_
_
_
_
_

“Europa debería apoyar las renovables en los países africanos”

Esto no ha hecho más que empezar. A los refugiados de guerra se sumarán las migraciones provocadas por el cambio climático. Lo afirma Peter Hain, exministro británico y activista contra el 'apartheid' durante un debate organizado por Esade

Más información
BLOG: África no es un país
Todo sobre la crisis de refugiados en Europa
Big Challenges de Esade (1): Anand Giriharadas

“No piensen que la crisis de los refugiados sirios será un caso único. Esto es solo el principio, pues el crecimiento de la población, el cambio climático, la falta de comida y la sequía provocarán migraciones masivas desde el hemisferio sur hasta Europa”. Los refugiados climáticos serán uno de los principales retos del mundo en desarrollo y que los países ricos afrontarán, según Peter Hain, exministro de los gobiernos de Tony Blair y Gordon Brown. El exdirigente laborista participó durante la segunda edición del debate Big Challanges, celebrada en la sede de ESADE en Barcelona.

El político británico acudió a la cita acompañado de José M. de Areilza, profesor de la escuela de negocios y moderador de la charla. La conferencia, aunque centrada en el debate del Brexit, sirvió para que Hain, exministro para Europa, analizara la gestión comunitaria de la crisis de los refugiados. La situación actual, avisó, forzará a los Estados a elegir entre una “Europa fortaleza” y una “Europa humanitaria”. Y esta disyuntiva se hará aún más presente en el futuro, ante el choque entre el calentamiento global y las necesidades de una población creciente. “Para 2030 hará falta un 50% más de comida y agua, y la misma cantidad de energía”, avanzó.

Todo ello, teniendo en cuenta que la globalización ha proporcionado “oportunidades sin precedentes” para aquellos que quieren buscar un futuro mejor. “200 millones de personas, la misma población que la de un país como Brasil, se desplazan cada año entre países. En 1970, eran 70 millones”, recordó quien fue secretario de Estado para los Asuntos Exteriores y la Commonwealth.

La experiencia de migrar es, de hecho, una parte más en la biografía del propio exdirigente laborista, que pasó su infancia en Sudáfrica. El Gobierno del apartheid puso en prisión a sus padres por su lucha contra la segregación racial. Después de su salida de la cárcel, les impidió acceder al mercado laboral sudafricano. Por todo ello, él y su familia tuvieron que exiliarse a Reino Unido cuando este era aún adolescente. Hain les tomó el relevo en Londres, hasta el punto de liderar la campaña para boicotear la participación de las selecciones sudafricanas de Rugby y Cricket entre 1969 y 1970.

Para 2030 hará falta un 50% más de comida y agua, y la misma cantidad de energía

Hain, luchador contra la xenofobia, puso negro sobre blanco en la política británica de acogida al refugiado: “Reino Unido se ha comprometido a acoger 20.000 personas durante cinco años”. Cifra que palidece ante los 68.500 que llegaron a Francia el pasado año o el millón y medio de Alemania. Líbano, entretanto, dio abrigo a un millón, pero su población apenas roza los cinco millones. Con su rechazo a la llegada de demandantes de asilo, Hain cree que Londres busca contentar a un partido conversador cada vez más euroescéptico. La ironía es que una victoria de los partidarios del Brexit en el referéndum forzaría a Reino Unido a afrontar el problema. El acuerdo de Dublín, del que forman parte todos los estados de la Unión, obliga a Francia a detener a todo demandante de asilo que se dirija al paso de Calais: “Nuestra frontera con Francia pasaría a estar en Dover [ciudad portuaria al sur del país], y perderíamos el derecho a enviarlos de vuelta”.

Cooperar para gestionar la migración

Entretanto, el flujo de refugiados no se detendrá. Y estos no solo vendrán de Siria. Hain recuerda que un rosario de nacionalidades –afganos, eritreos, libios, liberianos, congoleses, iraquíes, somalíes, etíopes, entre otras– llaman a las puertas de Europa. ¿Cómo se podrá gestionar su llegada?

El exministro avanza dos respuestas. La primera, en una entrevista a este diario: “Al trabajar con países del norte de África como Marruecos y Mauritania [en el desarrollo de sus economías, sus Instituciones de Gobierno y el control de fronteras], el problema de los refugiados no ha sido tan importante en España como en otras partes. Y se trata de un país muy vulnerable, por su situación en el mediterráneo”. La segunda, durante la conferencia: acuerdos de cooperación como los desarrollados por el ejecutivo español pueden haber ayudado a reducir los flujos migratorios, pero “la escala de la crisis Siria [y las que vendrán] es muy superior a cualquier otro reto al que España haya tenido que hacer frente”. Por lo tanto, “el problema de los refugiados solo puede ser resuelto con soluciones europeas: con más integración [comunitaria]”. Todo un mensaje ante el referéndum británico.

