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Las poderosas imágenes que muestran a las niñas que pueden llegar a ser lo que quieran

“El género no debería determinar las oportunidades profesionales”, señala Chris Crisman, el fotógrafo que ha retratado a mujeres en puestos de trabajo inusuales

María Sánchez Sánchez
Sadie Samuels, pescadora de langosta en Rockport, Maine, EE UU
Sadie Samuels, pescadora de langosta en Rockport, Maine, EE UUChris Crisman Photography

El pasado mes de febrero, el fotógrafo estadounidense Chris Crisman estaba comiendo en un restaurante con unos clientes. En la charla salió a colación el trabajo de Heather Marold Thomason, propietaria de una carnicería en Filadelfia. Crisman, según ha contado después, nunca antes había conocido a una mujer que se dedicase a esa profesión, y de esa reflexión nació uno de sus últimos proyectos fotográficos: Women’s work (Trabajo de mujeres).

En él vemos a distintas féminas retratadas en sus lugares de trabajo, como taxidermistas, geólogas, pescadoras, bomberas, ganaderas… Trabajos muy reales que, sin embargo, han sido desempeñados mayoritariamente por hombres a lo largo de la historia.

"Durante la sesión de fotos en la carnicería", explica Crisman a BUENAVIDA por email, "mi productor Robert Luessen y yo, estuvimos hablando sobre las mujeres que trabajan en campos tradicionalmente masculinos. Esa conversación nos llevó a pensar que de ahí podría salir un buen proyecto".

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Heather Marold Thomarson, en su carnicería de Filadelfia
Heather Marold Thomarson, en su carnicería de FiladelfiaChris Crisman Photography

El objetivo de Crisman —padre de un niño de cuatro años y una niña de dos— era mostrar a sus hijos y a las nuevas generaciones que no deben existir barreras de género a la hora de elegir a qué queremos dedicarnos. “Me educaron para creer que podría hacer lo que quisiese cuando creciera”, recuerda el fotógrafo. “Quiero transmitirles a mis hijos el mismo mensaje y sin limitaciones. Quiero criar a mis hijos de tal forma que sepan que sus sueños no tienen límites y que tienen unos padres que los apoyarán a sumergirse en todo aquello que les apasione”.

El retrato de la carnicera fue el primero y después, poco a poco, fueron conociendo el resto de historias. “Hacíamos una sesión y de ahí surgía un sugerencia para otra persona”, señala Crisman. “Cada oportunidad que se presentaba era como que no podía dejarla pasar”.

Originario de Pensilvania —donde estudió Arte y se especializó en fotografía medioambiental—, Crisman tomó las fotografías del proyecto en su tiempo libre, ya que habitualmente trabaja como fotógrafo comercial para distintas empresas. "En algunos de los retratos pudimos emplear más tiempo y colaborar para construir la imagen. En otras ocasiones, tuvimos que hacerlo mucho más rápido porque había factores externos con los que debíamos trabajar, como en el caso de la mina de oro", explica.

Leeann Johnson, conductora de camiones, en su trabajo en la mina de oro Round Mountain
Leeann Johnson, conductora de camiones, en su trabajo en la mina de oro Round MountainChris Crisman Photography

El mensaje de Women’s work —“El género no debería determinar las oportunidades profesionales”— ha captado la atención de miles de usuarios en Facebook e Instagram. Un éxito que ha llevado a Crisman a seguir ampliando su serie con nuevas historias personales y recogerlas en el futuro en un libro. "Hemos puesto nuestro corazón en este proyecto durante los últimos 9 meses", señala Crisman, "así que no puedo estar más contento con la repercusión que ha tenido. Desde el inicio de la serie, pensaba que las imágenes tenían potencial para inspirar y unir. Es maravilloso escuchar que esos deseos se están convirtiendo en realidad".

"La tecnología no es para ti porque eres una niña"

Ese mensaje erróneo que Crisman pretende desterrar lo han recibido niñas de todo el mundo de manera directa o indirecta. Durante décadas distintas voces les han dicho qué era y qué no era apropiado para su género: qué ropa llevar, qué amigos elegir, qué carrera estudiar, a qué edad tener hijos…

El prestigioso periódico estadounidense The New York Times pidió el pasado mes de noviembre a mujeres de distintas edades que contasen sus propias experiencias al respecto. Algunas de las más significativas las agrupó con el hashtag #BecauseIWasAGirl (Porque era una niña). Jessica Mallet, de 41 años, por ejemplo, recordó para la ocasión cómo cuando tenía cuatro y jugaba cerca de su casa con otros niños, le dijeron que debía coger la figurita de la Princesa Leia porque era una niña, aunque a ella la que de verdad le gustaba era la de Chewbacca.

Otro testimonio significativo fue el de Alyssa Furukawa, que explicó que durante sus años de instituto, cuando fue nombrada co-directora del equipo de robótica del centro, uno de los chicos que se había presentado para el cargo y que no había sido elegido, le retiró la palabra durante semanas. Cuando por fin hablaron le dijo que lo había conseguido solo “porque era una chica".

El poder psicológico de los mensajes y de los gestos

En España un estudio reciente realizado por la compañía TNS y promovido por Activia revelaba que las mujeres siguen sintiendo que sus aptitudes no están lo suficientemente valoradas. “Todavía hoy en día existe un techo de cristal que impide de forma invisible el desarrollo del talento de la mujer”, explica a BuenaVida Nuria Chinchilla, directora del Centro Internacional Trabajo y Familia de IESE. Una realidad en la que siguen teniendo mucho peso los estereotipos socioculturales y el modo en que los hombres, por ejemplo, perciben el éxito y el rol de las mujeres.

La psicóloga social Amy Cuddy observó durante sus clases en la escuela de negocios de la Universidad de Harvard (EE UU) que sus alumnas chicas adoptaban, inconscientemente, posturas que les hacían parecer menos seguras y exitosas. Una actitud que no se daba entre los chicos, que siempre se expresaban a través de “posturas de poder”. Cuando estos intervenían, por ejemplo, en una discusión, se expresaban y pedían el turno de palabra sin miedo ni complejos.

La conclusión de Cuddy —que expuso después en varios trabajos y en una charla TED— es que el lenguaje corporal que utilizamos no solo ayuda a que los demás nos perciban de forma positiva, sino que también tiene una influencia directa en nuestra autoestima y en la imagen que tenemos de nosotros mismos. Un paso fundamental, para alcanzar cualquier meta que nos propongamos.

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Sobre la firma

María Sánchez Sánchez
Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense. Ha trabajado en la Cadena SER y en secciones de EL PAÍS como Verne, BuenaVida o Escaparate, además de colaborar con S Moda.

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