Ser anciano en la región más pobre de la UE
Los jubilados de la comarca búlgara de Vidin se han quedado solos. La crisis económica les sitúa al borde de la exclusión
La comarca de Vidin está situada en el noroeste de Bulgaria y ostenta el penoso título de ser la región más pobre del país más pobre de la Unión Europea. Allí la mortalidad es de las más altas del país y, la natalidad, de las más bajas. Tiene, además, una alta proporción de personas de 65 años, el 26,4%, muy superior a la cuota media del país que se sitúa en un 19,2%. La capital homónima de la región fue una de las grandes ciudades industriales del este europeo pero, con la caída del telón de acero, desapareció su mercado económico y las fábricas cerraron sus puertas paulatinamente hasta que la industria despareció de una comarca que había recibido trabajadores de todos los países comunistas. Aquí, en Vidin, los mayores que quedan viven en el olvido.
En esta región el paro ronda el 21%, un dato que no es escandaloso porque los habitantes en edad laboral bajan cada año. El que quiere trabajar sabe que tiene que irse. En este momento, de los 16.660 afortunados que tienen empleo, solo un 24% trabaja en la industria. Por eso, los descendientes de estos mayires han abandonado la ciudad en busca de trabajo y los servicios sociales y el Ayuntamiento hacen lo que pueden con los fondos que les suministra el Estado. En el centro de ayuda social donde trabaja Borislav Nikolov están desbordados. “Aceptamos muchas solicitudes que vamos atendiendo según las prioridades. Ahora estamos dando dinero a los parados para que se abastezcan de leña para el invierno, aquí son muy fríos y para las familias es impensable una calefacción moderna y no contaminante porque los precios son prohibitivos”. El carbón y la leña siguen tiñendo de gris oscuro los cielos de la ciudad durante el invierno.
El mayor problema lo encuentra el Ayuntamiento en atender las necesidades de las personas mayores. Proporcionan un servicio de comedor comunitario con 108 plazas y solo cuentan con un asilo en la zona que fue financiado por la UE. Está situado en la población de Kutovo, a 10 minutos de la ciudad de Vidin, y tiene una capacidad de 20 plazas aunque en la actualidad viven en el 26 ancianos. “Se han quedado solos”, comenta Violeta, que trabaja cuidando a los ancianos. Sus hijos tuvieron que emigrar en busca de trabajo, como tantos otros que viven en otros países. Teodosa, de 82 años, vive aquí desde hace seis, y sus tres hijos trabajan en Alemania. Paga una parte de su pensión para cubrir el coste de la plaza, el resto es costeado por el Estado.
No es nada nuevo el dato de que la población europea va envejeciendo. La crisis económica ha puesto en un primer plano las políticas sobre las pensiones en todos los países de la Unión Europea. Según un informe del Banco Mundial, se estima que para 2050 la tasa de dependencia (la cantidad de personas de 65 o más años en relación con las de 15 a 64) de la Unión Europea se doblará al 54%, habrá dos personas en edad laboral por cada una de edad avanzada.
La población activa baja, los sueldos de los trabajadores bajan y a la vez aumenta nuestra esperanza de vida. Los jubilados de hoy han cotizado durante su vida laboral sobre sueldos de ayer y su merecido estatus debe ser mantenido con las aportaciones de los trabajadores actuales. La presión sobre el gasto público se presume insostenible.
El 40% de los ancianos búlgaros vive en situación de pobreza
Si para los países punteros de la UE supone un quebranto, para los de menos recursos es una verdadera losa. Este es el caso de Bulgaria, donde el problema se acrecienta con el goteo imparable de perdida de población. Según los datos que maneja la Comisión Europea para Asuntos Económicos y Financieros, en 2060 Bulgaria habrá perdido 1,8 millones de habitantes, el 24,6% de la población. Si le sumamos el 20% que ha perdido en los últimos 25 años, y que de sus 7,5 millones de habitantes actuales uno y medio pertenecen a la tercera edad, encontramos una situación alarmante.
La causa de la despoblación es la baja natalidad derivada de la mala situación económica y la falta de trabajo y perspectivas de futuro para los jóvenes, cuya única salida pasa por emigrar a otros países. En las zonas rurales la situación es nefasta, los pueblos se vacían. Más de dos millones de búlgaros viven en el extranjero. Muchos de los emigrantes se llevan a sus padres a sus nuevos países de acogida y otros les envían dinero para ayudarles a mantenerse, pero la realidad es que el 40% de los ancianos búlgaros viven en situación de pobreza.
La pensión media es de 200 levs (unos 100 euros), la máxima no pasa de los 800 levs y la mínima es de 50 euros mensuales. A pesar de que el nivel de vida en Bulgaria es de los más bajos de la UE, estas pensiones resultan insuficientes para mantener una existencia digna y muchos jubilados deben buscar alternativas para incrementar sus ingresos. Las alternativas pasan por vender sus pisos y regresar a sus poblaciones natales donde encuentran la posibilidad de producir sus propios alimentos en pequeñas huertas o criando animales. Incluso en los últimos años se ha dado la circunstancia del aumento de decomisos de cannabis en el sur del país, en la zona fronteriza con Grecia, cultivado en pequeñas granjas de ancianos.
Las instalaciones del asilo de Kutovo son bastante austeras y, aún así, los habitantes de esta casa se saben privilegiados porque las solicitudes de entrada son muchas, pero para acceder a ellas hay que esperar a que alguno de los internos fallezca y dejen libre la plaza. En la región de Vidin existen otros dos centros con 23 y 50 plazas, y existen aproximadamente 5.700 para ancianos en 81 asilos en toda Bulgaria, según datos de la Agencia de Asistencia Social del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Cerca de tres mil solicitantes están en lista de espera.
En 2060 Bulgaria habrá perdido 1,8 millones de habitantes, el 24,6% de la población
La asistencia social se encarga de pailar las carencias de los que no consiguen un lugar en los asilos con un programa de ayuda a la calefacción, que se concede durante los cinco meses más fríos del año y con una cuota mensual de alquiler, que cubre mensualmente la totalidad de la renta a los mayores de 70 años que viven solos.
El esfuerzo de las ONG en este sector de la población es importante. El pasado año 331 personas mayores enfermas fueron atendidas en sus domicilios por Cáritas Bulgaria. Hace unos años que surgió una iniciativa popular denominada Da una cena de Navidad a un pensionista que lo necesite y, a través de miles de voluntarios auto organizados a través de las redes sociales, se recogieronn paquetes con alimentos y dinero, incluso algunos supermercados se han sumado a esta campaña lanzando descuentos para esta iniciativa.
En 2015, el Parlamento búlgaro aprobó una ley de reforma de pensiones que aumenta las distintas edades de jubilación, la tasa de cotización y el número de años de cotización necesarios para obtener una pensión. Estos cambios fueron diseñados para hacer que el programa público de pensiones de reparto sea más sostenible, reducir el déficit y lograr la estabilidad financiera del sistema.
El 15 de abril de 2016, Bulgaria presentó su Programa Nacional de Reformas a la Unión Europea. Bulgaria está actualmente sujeta al Pacto de estabilidad y crecimiento europeo y su Gobierno prevé alcanzar en 2017 el objetivo presupuestario a medio plazo, un déficit estructural del 1% del PIB. El Consejo Europeo ha recomendado al Gobierno bajar ese déficit al 0,5% para alcanzar el objetivo presupuestario para los siguientes años.
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