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Nadie entiende a un gato gordo (ni siquiera su dueño)

Un felino con sobrepeso no es un devorador de comida. Solo está buscando amor. Y usted lo está cebando…

Garfield existe y usted lo conoce. Ese felino gordo, normalmente esterilizado, que ocupa la mitad de un sofá que nunca abandona y no conoce el mundo más allá del alféizar de la ventana, en el que ya no cabe. Entre un 20 y un 30% de los gatos domésticos son obesos, según el Grupo de Estudio de Medicina Felina de España (GEMFE), lo que les puede provocar problemas graves de salud, como diabetes o artrosis. Pero, además, intentar que se desprendan de esos kilos de más puede hacer que se estresen, se frustren y cambien su comportamiento hasta que se adapten a las nuevas normas.

"Esta tendencia al sobrepeso felino es habitual, porque sobrealimentamos a nuestros gatos. Malinterpretamos sus señales comunicativas y cedemos ante su insistencia de demanda de comida. En realidad, sus miaus frente al plato con cara suplicante son una llamada de atención a sus dueños, porque se aburren o porque, simplemente, lo hacen a la misma hora todos los días. No tiene por qué significar que tengan hambre", explica Marco Villén, etólogo y miembro de la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales (AVEPA).

Al igual que podemos confundir el hambre con su necesidad de mimos, podemos confundir el cambio de conducta del felino, cuando lo ponemos a dieta, con la pérdida del amor que nos profesaba. “Sus sentimientos no cambian porque modifiquemos sus hábitos alimenticios”, asegura Raquel Sierro, secretaria de la Asociación Felina Española (ASFE) y dueña de varios gatos. Lo corroboran científicos de la Universidad norteamericana de Cornell en un estudio sobre el comportamiento de 48 gatos con sobrepeso a los que se puso a dieta durante ocho semanas. Los resultados revelan que los felinos se mostraron igual o más afectuosos con sus dueños que antes de cambiar sus pautas alimentarias.

Un gato a régimen necesita un extra de atención

No obstante, los cambios de conducta en un gato al que se pone a dieta son frecuentes. Puede mostrarse distante, esquivo y obsesivo con la demanda de alimento. "Los felinos están muy apegados a sus costumbres, rutinas y rituales. Los cambios no les gustan y se pueden estresar hasta que se habitúen a las nuevas pautas". Estas modificaciones, supervisadas por un veterinario, consistirán normalmente en la introducción de un pienso con fibra que provoque sensación de saciedad. "También conviene racionar el alimento, de forma que el gato no se sienta frustrado por la sensación de vacío en el plato", explica Ignacio Arija, experto en nutrición animal y profesor de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid.

"Tendemos a sobrealimentar a nuestros gatos, malinterpretamos sus señales y cedemos ante su demanda de comida" (Marco Villén)

Si es dueño de un gato en proceso de adelgazamiento tenga en cuenta estos factores. Ayuda mucho que el animal se encuentre en un espacio en el que pueda desfogarse: si no dispone de jardín, valdrá con artilugios específicos con los que puedan trepar o afilar sus garras, así como hacerle participar en juegos y actividades que les permitan quemar calorías. "Un ejemplo es una simple caja de zapatos con unos agujeros y pienso dentro para que el gato se entretenga al intentar obtener el alimento", explica Villén. Pero, sobre todo, como recomienda Susana García, integrante del Grupo de Especialidad de Medicina Felina (GEMFE), es fundamental el cariño de sus dueños. Tras la demanda obsesiva e insistente de comida puede ocultarse la necesidad de llamar la atención: “Es recomendable distraer al gato, jugar con él para que se sienta atendido”, añade.

Las consecuencias de la obesidad para un gato pueden afectar de manera grave a su salud, pero nadie ha dicho que cambiar esta realidad sea una tarea fácil: “Si se estresan, pueden comer aún más, y si se frustran, pueden tener alguna reacción violenta, como intentar morder o arañar. Hay que estar preparado y no desanimarse”, advierte el experto en nutrición animal Ignacio Arija.

Por último, hay que aclarar que del mismo modo que un gato a dieta no dejará de querer a su dueño, uno sobrealimentado no le amará más. Solo tendrá peor salud. Y no es esto lo que usted quiere para su amigo peludo.

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