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El estudio del ADN comenzó en una venda con pus

El libro '¿Por qué somos como somos?' explica paso a paso la secuenciación del genoma humano y por qué nos hace únicos

Todo comenzó en un vendaje quirúrgico manchado de pus. El médico suizo Johan F. Miescher aisló en 1868 una sustancia obtenida de una venda que se podía separar en dos tipos de moléculas, unas de ellas estaban constituidas por ácido desoxirribonucleico (ADN). El doctor prusiano Albrecht Kossel observó esta misma sustancia en una levadura, que, en principio, es algo muy diferente de un ser humano. Así que dedujo que seguramente se trataba del material responsable de la herencia. ¿Una anodina molécula compuesta solo por cuatro letras era la responsable de la información genética? Al ADN le costó mucho más tiempo ocupar el lugar que le correspondía. El libro ¿Por qué somos como somos?, de Gemma Rodríguez-Tarduchy Segovia y Álvaro Martínez del Pozo, explica paso a paso el genoma humano y por qué hace que cada uno seamos únicos.

No fue hasta 1944 cuando Oswald Avery, Colin McLeod y Maclyn Mccarty otorgaron al ADN su papel de honor en la constitución de los seres vivos y fue gracias a una cepa virulenta de la bacteria de la neumonía. Se dieron cuenta de que una de estas moléculas era capaces de transformar en patógena a otra sin la cepa del virus. “El ADN era el depositario del secreto de la vida”, afirman los autores del libro. Los tres científicos nunca obtuvieron el crédito merecido por su descubrimiento. No ganaron ni siquiera un premio Nobel. James Watson y Francis Crick sí lo consiguieron en 1962 gracias a su demostración de la estructura de la doble hélice del ADN.

EL PAÍS ofrece a los lectores la primera colección de divulgación con la que el lector puede realizar un completo recorrido por diferentes disciplinas, como la física, las matemáticas y la genética, entre otras. Descubrir la ciencia es una colección en la que han participado algunos de los principales expertos en sus campos y cuyos contenidos han sido coordinados por Materia, la sección de ciencia del periódico. Se compone de 40 entregas. La sexta, este domingo con EL PAÍS, es ¿Por qué somos como somos? y cuesta 9,95 euros.

Ese fue el inicio de una carrera que no ha dejado de avanzar. Una vez superados los primeros pasos, el objetivo de los investigadores se convirtió en descifrar el genoma humano, algo que se logró hace 15 años. Todo lo que se refiere al campo de la genética se mueve a menudo entre el ámbito científico y el de la ciencia ficción. Lo cierto es que la secuenciación del genoma humano revolucionó al mundo científico y creó enormes expectativas. Tal y como se explica en el libro: “Una de las mayores decepciones que inicialmente supuso la resolución de la secuencia del genoma humano fue que no se cumplieron las promesas realizadas (curación y predicción de enfermedades), es verdad que con el paso del tiempo este escenario ha ido cambiando”.

Aunque lo de crear personas de la nada está aún lejos, uno de estos avances llegó en 2012 con la técnica conocida como CRISPR (acrónimo de clustered regularly interspaced short palindromic repeats) que permite cortar y pegar partes concretas del ADN de un modo simple, con lo que se puede sustituir material genético defectuoso. Las posibilidades aumentan, pero también, como advierten los autores del libro, hay que andar con ojo: “Muchas veces la ciencia parece magia, incluso a los ojos de los propios científicos, haciendo que el público no especializado quede indefenso ante los desaprensivos que tratan de vender magia como si fuese ciencia”.

Una nueva entrega de la colección Descubrir la ciencia, ¿Por qué somos como somos?, este domingo con EL PAÍS por 9,95 euros.

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