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Mercedes Milá sabrá mucho de ‘Gran Hermano’, pero no tiene ni idea de nutrición

Las declaraciones de la presentadora en el programa 'Chester in love', analizadas por los científicos a los que ella ignora

Si algo juega en contra de los argumentos científicos es que su comprensión requiere de cierto esfuerzo. Para la presentadora Mercedes Milá, como ella mismo dijo en esta entrevista de Cadena SER hace unos años, lo mejor del libro La enzima peligrosa (Aguilar) es que no se pierde en explicaciones complicadas y resulta comprensible para todo el mundo. Esto último, que podría ser una bondad de la buena divulgación, es una piedra en el zapato de la información cuando lo que parece explicar está vacío de contenido. Las teorías que propone en este libro el médico japonés Hiromi Shinya son, a ojos del bioquímico J.M. Mulet, "una burrada".

Milá, responsable en parte del éxito de la obra en España, tuvo la oportunidad de debatir sus argumentos con este experto en el programa de la cadena Cuatro, Chester in love, al que había sido invitada. En un primer momento, fue Mulet el que negó rotundamente (recordemos que es bioquímico y que gran parte de su trabajo, como dice en su blog, es tratar con estas moléculas) la existencia de una enzima madre de la que nacen el resto de enzimas responsables de las funciones vitales, como propone el libro. Según este experto, son proteínas que, en el caso de ser ingeridas (aunque explica que solo podría ser posible al comer un alimento directamente de su árbol, sin cortar), al llegar a nuestro estómago "se rompen a cachitos como cualquier otra proteína" y no tendrían ninguna validez para nuestro organismo.

El dietista-nutricionista Juan Revenga también critica ferozmente este libro en su blog El nutricionista de la general: "No hay tal enzima prodigiosa, el bueno de Hiromi (su autor) lo reconoce, solo se la imagina, sospecha de su existencia y le atribuye propiedades que a la luz de la medicina actual solo pueden ser consideradas de milagrosas. Cualquier niño en sus últimos cursos de primaria con los más elementales conocimientos de biología podría (debería) echar por tierra los argumentos de este libro. Lamentables en boca de un señor que ejerce la medicina". Pero ante la abrumadora disertación del especialista en el programa de televisión, la respuesta de la presentadora fue un elocuente: "Usted está gordo".

Más allá de la descalificación de quien no sabe argumentar, detrás de este insulto se esconde un reproche: una persona con sobrepeso no puede dar lecciones de nutrición. ¿Tiene esto algún sentido? "Definitivamente, no. ¿Pensaría igual si pidiéramos consejo a un oncólogo que padezca al mismo tiempo cáncer, o a un urólogo que tenga piedras en el riñón?. La pregunta transmite un gran desconocimiento sobre las causas de la obesidad, que en gran medida no depende del control del paciente. Así que, por supuesto que se pueden recibir muy buenos consejos sobre nutrición por parte de una persona con sobrepeso, puede ser un magnífico profesional aunque los estereotipos que tengamos en la cabeza nos den por creer que esa persona no esté autorizada para hacerlo. Es una injusticia y una discriminación transmitir ese tipo de mensajes", opina Juan Revenga.

Algunas de las verdades que ha seguido a pie juntillas la presentadora beben de mitos clásicos de la alimentación, otros son deliberadamente confusos y algunos, explicados con una absoluta falta de rigor, son en realidad buenos consejos alimenticios entendidos de manera errada. En el programa, le dio tiempo a demonizar el consumo de lácteos y de zumos y animó al bioquímico a desayunar frutas. Analizamos qué tienen de cierto estas afirmaciones.

"Hay que desterrar los lácteos de la dieta"

En este artículo de BUENAVIDA se explican una a una las leyendas urbanas asociadas a los lácteos. En cuanto a su relación con los mocos o los resfriados, la ciencia lo desmiente por completo. Tampoco es cierto que favorezca la osteoporosis ni hay evidencia sobre si obstaculiza o favorece el desarrollo del cáncer: “Estos valores tan ajustados no deberían utilizarse para hacer recomendaciones demasiado radicales ni excluyentes”, contaba Luis Jiménez, químico y autor del libro Lo que dice la ciencia para adelgazar.

Sus grasas, por otra parte, no han demostrado ser perjudiciales, pese a que sean saturadas. Como explica en su blog el nutricionista Juan Revenga, aunque durante un tiempo se pensó que todas las grasas saturadas eran malas, nuevos estudios están mostrando que no se puede generalizar y que las lácteas pueden ser incluso beneficiosas para la salud. En cuanto a otra de las historias que oímos frecuentemente, que los lácteos están contaminados por antibióticos y hormonas, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), todos los alimentos se someten a exhaustivos controles periódicos. En el de 2014, solo el 0,09% de la leche analizada presentó una cantidad de antibióticos por encima de los límites que establece la legislación.

