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Hermanos mayores: seréis más listos y más altos, pero también los ‘pupas’

La probada superioridad intelectual de los primogénticos podría verse compensada con peor salud. No se puede tener todo…

¿Es usted el primogénito (o la primogénita, tanto da)? Enhorabuena. Si sus padres son nobles, heredará el título. También lleva muchas papeletas para ser más listo que el resto de sus hermanos, según un estudio de la Universidad de Leipzig (Alemania). Pero no se emocione demasiado, que hay un reverso tenebroso: numerosos estudios científicos que apuntan a que los hijos mayores tienen peor salud que el resto de la prole.

El último lo firma la profesora Sandra Black, de la Universidad de Texas (EE UU). Esta experta en socioeconomía y que formó parte del gabinete de asesores del ex presidente Obama, ha analizado la salud de 400.000 noruegos durante 25 años. Y esta es su conclusión: los primogénitos son bastante más pupas. Por ejemplo, tienen un 7% más de posibilidades de desarrollar hipertensión que el quinto hermano. El dato no es nuevo. Expertos neozelandeses ya habían comprobado que en los primogénitos es mayor tanto la presión sistólica (+5 mmHg) como la diastólica (+4 mmHg), unos registros similares a las diferencias que podría haber entre un niño en su normopeso y otro obeso. Y esto, ¿a son de qué? Ellos no apuntaban las posibles causas, pero sí las consecuencias: la naturaleza les regala bonos para tener complicaciones coronarias en la edad adulta. Black sí se lanza a la piscina y los justifica por el estrés de ser los mejores en el colegio y de triunfar en su carrera profesional para agradar a los padres.

Pero hay datos aún más inquietantes. Los mayores son ligeramente más altos, algo que ya habían constatado en un estudio con 26.812 hermanas suecas: las mayores miden 1,2 cm que las segundas hermanas. Y pueden sacarle hasta 2 cm a la tercera en la lista sucesoria. En su contra, tienen un mayor nivel de triglicéridos y hasta un 4% más de posibilidades ser obesos de mayores. La causa es desconocida y pese a que Black lo atribuye a que las madres dedican de media dos semanas más a dar el pecho al mayor, pediatras como Alfonso Delgado Rubio, director del Departamento de Pediatría de HM Hospitales lo desmiente: “Muchos estudios señalan que la lactancia materna previene el sobrepeso y la obesidad. La leche materna es el alimento óptimo para un niño en los seis primeros meses de vida, aunque a partir del cuarto mes se debe iniciar la alimentación complementaria. De modo que es rotundamente falso que la lactancia materna sea un factor de riesgo de sobrepeso y de obesidad”.

Cada vez hay más primogénitos

Aventurar el porvenir de los hermanos mayores se ha convertido en lugar común de muchos estudios. “Con la tasa de natalidad cayendo en todo el mundo, cada vez hay más hogares con hijos únicos (primogénitos a la fuerza). Cualquier dato adverso de su salud afectará cada vez a más gente”, expone un artículo publicado en Future Cardiology. Y la verdad, la cosa no pinta bien. De entrada, aunque los que inauguran la saga serán más altos, tendrán menor peso al nacer. “Es un hecho estadísticamente constatado también en España pero no tiene una clara explicación”, sugiere el doctor Delgado. En otro artículo publicado en el American Journal of Epidemiology varios estudiosos británicos y brasileños sí le ponen el cascabel al gato: la causa de que los mayores nazcan hasta con 250 gramos menos que sus hermanos se debe a una peor placentación. Afortunadamente para el género humano esto se subsana en los siguiente embarazos (de haberlos). A renglón seguido apuntan que el daño ya está hecho: serán más propensos a desarrollar resistencia a la insulina, a la diabetes melitus tipo 2, a patologías cardiovasculares y al cáncer.

Ante este panorama casi apocalíptico los pediatras llaman a la calma. Una cosa es tener más probabilidades y otra que suceda. “La sociedad actual tiene mejor calidad de vida que nunca en la historia, como lo prueba la esperanza de vida al nacer que casi duplica la que había al inicio del siglo XX. Sí debemos prevenir el sobrepeso y la obesidad que se asocian al síndrome metabólico. Porque la obesidad es la gran epidemia del siglo XXI, la madre de todas las enfermedades”, concluye el doctor Delgado. Llegados a este punto, el cardiólogo Valentín Fuster apela a la responsabilidad de los padres para inculcar hábitos saludables de sus vástagos: “Entre los 3 y los 10-12 años son muy flexibles e interiorizan muy bien por qué deben comer bien o por qué es muy recomendable hacer deporte. A partir de ahí, como adopten malas pautas, costará más reconducirlos. Y de cómo se comporte uno en las primeras décadas de la vida dependerá la salud en los últimos años”.

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