El desarrollo sostenible, con renovables y sin austeridad

Otra solución pasaría por fomento del desarrollo sostenible de las economías en desarrollo, apuntó Hain. Durante la entrevista, quien fue ministro para África durante el mandato de Tony Blair señaló que “los fondos europeos de ayuda exterior” pueden fomentar el cumplimiento de este objetivo en el continente africano: “Es una cantidad gigantesca, de miles de millones de euros, y se podría usar para invertir y apoyar programas de desarrollo de las energías renovables”. Recursos no faltan, ni tampoco espacio, pues “el desierto del Sahara podría quedar cubierto por paneles solares”. El continente posee, además, abundantes fuentes de energías renovables, como la “geotermal, hidroeléctrica, eólica y de las mareas”, señaló.

La corrupción se entromete en el camino para satisfacer las necesidades de la población en África

La misión de estas políticas, avanzó Hain, sería la de ayudar a los países en desarrollo a liberarse de la dependencia de las energías fósiles. “Sudáfrica, el país de mi infancia, es ahora un gran emisor de dióxido de carbono, [porque] depende mucho del carbón. Sobre todo al parar su programa nuclear después del apartheid. Y esto es un gran problema. Todos estos países están creciendo muy rápido”, recordó. Para conseguirlo, las políticas de ayuda al desarrollo no deben basarse en la austeridad –en enfatizar la importancia de unas cuentas sin déficit–. Y el sector público debe fomentar la inversión privada. “Podemos decir a una compañía energética global, como Iberdrola o British Petroleum, que invertiremos un 20% en el desarrollo de los paneles solares y que luego sean las empresas las que los comercialicen”, explicó.

La corrupción, obstáculo en el desarrollo africano

Sin embargo, cualquier acción para fomentar el crecimiento sostenible en África topará con la necesidad de luchar contra la corrupción. Aunque no sea “un fenómeno exclusivo” del continente, recordó el exministro, esta “se entromete en el camino para satisfacer las necesidades de la población, y en el desarrollo de las infraestructuras y los recursos que hacen falta”. Un requisito fundamental para apuntalar el crecimiento de unas economías que, “partiendo de niveles muy bajos”, crecen con tasas cercanas a los dos dígitos. Por este motivo, buena parte de los programas de ayuda ya enfatizan la importancia de la lucha contra la corrupción, apuntó.

No es, sin embargo, el caso de Sudáfrica. La OCDE prevé que al fin de año su economía haya crecido un 1,51%, menos de la mitad de los registros conseguidos en 2010 y 2011. Los escándalos de corrupción minan la popularidad de su presidente, Jacob Zuma. Las marchas del sector minero, reprimidas con violencia y muerte; una tasa de desempleo superior al 25%, también. La deuda sudafricana, recuerda el exministro por África, se encuentra a un paso del bono basura. ¿Qué sucede en Sudáfrica? “Si los políticos se enriquecen a sí mismos con la corrupción, colocando a sus amigos en los puestos en lugar de hacer que el sistema funcione correctamente, es un cáncer. Es muy difícil pararlo”. “O cambia el liderazgo del Congreso Nacional Africano [partido de Gobierno] y se limpia de arriba abajo, o el país se enfrenta a un futuro muy difícil”, añadió Hain, quien aventuró que la formación gobernante podría acabar derrocada, en caso de no reformarse.

Reconstruir un país en guerra

Durante la conversación con este diario, mantenida antes del debate, el político británico también abordó el futuro de Siria. Su agricultura se encuentra seriamente dañada. Lo mismo se puede decir de infraestructuras básicas como los centros sanitarios. Ante esta situación, ¿es posible reconstruir su sociedad? Aunque Hain aseguró que “hay una gran tarea humanitaria en apoyo a los refugiados”, apuntó que la difícil resolución del conflicto complica cualquier labor de reconstrucción –“la guerra podría durar otros cinco años”, sostuvo–. “Es imprescindible que las partes contendientes dejen de lado sus diferencias y se concentren en su enemigo común, que es Isis”, concluyó.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_