Y aunque tampoco es un alimento imprescindible (ninguno lo es), lo cierto es que solo le sienta mal a quienes padecen una alergia o una intolerancia. Si no está en ese grupo y le gustan los lácteos, disfrute. Milá lo hace: en la misma entrevista de la Cadena SER en la que demoniza los lácteos, cuenta que el café lo prefiere con un poco de leche condensada.

"Hay que desayunar fruta"

Hay miles de mitos que tienen que ver con el desayuno. En una entrevista hecha por BUENAVIDA, el nutricionista Aitor Sánchez, autor del libro (y del blog homónimo) Mi dieta cojea, afirmaba que la única fórmula mágica del desayuno es comer saludable, da igual lo que sea. Incluso consideraba una buena opción la primera comida del día de los británicos: legumbres, tomate y huevo (sin beicon ni salchichas). "En numerosas ocasiones se han oído críticas al desayuno británico, [...] mientras que aquí desayunábamos azúcar en cucharadas o en forma de dinosaurios. Si quieres tomar esas versiones de lácteo, fruta y cereal, puedes hacerte una tostada con tomate, una tostada con un aguacate, un bol con yogur natural sin azucarar, nueces y un plátano partido".

La fruta, sin embargo, es esencial en una dieta equilibrada y la presentadora también increpó a Mulet por desayunar un zumo de naranja. En este caso, aunque no sabemos si esa era su intención, Milá tenía algo de razón: una fruta es mejor que un zumo. Para empezar, por su contenido de azúcar: “La sacarosa de la fruta resulta más sana por las circunstancias que la rodean”, explicaba en este artículo de BUENAVIDA Rosa María Ortega, catedrática del Departamento de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense. “Cuando se come un plátano se ingieren además otras sustancias y nutrientes como fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes beneficiosos para la salud”.

Algo que se perdería, por ejemplo, cuando esa misma fruta la tomamos licuada. Aitor Sánchez explicaba en un post: “Al exprimir un zumo y no consumir toda su pulpa, perdemos una importante proporción de vitaminas y minerales, pero fundamentalmente de fibra, este contenido es crucial en la respuesta insulínica que se produce, ya que no se absorbe con la misma velocidad el azúcar de una fruta que el de un zumo”. La fibra contenida en un zumo es de: "0,25 gramos frente a los 25 que se recomiendan diariamente". Pero en caso de comer un par de naranjas, "estaríamos consumiendo el 26,24% (6,4 g) de la cantidad recomendada", aseguraba nutricionista y directora técnica del Grupo NC Salud.

Pero, como le pregunta Mulet a Milá en el programa: "¿Por qué para recomendar tomar fruta hace falta inventarse una enzima que no existe?". A lo que ella responde: "Bueno, da igual".

"Hay que beber agua ionizada"

Entre todo el catálogo de sinsentidos de este libro que no aparecieron en el programa de Cuatro, una de las premisas que más defiende Mercedes Milá es que se debe beber agua tratada con electricidad (ionizada) para regular la acidez de nuestro organismo, pues el médico considera que esta es una de las claves para combatir el cáncer. Sin embargo, por más que el médico japonés recomiende regular nuestro pH con agua, es algo poco realista: “El pH de la sangre se mantiene en unos límites muy estrechos y nuestro organismo tiene sistemas de regulación del equilibrio ácido-base para que no se produzca ni acidosis (pH menor de 7,35) ni alcalosis (pH superior a 7,45), porque que ocurriera supondría una importante amenaza para la salud humana”, explicaba la endocrinóloga Nieves Palacios, del Centro de Medicina del Deporte de la Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte (AEPSAD).

Por si no fuera poco, para hacer afirmaciones tan peliagudas como esta, el médico no se remite a ninguna fuente: "El principal argumento que apoya todas las afirmaciones que expresa en el libro es que él es un prestigioso médico (lo repite constantemente como argumento de autoridad) y que todo se basa en sus observaciones. No hay experimentos, no hay datos, no hay confirmaciones como cabría esperarse de un texto científico, solamente un 'esto es así porque te lo digo yo que soy muy bueno", dice Mulet. "Y por mucho que este señor diga que es médico, la mayor parte de las afirmaciones que hacen van más allá de la ciencia. Este hombre no es quien dice ser en el prólogo, donde figura como profesor de cirugía en el Hospital Albert Einstein de Nueva York. Nadie ha confirmado que esté trabajando en ese hospital. La publicación fue flor de un día en 2013, pero si hubiera sido tan maravilloso, entonces todo el mundo estaría bien y nadie tendría cáncer", añade Revenga.

Ya han pasado algunos años desde que la presentadora pusiera de moda este libro y, desde entonces, en más de una ocasión, ha dicho "sentirse estupenda y llena de energía" por combinar La enzima prodigiosa con hacer ejercicio. Como decía el bioquímico, no hace falta revestir los hábitos saludables de terminología errónea para darles valor. El ejercicio y prestar atención a la alimentación es lo que pueden hacer que la presentadora, y cualquiera que la imite, se sienta mucho mejor. Y no una enzima que no existe.

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