“La comida es básica, pero hacerla requiere electricidad”
La pobreza energética afecta a la tercera edad, ya que puede ocasionar problemas de salud
Para que el plato de comida esté encima de la mesa hace falta limpiarlo de los restos de la ingesta anterior. Y para lavarlo se necesita agua. ¿Qué servimos en ese plato? Una sopa, por ejemplo, que precisa de gas o electricidad para cocinarla. “La comida es básica, pero hacerla requiere energía”, explica el secretario general de la Federación de Organizaciones Andaluzas de Mayores (FOAM), Santos Asensio, para quien el suministro eléctrico es una necesidad primaria que se suele relegar a un segundo plano. Asensio asegura que la dificultad para hacer frente a las facturas es un problema que está aumentando en los últimos años. Y afecta en mayor medida a los ancianos, el sector más vulnerable por las consecuencias para la salud que puede ocasionarles no tener luz o agua.
Según un informe de Cruz Roja, la dificultad para mantener las condiciones de temperatura y humedad adecuadas en un hogar pueden ocasionar asma o bronquitis. “Estas condiciones constituyen uno de los factores del aumento de la mortalidad causada por enfermedades cardiovasculares y respiratorias entre personas mayores de 60 años durante los meses de invierno”, según el documento.
Isabel Páez, responsable del programa de Mayores de Cruz Roja en Málaga, se ha percatado de una situación que cada vez es más habitual en los hogares que atiende. A principios de mes suena el timbre. El hijo acude, en su desesperación, a casa de su madre, sin trabajo pero sí con muchos gastos. En un soplo se esfuman casi por completo los escasos 420 euros de la pensión de viudedad que ella cobra. Poco le queda ya para afrontar las 30 jornadas que restan, y la luz se convierte en un gasto innecesario.
El frío y la humedad permanente en un hogar pueden ocasionar asma o bronquitis
Páez asegura que en muchos casos los ancianos prefieren no encender la calefacción e intentar paliar el frío con mantas o acostarse pronto para no tener que encender la luz. Uno de los casos que recuerda es el de Juan, de 77 años, que necesitaba un tratamiento con una máquina de asistencia a la respiración enchufada a la corriente. Juan había decidido dejar el tratamiento porque no podía pagar las facturas, pero Páez y su equipo consiguieron convencerle de que no lo hiciera.
Desde Cáritas Andalucía advierten de la importancia de no esperar a que se produzca el corte de electricidad para solicitar ayuda. “Muchas veces avisan cuando ya se ha llegado a un extremo en el que es complicado poderles auxiliar", aseguran fuentes de la asociación.
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