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CLAVES
Columna
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Julio de 2008

El descenso de la renta disponible y el aumento de la desigualdad han incrementado la población en riesgo de pobreza y exclusión social

Sandra León
El presidente José Luis Rodríguez Zapatero en su escaño del Congreso
El presidente José Luis Rodríguez Zapatero en su escaño del Congreso GORKA LEJARCEGI

Julio de 2008. En aquel momento se hablaba de desaceleración económica y el paro comenzaba a repuntar. Mariano Rajoy definía a Fabra como un ciudadano y un político ejemplar para el PP y Zapatero prometía liderar una movilización mundial contra la pobreza. La catástrofe económica estaba a la vuelta de la esquina. Sus consecuencias han sido tan profundas que el tiempo transcurrido todavía no ha dulcificado el recuerdo de esos años con un halo de nostalgia.

A pesar de ello, la valoración actual de la situación económica por parte de los ciudadanos ya está al nivel del verano de 2008. Los últimos datos publicados por el CIS muestran que la visión de la opinión pública de la economía parece regresar poco a poco a las cifras que precedieron la crisis, como si nada hubiera cambiado. Es un espejismo. Aunque los porcentajes de valoración económica sean similares a los de 2008, la economía navega en un entorno laboral y social muy distinto.

Hoy existe un nuevo sector de empleados, el de los trabajadores pobres, cuyas cifras aumentan aunque se cree empleo. La reforma laboral ha incrementado la desigualdad salarial mediante la devaluación interna. La precariedad del empleo y los bajos salarios son incapaces de mantener las cotizaciones a la Seguridad Social que son necesarias para compensar el progresivo envejecimiento de la población, por lo que el fondo de reserva de las pensiones se agota. El descenso de la renta disponible y el aumento de la desigualdad han incrementado la población en riesgo de pobreza y exclusión social.

¿Por qué entonces todos estos cambios no se reflejan en la valoración de la situación económica? En realidad sí lo hacen, pero sólo cuando se observan los datos más allá de la foto general. Así, aunque la visión de la opinión pública de la economía sea en promedio parecida a la que existía en julio de 2008, su distribución por grupos revela una brecha generacional que no existía antes de la crisis y también una mayor polarización ideológica. Son los síntomas de la fractura social que subyace bajo el descenso generalizado del pesimismo económico.  @sandraleon_

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