche, porque ella todavía cree que está en el vientre de su madre y los tentáculos del pulpo le recordarían al cordón umbilical. Mi pregunta es si podría comprar sus pulpitos de croché en alguna parte o si sabe dónde comprar algo parecido”.
A Josefine le faltó tiempo para coger sus agujas y algodón en hilo para tejer este pulpito terapéutico y enviarlo desinteresadamente al hospital. Fue el primero de otros168 pulpitos que llegaron al área de Neonatología. Así surgió The Danish Octo Project, un movimiento solidario de tejedoras que abastece a 17 hospitales de Dinamarca y Groenlandia desde 2013 ─-con más de 22000 pulpitos entregados desde entonces─ y que se está extendiendo a otros países y hospitales de todo el mundo.
Desde el mes pasado, la iniciativa del croché solidario también ha llegado a las manos y agujas anónimas en España, que se coordina a través de grupos de Facebook, como el Proyecto Abraza Tu Pulpo (que ya ha entregado 20 pulpitos al servicio de neonatos del Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, Madrid) o los Pulpitos Solidarios de Marcos, que inició la madre de un pequeño prematuro en el Hospital de Salamanca.
Objetivo: 29.000 pulpitos
La asociación Pulpitos Solidarios (Octopus for a preemie) intenta coordinar a tejedoras de todas las comunidades, siguiendo las estrictas pautas y el asesoramiento de los pioneros daneses. Una iniciativa que puso en marcha Lorena Crespo, con ayuda de su pareja, a tan solo cinco días de ser padres. “Empezamos en febrero a ver las noticias de los pulpitos de Dinamarca en redes sociales y ahí comentamos que sería bonito hacer algo similar en España, pero nadie daba el paso para coordinar todo. Así que lo dimos nosotros, a cinco días de salir de cuentas… Coordinar todo esto con un bebé recién nacido ha sido de locos. Estaba en la sala de dilatación y atendiendo llamadas de otras mujeres con dudas relativas a los pulpitos, al hilo o las medidas. Pero merecía la pena el esfuerzo porque los enfermeros nos dicen que tocar estos tentáculos tranquiliza a los prematuros, mejora su respiración y su tasa de oxígeno en sangre, e incluso evitan que se quiten los cables”, explica con una sonrisa.
Según la Sociedad Española de Neonatología (SENeo), en España nacen 29.000 prematuros anualmente, que significa en 75% de los ingresos hospitalarios en neonatos. Los destinatarios de estos peluches son prematuros por debajo de las 32 semanas o de un kilo y medio de peso, porque en ellos se ha comprobado el beneficio de esta terapia. Así que, aunque no sean necesarios los 29.000 pulpitos por cada prematuro, porque también habrá nacimientos de más de 32 semanas, el colectivo de tejedoras hace un llamamiento a todo el que tenga tiempo y conocimientos para elaborar estos peluches. Incluso, para quienes no saben, se están abriendo talleres gratuitos que enseñan a tejer octópodos.
“La ventaja principal que presentan estos pulpitos, aparte del movimiento solidario que da visibilidad a los prematuros, es que permite la interacción de los bebés con las patitas en forma de espiral, enredan los dedos, lo sujetan… de esta forma se van estimulando como harían con el cordón umbilical. El hecho de que estén esterilizados y no tengan olor sintético también es muy beneficioso. La técnica de cuidados NIDCAP en prematuros tiende a eso, a humanizar las áreas neonatales, con entornos más amigables que respeten las necesidades del prematuro, con las menores manipulaciones posibles y crear un ambiente silencioso, con poca luz, lo más parecido posible al útero materno. En ese sentido, las patitas en espiral de los pulpos nos ayudan mucho más a crear ese entorno amigable para el bebé”, afirma Miquel Ramón, doctor de Neonatología del Hospital Universitario Dexeus de Barcelona, que recibió este pasado martes su primera entrega de peluches de ganchillo.
Otros ocho hospitales españoles ya se han puesto en contacto con la asociación de Pulpitos Solidarios y están a la espera de que aumente la producción de peluches, que sigue siendo altruista. “Se trata de un movimiento solidario: no tendría ningún sentido cobrar por estos pulpos para los prematuros. De un ovillo de hilo de un euro y medio podemos tejer dos pulpitos. Se han visto casos de picaresca que pretenden venderlos a más de 20 euros, pero queremos remarcar que esto no se debería vender porque es una iniciativa solidaria”, explica Crespo.
Estefanía Villegas es otra voluntaria del movimiento tejedor, que trabaja en el Hospital de Torrelodones de Madrid. Además de sus conocimientos de croché también aporta su tiempo para testar tipos de algodón y asesorar al resto de voluntarias sobre qué hilos son desaconsejables o cuáles resisten mejor las pruebas. “Todos los pulpos deben ser exactamente iguales en cuanto a los materiales y las medidas, para cumplir con la normativa europea. Por ejemplo, el pulpo tiene que ser tejido con un tipo de algodón premium, que no destiña ni se deshilache, y no puede tener piezas que se desprendan como botones. La cabeza debe medir de seis a nueve centímetros, los tentáculos no deben de medir más de 22 centímetros y el relleno debe de ser fibra hipoalergénica que soporte lavados a 60 grados”, describe.
Los cefalópodos de ganchillo de todo el país son centralizados y enviados a Lorena Crespo, que los mide, comprueba que no lleven botones ni se salga el relleno, los lava a altísima temperatura y los envía empaquetados con una tarjeta reconfortante que explica el proyecto a los padres de los bebés. “Estamos creando una red de negocios solidarios que recogen los pulpitos y cuando tienen muchos nos los envían, para evitar los gastos de envío a quienes los han tejido”, explica Crespo. “Los hemos centralizado en mi casa para cumplir las normas de calidad y asegurarnos de enviar solo los peluches válidos a los hospitales. Y si algún pulpo no cumple algún requisito, no cae en saco roto. Los enviamos a las áreas de Oncología Infantil, que aunque no se beneficien del aspecto terapéutico de los tentáculos, siempre les puede alegrar el día encontrarse un peluche que alguien ha tejido con su mejor intención”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.