La bragueta más famosa de la historia
El disco ‘Sticky Fingers’ de los Rolling Stones se reedita con motivo de su 45º aniversario
“Andy Warhol es un jodido voyeur”, le dijo Mick Jagger al fotógrafo Robert Frank cuando este filmaba a los Rolling Stones durante su gira de 1972. Entonces tal afirmación era ya un hecho tangible gracias a la portada de Sticky Fingers (1971), álbum con el que el grupo dio carpetazo a los años sesenta. Amantes del escándalo, ya habían intentado usar la foto de un retrete con pintadas para la cubierta de Beggar’s Banquet (1968), pero su discográfica se negó a publicarla. Aprovechando que para Sticky Fingers gozaban de libertad artística, añadieron sexualidad a su rebeldía. El álbum llegó a las tiendas –a las que no consideraron inmoral exhibir aquella cubierta– mostrando una anónima pelvis masculina enfundada en unos vaqueros con una cremallera real en la bragueta. Craig Braun firmaba un diseño de portada realizado a partir de una fotografía hecha por Andy Warhol.
Según dice la leyenda, en 1969 Jagger le pidió al artista ideas para una portada que acabó plasmando por su cuenta en Through the Past Darkly. Meses más tarde, ambos coincidieron en una fiesta y Warhol le contó su idea de fotografiar una entrepierna masculina en vaqueros. Así nació la que, según Jagger, es “la portada más sexy, original y divertida de todas en las que he participado”. También debió imaginar que el público daría por sentado que aquella abultada entrepierna era la suya, lo cual no era el caso. El actor Joe Dallesandro, sex symbol de la Factory warholiana gracias a películas como Flesh (1968), aseguró que se trataba de su pelvis. En un artículo firmado por David Colman para The New York Times, el periodista y entonces colaborador del artista, Glenn O’Brien, lo desmiente: “Joey no estaba por la labor, o puede que buscaran a alguien más delgado”. Apuntó que el modelo era Jed Johnson, otro acólito de Warhol, quien a su vez aclaró en el mismo texto que no, que tampoco se trataba de él, sino del maquillador Corey Tippin, cuya dotación genital era popular en aquel entorno. No obstante, todos coinciden en que la foto de otra pelvis –ésta, en calzoncillos– impresa en un cartón interior que servía para proteger al vinilo de la cremallera de la portada era de O’Brien.
Según la biografía de David Bourdon sobre Warhol, este cobró 25.000 dólares por el encargo. “Aquel disco fue número uno y yo solo recibí un poco de dinero, la próxima vez que haga algo intentaré que me den un porcentaje”. No obstante, en 1977 diseñaría otra carátula más para los Rolling Stones, la del directo Love you Live. En cuanto a Sticky Fingers, se descubrió que, a pesar de las precauciones, la cremallera dañaba igualmente al vinilo, así que salió bajada de fábrica. Censurada en España, la imagen original fue sustituida por otra no menos explícita.
En 1972, Craig Braun rodeó con unas braguitas de papel la cubierta de School’s Out, de Alice Cooper, y aunque eso también irritó a nuestra impresionable censura, no consiguió el impacto global de Sticky Fingers, una de las portadas más importantes de la historia. El próximo 9 de junio, Sticky Fingers se reedita con motivo de su 45º aniversario.
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